Editorial

La sección Editorial de El País refleja las opiniones y posturas del diario ante temas relevantes de la realidad política y social en Uruguay y el mundo.

Hay más de un millón de ciudadanos que votaron por la Coalición Republicana que tienen derecho a ejercer la oposición democrática a este gobierno frentista y la van a ejercer.
El futuro de la CR es incierto porque hay que esperar el cierre del ciclo electoral completo para poder ver más claro cuáles serán los posicionamientos de los partidos que la conforman.
Es curioso que en todas las campañas hacia el balotaje, el FA desempolva siempre sus afinidades con el batllismo y el wilsonismo, lo que increíblemente le sirve para pescar algún incauto.
El aparente alineamiento absoluto del nuevo gobierno con el Brasil de Lula tendrá efectos nefastos a futuro en la política exterior del país, y en su capacidad de intercambio comercial.
La Coalición Republicana demostró su fortaleza en el gobierno y en su actuación unida durante la campaña electoral y sería deseable que continúe de esa forma en los años que vienen.
Una derrota así obliga a replantearse estrategias. Mientras en todo Occidente, el debate político de estos años ha sido esencialmente cultural, aquí se pelea por aspectos económicos ínfimos.
La democracia directa, esa que surge del voto personal de cada ciudadano, vuelve a ser la gran protagonista del país que queremos, donde crecerán nuestros hijos y nuestros nietos.
No se trata aquí de apoyar o criticar esta visión republicana liderada por Trump. Se trata de entender que ese es el rumbo marcado fuertemente para los próximos años en el mundo.
Con viento a favor es difícil errarle; incluso se tiene margen para desbarrancar y que eso pase lo más desapercibido posible. Pero en las complicadas, se necesita un líder con experiencia.
Orsi no tiene ni la personalidad, ni el talante, ni la autoridad, para liderar el país. Si en un debate no pudo salirse una línea del libreto impuesto, ¿alguien cree que lo haría en la presidencia?
Si bien los números reflejan una paridad en la intención de voto, el contexto general, sumado a las señales del debate presidencial, parece inclinar la balanza a favor de Álvaro Delgado.
En este tramo final de la campaña, el discurso desplegado por quienes defienden la candidatura de Orsi (y a veces el propio candidato) cayó en la denostada práctica de “inventar un relato”.