Montevideo despierta y Niña Lobo también: el regreso de la banda que tuvo que frenar para entender lo importante

Tras cuatro años sin estrenar música, Niña Lobo acaba de lanzar "Montevideo despierta", un disco que refleja su transformación. Sobre eso, la banda que sacudió la música uruguaya charló con El País.

Son casi las seis de la mañana y el cielo, detrás de Plaza Mateo, es de un rosado inusual, líquido, que refleja en el Río de la Plata como si pudiera teñirlo. Es un amanecer de un viernes de primavera en el que todo parece posible: solo se escucha el arrullo del agua dulce, alguna paloma y mentalmente una canción. Las Niña Lobo llegan a la pista de patinaje del Parque Rodó justo cuando Montevideo despierta. Así se llama su nuevo disco. Es pretencioso, lo saben. Pero había que hacerse cargo.

Niña Lobo apareció en 2019, y en una escena uruguaya poco acostumbrada a las bandas integradas solo por mujeres —una característica que de tan resaltada se volvió chiste—, fue un torbellino. Todo pasó muy rápido: estrenaron canciones, construyeron público, llegaron a los medios, hicieron toques. Se presentaron en el Estadio Centenario como teloneras de No Te Va Gustar y tocaron en España en fechas independientes y como apertura de La Vela Puerca. Fueron a festivales: el Pilsen Rock virtual, Montevideo Rock, Cosquín Rock, GLR PWR, América Rockstars, Montevideo Sound City XS, los 300 años de Montevideo y así. Tocaron en Argentina, Chile, Colombia. Grabaron con Santiago Motorizado. Ganaron dos premios Graffiti.

En 2021 lanzaron Lo que duró la vida de alguien, su primer disco. Y desde entonces no hubo, hacia afuera, más música. Pero ahora, Montevideo despierta.

Niña Lobo también.

Sentada en la Rambla, a la altura del Parque Rodó, cuando apenas pasan autos y el primer sol del día lo entibia todo, Andrea “Chane” Pérez (tecladista, cantante) dice: “Cuando empezás a hacer, empezás con una inconsciencia, en todo sentido: de adónde te estás metiendo, cómo funcionan las cosas, qué querés, quién sos, qué te gusta. Nosotras nos juntamos a hacer canciones y fue muy abrupto todo. Y en este tiempo tuvimos que entender cuál es nuestro norte, y creo que es mucho más hacer música que estar. Tuvimos que enfrentar el miedo y decir: che, si se quieren olvidar de nosotras, no pasa nada. Pero no vamos a estar haciéndonos trizas”.

Para Camila Bustillo (guitarrista, cantante), lo más áspero de los últimos años fue saber que las canciones estaban, y aún así no podían dedicarse a ellas. “Lo que más nos costaba era parar y obedecer el tiempo que merece el proceso creativo. Porque el material estaba, las canciones surgían, pero cuando estás en una banda —y sobre todo cuando estás en una banda en este país—, tenés que estar autogestionando todo, y eso deja poco espacio al proceso creativo. Eso es lo que más nos frustra. No el miedo a desaparecer”.

Niña Lobo
Las integrantes de Niña Lobo, banda de rock uruguaya, en la rambla de Montevideo.
Foto: Mateo Vázquez / El País

En abril de 2023 declaraban a El País que, para la segunda mitad del año, iban a enfocarse en nueva música. Pero lo que se planea y lo que ocurre no siempre van de la mano.

Este nuevo disco empezó a cocinarse en enero de 2024. Meses después, se anunció que Julia Guerriero, baterista y un pilar que cumplía funciones de productora ejecutiva, no iba a seguir en Niña Lobo. Y en el medio del sismo, las canciones.

“El disco quedó atravesado totalmente por todo eso. Porque fue de los momentos más difíciles que las cinco vivimos en nuestra vida, sin dudas”, dice Chane. Cuando termina la frase, nadie más intenta seguirla.

Pero en otro momento, como respuesta a otra pregunta, Camila Rodríguez, cantante principal, letrista principal, guitarrista, dice: “También pasaron cosas en la vida personal de cada una que afectaron al grupo, y eso inevitablemente nos hizo hablar desde otro lugar. Hace unos años fue el peor momento de mi vida, y Niña Lobo realmente fue mi luz. La música, pero Niña Lobo como grupo. Esa luz que pusimos en el proyecto va mucho más allá de nosotras. Y eso es un poco el gen del disco. Porque pasan cosas en la vida que te hacen ver dónde está lo que verdaderamente importa”.

E Isabel Palomeque, bajista, cierra la idea: “Y para apreciar eso, sí o sí necesitás el tiempo y mirar para adentro. Si estás todo el tiempo embarullada con todo lo que mostrás para fuera, te vas a perder”.

Entonces, Montevideo despierta es un disco sobre encontrarse.

Mientras el cielo se desprende de sus destellos rosados, la palabra que sobrevuela una y otra vez esta conversación es “claridad”.

El nuevo disco de Niña Lobo y lo que vino con la adultez

Antes de ser Montevideo despierta, a este álbum lo iba a nombrar una canción que les alumbró el camino: “Tormenta”, un rock frontal que dice “siento miedo ahora que estoy bien y no sé cómo hacer para aceptarlo sin sentir una tormenta”, y que inmediatamente después se desdobla en rayos, centellas y la melancolía dorada de una trompeta. Es un clímax de épica montevideana.

Gestado entre las paredes de una sala de ensayo en Ciudad Vieja, una casa en San José envuelta en fenómenos paranormales y el estudio donde se grabó, en Cerro de los Burros, Maldonado, este trabajo no suena a crisis, sino a búsqueda.

Funciona como una suerte de experiencia inmersiva, con una producción —a cargo del músico Mariano Gallardo Pahlen— que prioriza resaltar cada elemento.

Tiene algo de película, específicamente de La peor persona del mundo, de Joachim Trier, en un recorrido conceptual que, volantazo mediante, va de lo miserable a la esperanza. Y explora todo: hay pop punk, indie, piezas acústicas (“Llaves”), delicadísimas (“Barrio Sur”) o extrañamente adictivas (“Nuevo balneario”), que aterrizan en un final que se abre al electropop.

“Nos dimos cuenta de que había una necesidad de sentirnos un poco más adultas”, dice Camila Rodríguez. “Y creo que narrativamente en el disco hay algo de tomar un poco más las riendas de tu historia. Creo que en el disco anterior había algo muy de poner el espejo en el otro. Y este es como de cuestionarse más a una misma. Efectivamente es pasar a la adultez. Ya no hay excusas”.

Esa epifanía opera en dos frentes: el musical y el colectivo, en una banda que ahora fichó a Cecilia Simón para la batería y que está, dice Chane, en pleno proceso de adaptarse y “pudiendo ver hacia adelante”.

Las cuatro entienden que aprendieron a relativizar, a poner la amistad siempre por delante. “El proyecto no es todo, las canciones no son todo. Hay que cuidar lo que hay alrededor”, dice Camila Bustillo.

Y Camila Rodríguez: “Muchas veces nos pesó más la presión y el estrés y el tener que cumplir con cosas autoimpuestas. Me acuerdo que en un momento dije: che, qué bolazo, esto no es más que una canción, no está definiendo nada. Solo son canciones. Y si es un disco de mierda, es un disco de mierda y está bien también. Tiene que existir”.

Ahora, Montevideo despierta existe. Y con él, el nuevo capítulo de Niña Lobo, que tiene varios shows por delante, sueños nuevos, otras intenciones. Y un puñado de temas de los que sentirse orgullosas: a pesar de todo, estas canciones les recuerdan que han sobrevivido.

“Y genuinamente es un disco que me gusta”, dice Isabel Palomeque. “Siempre estamos con la vara de que las cosas podrían ser mejor, y con este disco estoy recontra conforme. Quiero que salga y quiero saber qué le parece a las personas, pero porque yo estoy contenta con esto. Y es algo que hay que valorar pila. Estar conforme con lo que hacés y poder decir: ‘Estuvo bien. Hicimos lo que quisimos’”.

Niña Lobo
La nueva formación de Niña Lobo.
Foto: Difusión

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