Opinión
Cuando falta menos de un mes para las elecciones municipales, Martín Lema y la Coalición Republicana acortan diferencias con el FA y se abre la gran posibilidad de cambio en Montevideo.
No hay nada en la vida de Ramón Ortiz que no sea propio de un patriota de su tiempo.
No se trata de ocuparse ni de víctimas ni de victimarios sino de la justicia, de impartir justicia.
Hay demasiadas oficinas públicas que cumplen exactamente las mismas funciones… pero no se hablan. No se conocen. A veces, ni siquiera saben que existen.
Francisco de Quevedo compuso allá por 1605 “Poderoso caballero es don Dinero”, una de las más famosas.
Editorial
A dos siglos de la iniciativa que hizo que Juan Antonio Lavalleja y los suyos quedaran en la gran Historia de la patria, la fuerza de aquella cruzada sigue vigente en nuestra personalidad nacional.
En un panorama regional francamente lamentable, el resultado de Ecuador, con todas las dificultades que tiene la política de ese país, alienta la esperanza de un cambio de eje a corto plazo.
La reciente reunión de la Celac en Honduras en la que se les pasó por arriba a Paraguay y Argentina, con el increíble visto bueno de Uruguay, constituyó una actitud indigna de nuestra tradición.
No tiene sentido esta cerrada negativa del FA a continuar con un proyecto bueno. En su postura de trabar todo lo que no sale de su seno, se corre riesgos y se demora una obra imprescindible.
¿Por qué es que no somos capaces de festejar con determinación y gran pompa republicana este episodio tan importante de nuestra historia y de nuestra vida nacional?
Aunque no sea jurídicamente obligatorio, rehusarse al debate político cuando hay un enfrentamiento electoral serio, es directamente una demostración de irrespeto a la democracia.
Hay que bajarse de una soberbia que viste ropaje de humildad provinciana. Por ejemplo, Brasil ha hecho mucho más en 20 años que nosotros en mejorar el nivel educativo de sus clases populares.
La organización gremial de los maestros no se pronunció sobre los asesinatos masivos de aquel 7 de octubre, cuya extrema crueldad motivó esta reacción bélica de un país democrático.
El impacto de la guerra comercial global será profundo y prolongado, y Uruguay no puede permitirse tener un gobierno que no asuma la gravedad de una crisis de esta naturaleza.
La sociedad no puede esperar 20 años a percibir el efecto de estos cambios. Hace falta que las autoridades tomen medidas ahora, para encauzar la crisis de convivencia que padecemos.
Hay preocupantes señales en la escena pública que muestran una creciente desconfianza hacia la actuación de algunos fiscales. Eso exige una discusión, firme, rigurosa y desapasionada.
La exclusión de la candidata Marine Le Pen en el proceso presidencial tendrá consecuencias graves para la democracia francesa. Infelizmente, todo este asunto recién empieza.
Ecos