La Clave
El presidente francés, Emmanuel Macron, insiste en oponerse al acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur. Macron, que pasa por un momento muy complicado en la interna de su país, no aclara qué es lo que le resulta tan inaceptable del acuerdo que lleva más de 20 años de negociación. Más bien, parece que es una pose para congraciarse con algún sector de la opinión pública de su país, poniendo en riesgo una alianza trascendente y natural entre ambos continentes.
La entrevista publicada en la edición del martes de El País, con la esposa de un médico acusado de abusos en tiempos de la dictadura, pone en cuestión la forma en que se siguen procesando esas causas. La mujer deja en evidencia una cantidad de fragilidades e inconsistencias en la acusación, que en cualquier sistema penal garantista, deberían al menos tener como consecuencia la libertad del acusado durante el proceso. Aquí no pasa eso, y a nadie parece preocuparle.
El conflicto que se vive por estas horas en la industria frigorífica, es apenas una señal de lo que probablemente veremos en los próximos años. Es que la victoria del Frente Amplio, sumada a las tensiones internas entre distintos sectores de esa coalición, solo hará que aumenten los conflictos sangrientos que perjudican a la sociedad en general. Los gremios se sienten legitimados para exigir una parte más grande de la torta, sin importar el perjuicio a la economía del país.
A esta altura ya poca gente lo tiene en el radar. Pero el año pasado el país completó el tradicional censo, cuyos datos y conclusiones todavía están por conocerse. Parece insólito que el proceso de esa información pueda llevar tanto tiempo. Hay quien dice que hubo problemas técnicos, que mucha gente no respondió. Pero que todavía estemos sin conocer los datos básicos de un censo que se hizo en el año 2023, parece difícil de justificar en los tiempos que corren.
Entre las zonceras que hay que escuchar por estas horas, está el discurso fogoneado por el entorno del economista Oddone, de que las finanzas del país no estarían en su mejor momento. Esto porque el déficit está en el entorno del 4% y la deuda aumento un 10% en el período. Lo que esta gente oculta es que el país vivió una pandemia. Y durante la misma, los que ahora reclaman, exigían a los gritos medidas que hubieran dejado “la macro” mucho peor. ¿Se olvidaron?
El presidente electo Yamandú Orsi visitó ayer a Lula da Silva, dejando en claro que la política exterior de su gobierno seguirá la línea que dicte Brasil. Orsi, que lució un extraño aparato para traducir (¡del portugués!), se desvivió en sonrisas y elogios al líder brasileño. Pero Lula tendría la cabeza en otra cosa, ya que su gobierno viene enfrentando una crisis financiera severa, y su moneda se derrumba sin freno. Señales que ponen en duda el tener al octogenario líder como ejemplo.
La frase del título debe ser de las exhibiciones de ignorancia más grandes que ha hecho un líder político uruguayo. Y como evidencia clara de esto, el mismo día que nuestro presidente electo viaja a Brasil a hincar rodilla ante su líder espiritual, ese país enfrenta una disparada del dólar y una crisis financiera enorme. El gobierno de Lula tuvo que anunciar un masivo aumento de impuestos para calmar a los mercados, y ni con eso lo logró. Lindo día para una visita.
Para quienes siguen la política exterior es muy llamativa la crisis política que se vive por estas horas en España. Nuevas denuncias de corrupción acorralan al ya debilitado presidente Sánchez, quien tuvo una amable reunión con nuestro presidente electo Orsi hace apenas unas semanas. Las denuncias, sumadas al agrietamiento de su base de apoyo electoral, podrían derivar en un final anticipado de esa legislatura, y en nuevas elecciones. Un panorama muy complejo.
Uno de los saludos más calurosos que recibió el presidente electo Orsi ha sido de Lula da Silva. No es para menos, el envejecido líder brasileño se jugaba muchísimo en las elecciones uruguayas. En caso de no ganar el Frente Amplio, quedaba completamente solo en un Mercosur que ya respira otro aire, y no parecía dispuesto a sostener el proteccionismo anacrónico, que sólo defiende la industria brasileña. Un saludo que es clara mala noticia para la producción nacional.
Uno de los puntos más llamativos de este resultado electoral es el crecimiento que tuvo el Frente Amplio en el interior. Pese a la inversión masiva en infraestructura, y pese a la presencia permanente de las principales figuras del gobierno, allí no se consiguió fidelizar votos como era esperado. Algo que requiere un replanteo profundo sobre cómo funcionan las estructuras locales, y si las mismas siguen siendo las más eficientes en los tiempos actuales de la política.
Uno de los grandes dramas que tiene el país es la situación de la gente que sale de la cárcel. Lejos de reconvertirse, en la mayoría de los casos egresan sin oportunidades, y en buena proporción pasan a engrosar la población de gente que vive en la calle. Un programa en acuerdo entre el Ministerio del Interior y la Universidad de Montevideo ha dado buenas señales, bajando la reincidencia en un 25% de los casos. Algo digno de apoyarse y replicar en otros lados.
El flamante gobierno laborista británico atraviesa una crisis política que tiene impacto global. Entumecido por frívolos análisis de economistas de izquierda, el nuevo primer ministro Starmer decretó un masivo aumento de impuestos, que afecta en especial al sector rural. Esto convencido de que como la tierra se valorizó mucho, los productores pueden pagar. La realidad fue distinta, y ahora los laboristas enfrentan una crisis política de la cual no saben cómo salir.