Editorial

La sección Editorial de El País refleja las opiniones y posturas del diario ante temas relevantes de la realidad política y social en Uruguay y el mundo.

El balotaje enfrentará dos candidatos presidenciales. Pero además pondrá sobre la mesa dos formas diferentes de concebir el gobierno y de valorar el mensaje de la ciudadanía.
Si gana el FA y designan a Oddone como Ministro de Economía tendrá que pedir que lo instruya al que escribió el programa frentista sobre economía, porque él no participó nada de nada.
Todos los analistas de izquierda buscan desesperadamente argumentos para dar a entender que la mayoría no es mayoría y que por tanto en realidad Orsi es el favorito para el balotaje.
Resulta muy reveladora esta conjura académica para edulcorar el extremismo del FA, justo en momentos en que ese partido debe conquistar -más que dificultosamente- votos centristas.
La contundente victoria de Trump implica un cambio político muy profundo a nivel global. Un cambio que afectará la economía, el comercio, los conflictos bélicos, y el debate cultural.
El objetivo que plantea la Coalición Republicana es claro: hacer de Uruguay un país más barato para vivir y producir, lo cual beneficiará tanto a las familias como al sector productivo.
En esta larga discusión sobre el plebiscito, hay un asunto que nunca entró en el debate y que sin embargo representa el peor abuso contra quien aportó toda una vida de trabajo: el IASS.
Luego de estos resultados de octubre, ni siquiera se puede pensar que un ministerio de Economía en manos de Gabriel Oddone sea capaz de resistir los embates de los más radicales.
No hay dudas de que las expectativas por el debate serán el punto central de la campaña y seguramente surja de ahí la figura del Presidente de la República para los próximos 5 años.
¿Se puede seducir a votantes que no se alinearon con Orsi en la primera vuelta amenazando al país con el chantaje de que si no gana el candidato del FA, la izquierda en el Senado bloqueará todo?
Dos modelos, dos candidatos: de un lado un político probado en circunstancias difíciles, y del otro un diletante, sostenido artificialmente por estructuras militantes de dudoso republicanismo.
Es impactante cómo la forma de ver el mundo que domina en el Frente Amplio se ha vuelto hegemónica entre analistas, expertos, periodistas y los más promocionados científicos sociales.