Datos de inseguridad

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Los últimos datos sobre inseguridad deben ser evaluados a la luz del proceso electoral que viviremos en las próximas semanas. Se trata de la información más veraz y objetiva posible, comparada en el tiempo con relación a gestiones pasadas, y por supuesto que brindadas con todas las garantías institucionales propias de nuestro Uruguay.

Afirmar todo esto parece de Perogrullo, pero infelizmente hay que hacerlo, porque parte de la campaña del Frente Amplio (FA) en estos años de administración de la Coalición Republicana, ha sido sembrar dudas sobre la veracidad de los datos estadísticos sobre inseguridad. En un ademán netamente kirchnerista, la izquierda se puso así en el peor lugar posible: con tal de relativizar los buenos resultados que arrojó el combate al delito, decidió poner en tela de juicio la ecuanimidad y seriedad de las agencias del Estado que producen esos datos.

Por supuesto, como la iniciativa solamente responde a la calumnia y a la agitación y propaganda tan características de la izquierda de siempre, la sangre nunca llegó al río: más allá de plantar sospechas y dudas, jamás el FA presentó pruebas serias de sus decires. Sin embargo, igualmente se dañó la calidad del debate, ya que en vez de discutir sobre qué políticas hay que llevar adelante para seguir avanzando en mejorar la seguridad pública, se pierde mucha energía en definir si los datos estadísticos que tenemos son confiables o no.

Si uno se aleja de la manija izquierdista, es obvio que los datos son confiables. Y en este sentido la comparación del período enero- setiembre de varios años, presentada la semana pasada por el ministerio del Interior, debe destacarse como una evolución muy positiva. En efecto, cuando se comparan esos nueve meses de 2019, que fue el año del último período de gobierno del FA, con los de 2024, que son los últimos posibles estadísticamente de este gobierno, en cifras redondas las rapiñas bajaron de 23.000 a 13.500; los hurtos de 104.000 a 81.000; y los abigeatos de 1450 a 630.

El dato de las rapiñas es muy relevante en sí, ya que hay que recordar que en la campaña de 2014 el por entonces candidato Vázquez se enfrentaba ya a una cantidad de rapiñas por año algo superior a las 20.000, y que prometió bajarlas en un 30%. No solamente eso no ocurrió, es decir que no las bajó al entorno de las 14.000 anuales, sino que las dejó al final de su mandato en el máximo de la historia del país, es decir, en más de 30.000 por año. Hoy, con estos últimos datos estadísticos disponibles, estamos ante un éxito rotundo de la política de seguridad: seguramente, si la evolución se mantiene de aquí a fin de año, cerraremos el año con menos de 20.000 rapiñas en 2024.

Es un dato clave por dos motivos. En primer lugar, porque este gobierno habrá logrado bajar efectivamente en más de 30% el total de rapiñas de 2019, es decir, habrá cumplido con un resultado que nadie nunca pudo presentar antes en materia de seguridad, incluso el mismo Vázquez a pesar de haber sido una promesa de su campaña de 2014. En segundo lugar, porque se trata de una cifra que permite constatar que la política llevada adelante por esta administración tiene éxito y, si se sigue por esta senda, es muy razonable plantearse que para 2029 podamos estar con menos de 10.000 rapiñas al año, es decir, con cifras similares a las que tenía Uruguay antes de la llegada del FA al poder en 2005.

Los datos presentados por Interior también muestran que los homicidios en 2024 están en la misma cantidad de 2019, 274 entre enero y setiembre. Aquí estamos ante un fenómeno relevante que debe ser asumido por toda la sociedad: mientras que los hurtos, rapiñas y abigeatos bajan radicalmente, los homicidios se mantienen altísimos, concentrados en ciertas áreas metropolitanas y vinculados a ciertos tipos de delitos en los que predomina el narcotráfico. Allí está el desafío sustancial para los próximos años, que debe enfrentarse sin desmedro de seguir obteniendo los buenos resultados ya verificados con relación a los demás delitos más importantes.

Entramos en los días decisivos para definir el voto. Un tema fundamental para terminar de decidir a quién apoyar es la mejora de la inseguridad. Debe quedar claro entonces que casi todos los índices muestran que estamos mucho mejor que en 2019, tanto en la evolución en sí a la baja de los delitos como en la perspectiva posible de seguir mejorando en base al rumbo definido por esta administración. De todo esto no cabe la más mínima duda. Importa tenerlo muy claro.

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