Los mejores discos uruguayos de 2025: la lista de lanzamientos imprescindibles y la gran sorpresa de la plena

Del primer álbum solista de Juan Campodónico al fenómeno de Luana, El País selecciona 13 discos que salieron en 2025 y confirman que la música uruguaya está encendida y en plena transformación.

Luana, Campodónico, Lu Romero
Luana, Juan Campodónico y Lucía Romero: los dueños de algunos de los mejores discos uruguayos de 2025.
Fotos: Natalia Rovira - Leonardo Mainé / El País + Alina Viera.

Hay que ver en qué lugar pone el tiempo a mucha de la música uruguaya editada en 2025. Por lo pronto, el año se cierra con una refrescante sensación de cambio, y un puñado de discos que parecen alineados detrás de una misma idea, una misma búsqueda: hacerlo lo mejor posible, elaborar discos con ambiciones serias y sin resignar ni un ápice de personalidad. Hay algo de ese espíritu que permite que en esta selección convivan figuras de proyección internacional como Juan Campodónico e históricas como Laura Canoura, con una estrella de la plena como Luana y un talento fresquísimo —Tallo— que alumbra una movida de Tacuarembó.

Algo que dice que la música uruguaya está viva, vivísima. Aquí, 13 trabajos para demostrarlo.

"Todo esto tampoco soy yo" - Juan Campodónico

En su debut solista tras más de tres décadas de carrera, Juan Campodónico entrega un disco que funciona como síntesis y declaración abierta. El título lo dice todo: Todo esto tampoco soy yo. Y, en lo que elige mostrar, sale fortalecido. El álbum reúne muchas de las aristas que lo volvieron una figura clave de la música rioplatense. En “Milo”, rapea junto a Eli Almic en una carta íntima a su hijo, sostenida por cuerdas de ADN Bajofondo y una electrónica medida. Como productor, brilla al llevar a sus invitados a zonas inesperadas: Jorge Drexler se mueve entre el candombe y un funk brasileño rabioso en “La duda”, mientras Zeballos encuentra un marco ideal en la melancólica “La distancia”. Hay guiños a Jaime Roos en “Un presentimiento”, una deliciosa celebración de la rareza en “Frik” (con Jósean Log) y un cierre emotivo con “Simplemente la belleza”, dedicado a su padre. Más que un debut, es una afirmación de identidad en permanente construcción.

"Montevideo despierta" - Niña Lobo

Hay cierta contradicción en el nuevo álbum de Niña Lobo: lo bello y lo áspero, lo delicado y lo crudo, lo esperanzador y lo partido construyendo la piel de un animal que está todo el tiempo buscándose, encontrándose, perdiéndose. Montevideo despierta muestra la versión más adulta del grupo, que ya se despojó de cierta inocencia y un pulso musical adolescente para presentarse con una sinceridad descarnada, esa que aparece cuando no hay más alternativa que mirarse al espejo. Entre arreglos minuciosos y una producción detallista que propone un abanico de climas, la incertidumbre y la contemplación de la catástrofe —“Algo tiene que terminar”, “Tormenta”— bailan con alivio en un mismo salón. La línea “Yo no soy tan especial ni la víctima de nada” resume esas complejidades.

"MVD LUV" - Juan Wauters

Después de construir una carrera internacional desde Nueva York, Juan Wauters concreta en MVD LUV una idea largamente anhelada: grabar un disco verdaderamente montevideano. Instalado nuevamente en Uruguay, el álbum se edifica sobre la mirada del que vuelve y resignifica lo propio, con admiración y deseo de reapropiación. Los candombes “Manejando por Pando”, “Aeropuerto” y “La Lucía” —los dos últimos, potenciados por un coro murguero— anclan ese gesto local, mientras canciones como “Mutuación”, “If It’s Not Luv” y “Dime amiga” suman nuevos puntos altos a su repertorio. El cierre con “Siempre vuelve” condensa la idea central (“hay tiempos para volar y perderse, y también tiempos para regresar”, canta) y convierte a MVD LUV en algo más que un homenaje a la ciudad: una celebración del paisaje sonoro de Montevideo atravesada por la experiencia del regreso y la pertenencia.

"Icónica" - Luana

Para confeccionar su primer disco, Icónica, Luana tuvo una premisa: hacer pop, y hacerlo bien. Así, la cantante se despachó con un álbum debut ambicioso que sienta sus bases en la plena uruguaya, para extenderse hacia el electropop, la balada, la cumbia, la murga, el folclore y ciertos destellos rockeros. Con arrojo y atrevimiento, Luana toma riesgos: samplea “El violín de Becho” de Alfredo Zitarrosa en un funk carioca llamado “Você”, que canta en portuñol; se anima al inglés en “Focused”, una pieza inspirada en sus grandes referentes; y convierte un poema de Juana de Ibarbourou en una balada desgarradora. A excepción de “Despecho”, firma todas las letras del proyecto, y acompaña cada tema con un videoclip con estética propia, redoblando el propósito de llevar la plena a otro nivel. Es la gran sorpresa del año.

Luana Persincula
Luana Persíncula, cantante uruguaya, haciendo ñoquis, su comida favorita.
Foto: Natalia Rovira / El País

"La mariposa monarca" - Laura Canoura

Con La mariposa monarca, Laura Canoura entrega uno de los mejores discos de su obra. Respaldada por una banda que entiende y eleva el pulso de las canciones, la artista de 68 años reformula su sonido y se acerca a un rock relajado que potencia cada matiz de su voz. El álbum se mueve entre la solidez y la sensibilidad: un entramado de guitarras que define climas, una ejecución cercana —favorecida por un proceso de grabación casi en vivo— y una narrativa que le da cohesión al conjunto. Hay versiones conmovedoras de “El mar en un andén”, “Si ya no estoy con vos” y “Calendario amarillo”, figuras invitadas como Ricardo Mollo, Lisandro Aristimuño y Nadia Larcher, y un momento especialmente luminoso junto a Luciano Supervielle en “Soltar tu mano”. El disco funciona como una síntesis madura de una artista en constante movimiento.

"Cubo del sur" de Patuco Lopez y "Criollo" de Tallo

Este año la música popular uruguaya volvió a ser un territorio fértil para la experimentación. Cubo del Sur, de Patuco López, se planta desde la celebración: un disco que revitaliza el cancionero local y dialoga con distintas capas de la tradición. Conviven ahí el pulso mateísta, el primer Jaime Roos, el candombe y el rock, con puntos altos como “Candombe azul”, coronada por el acordeón de Hugo Fattoruso, y “Hacia qué”, que parte de un poema de Idea Vilariño y se completa con una cita a Fernando Cabrera.

Desde otro lugar, pero con la misma inquietud, Tallo propone en Criollo una relectura de esa herencia. Inscripto en la post-milonga tacuaremboense, combina arpegios de guitarras con cuerdas de nylon, percusión digital y un uso sutil del autotune para construir canciones íntimas y de pulso contemporáneo. Dos caminos distintos que confirman algo en común: la tradición sigue siendo un motor creativo cuando se la piensa desde el presente.

"Milonga de Quirón" - Garo Arakelian

Se estrenó el 20 de junio y en la primera escucha había, ya, una convicción de disco del año. Nada desconcertante: en 2012, el debut solista de Garo Arakelian, Un mundo sin gloria, se había erigido como uno de los hallazgos más conmovedores de la música uruguaya en un buen tiempo. Y si el regreso se había tardado 13 años tenía que ser, a todas luces, otro acierto. Así, Milonga de Quirón es un ejercicio de canciones afiladas, que hablan del mundo con mirada aguda, que también cuentan una crisis —un estado de crisis— mientras encuentran la luz entre las rendijas de las ruinas. Para eso, Garo vuelve a apelar a la energía del rock con un sonido directo, sin vueltas, sin concesiones, para rematarlo todo con frases como esta: “Cuando tus huesos dicen: ya no puedo más, tenés que ver la fuerza que el amor te da”.

"Semilla eléctrica" de Paulina Viroga y "Vigilia" de Ino Guridi

Dos discos distintos, una misma pulsión de exploración sonora. Semilla eléctrica y Vigilia confirmaron en 2025 a Paulina Viroga e Ino Guridicomo voces centrales de una escena que piensa la canción desde la fusión y la búsqueda estética. Viroga se mueve con soltura entre idiomas y tradiciones —del pop al neosoul, del candombe a la música brasileña— y sostiene esa vitalidad en efectivas canciones como “Dos amores”, “Let’s Get It On” y “Brotará”.

Guridi, en cambio, construye un universo nocturno, bailable (atentos a “Montevideo” y “Tango 42”) y onírico, donde conviven bandoneón y electrónica, trance techno y synthpop urbano. En ambos casos, hay frescura, identidad y una idea clara de presente: discos que expanden los márgenes de la música uruguaya sin resignar la canción ni los estribillos memorables.

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Ino Guridi.
Foto: Leonardo Mainé.

"Gel antipático" - Disco del año

El frenesí de un disco como Gel Antipático, la variedad de pinceladas que atraviesan su hardcore punk y todas las ideas musicales que se amontonan en menos de 20 minutos pueden distraer la atención del mensaje. Pero el verso que abre el álbum es: “Trastabilló la soledad cuando te conocí” (“Celesta”) y, a partir de ahí, las 10 letras que firma y canta Ismael Varela dinamitan imágenes certeras que hablan de amor, violencia, soledad y miserias como si cabalgaran en unas baterías animales, que arrollan a cualquiera que se disponga a disfrutarlas. El slogan que tomaron de un disco de Conjunto Casino —“¿Qué tal amigos? Aquí está el excitante ritmo del disco del año”— pinta este material a la perfección. Es una delicia.

"Magia pagana" de Lucía Romero y "Metanlé" de Ninguna Higuera

La búsqueda, la consolidación de voces propias, la construcción de una nueva forma de decir: en 2025, la música uruguaya tuvo mucho de eso. Es decir, de esperanza. En ese contexto efervescente, dos proyectos femeninos se confirmaron como lo más original de la escena con discos ineludibles, que dialogan con las raíces al mismo tiempo que levantan sus propios imperios.

Uno es Magia pagana, de Lucía Romero, una artista integral —cantante, multiinstrumentista, también bailarina— que funde el ritmo, el cuerpo, el canto y la espiritualidad para construir una sustancia nueva, de la que están hechas canciones sensuales como “Cintura”, tribales como “Al mar de la luna llena” y hondas como “Manantial”. El disco funciona como una invocación a fuerzas de otro mundo, que atraviesan a Romero para volverla un canal de expresión a fuerza de grito y susurros, sintetizadores, coros, grillos.

Por otro, Metanlé, flamante lanzamiento de Ninguna Higuera, cuyos nueve temas derraman un encanto perturbador, una extraña combinación de ardor y peligro que bebe de la tradición de la música popular uruguaya —remite a Fernando Cabrera, al Choncho Lazaroff— y al mismo tiempo abre un mundo, a veces mínimo (“Decisiones”) y a veces retumbante (“Cada vez que te vas”). Es un disco bordado entre la guitarra, la viola y la voz, con una poesía profundamente montevideana, que tiene sordidez y tiene humor.

Cuatro discos debut a tener en cuenta

La cosecha musical de 2025 también deja debuts que hay que seguir de cerca. Uno de ellos es Noche oscura del alma, de Simona Bustelo: una bitácora íntima que transforma una etapa difícil en canciones de gran honestidad emocional. “Abracemos la vulnerabilidad, de eso se trata vivir”, canta en “Jazmín”, y esa idea ordena el disco. Conviven la crudeza, el autocuidado y una reivindicación de lo colectivo como refugio. Un debut sensible, sostenido por una voz llena de potencia.

Y si de voces se trata, la de Nury no puede faltar. En Cabernet suavetón, su primer disco, construye un clima nocturno y sofisticado donde sensualidad, melancolía e introspección conviven con naturalidad. Su voz es el eje de un sonido que se pasea entre el neosoul, el el pop alternativo y la canción rioplatense, con picos como “lux in tenebris”, “juro q” y “rayada”.

Ese pulso contemporáneo dialoga con Avant première, de Boni, un álbum atravesado por el R&B, el pop y el funk, que deja varias canciones con estampa de hit como “Mufa”, “Plot Twist” y “Volcán”, y reafirma el potencial de una voz magnética.

El recorrido se completa con Abrir, de Guadalupe Calzada, un debut que privilegia el oficio y la forma canción por sobre el eclecticismo. Desde la guitarra como punto de partida, construye un universo cuidado —como en “Promesa”— donde un aire folclórico atraviesa melodías atemporales y borra fronteras entre lo urbano y lo popular. Un disco de sólida identidad autoral.

Otras joyas

Más destacados de la música uruguaya del año

Justo antes de que se cerrara 2025, Jorge Nasser se despachó con Mundo Milonga y La Nueva Escuela con Directamente desde el tanque, y le aportaron, así, nuevos colores a la milonga, el candombe y la plena, una parte fundamental del ADN musical uruguayo. Fue una buena forma de rematar una riquísima temporada de cosecha, que incluyó un sinfín de álbumes y EPs de todos los estilos y generaciones.

Pasaron cosas: Mateo Moreno presentó su primer disco en 10 años, mientras que su excompañero de banda, Emiliano Brancciari, estrenó su segundo trabajo en solitario. También hubo nuevos álbumes de Ruben Rada, Graffolitas, Nicolás Ibarburu, Buceo Invisible, Clipper y Eli Almic, entre tantos otros; llegó el debut de Julia Lunar, los discos de 3Pecados aterrizaron en Spotify y Little Butterfly Records y Bizarro lanzaron La Margarita, de Jaime Roos y Mauricio Rosencof, en vinilo por primera vez.

Este año, además, hubo varios rescates de inéditas, como En el Sena, de Lágrima Ríos; La historia de mis canciones, con el último show que El Sabalero ofreció en el Solís antes de morir; e Inédito (1969-1971), que recupera dos canciones de Eduardo Mateo. La lista se completa con álbumes en vivo de Julieta Rada, Mauricio Ubal y el dúo de Fattoruso y Cabrera, y el EP Ver para creer, la vuelta de Astroboy.

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