La pobreza a la baja

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Es muy difícil procesar una campaña electoral que se caracterice por un buen nivel de debates y discrepancias, siempre saludables en el marco de una democracia pluralista, si uno de los actores se empeña en negar la realidad o en afirmar cosas que no son ciertas. Pasa con el Frente Amplio cuando habla de la pobreza.

Por razón de nuestra calidad institucional tenemos un sistema de estadísticas públicas que todo el mundo respeta y cuyo principal protagonista es el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Una de las bienvenidas innovaciones metodológicas que el INE incluyó bajo esta administración ha sido la de medir y publicar la pobreza monetaria no solamente en informes anuales, sino en evaluaciones semestrales que aporten rapidez y confiabilidad a los datos que se precisan para evaluar las implementaciones de las políticas públicas. En particular, en estos años en los que sufrimos de la pandemia y sus consecuencias sociales, estos datos semestrales han sido de gran ayuda para ser más precisos en la herramienta de la mejora de la calidad del gasto público.

Es así que el último dato que tendremos sobre pobreza monetaria de cara a las elecciones de fin de octubre es el que resulta de la medición del primer semestre de 2024: fue de un total de 9,1% del total de la población. Para comparar con períodos similares, por ejemplo, es menor que la del primer semestre de 2023, que alcanzó 10,4%. Esto quiere decir que hay unas 45.000 personas que salieron de la situación de pobreza en la que vivían el año pasado.

Se trata así del mejor guarismo desde el primer semestre de 2020 cuando empezamos a sufrir las consecuencias económicas y sociales de la pandemia. El dato, además, es congruente con tres otras estadísticas que conocemos y que van en el mismo sentido: ha habido una recuperación del empleo; el salario real está en los niveles más altos de los últimos 50 años; y hemos bajado como nunca la informalidad de los trabajos.

Todo esto es muy importante y no hay forma de equivocarse con el diagnóstico: aquí no hay aumento de la pobreza por culpa de una administración neoliberal y antipopular, como vienen afirmando por años el FA y su socio izquierdista el Pit- Cnt. Aquí lo que hubo fue un impacto tremendo de la pandemia, como existió en todas partes del mundo. Pero, a diferencia de muchas otras partes del mundo, como por ejemplo nuestra vecina Argentina, la forma en la que el gobierno enfrentó la pandemia, con los motores de la economía prendidos y con el aumento de ayuda social focalizada, hizo que la caída social y económica no fuera tan trágica y que se lograra una rápida recuperación.

Y es esta rápida recuperación la que se traduce en estos datos estadísticos del INE. Si bien es cierto que de ninguna manera se puede estar conforme con que el 9,1% de la población del país sea pobre, también es verdad que terminar el período de gobierno con una economía en crecimiento, una masa salarial al alza, una inflación controlada, salarios reales históricamente altos y una pobreza a la baja, de ninguna forma señala que estemos ante un balance negativo, antipopular o lo que fuere que se le quiera calificar de negativo desde la izquierda.

A partir de este diagnóstico es claro que en campaña electoral lo relevante es plantear propuestas para ir más a fondo: cómo lograr, por ejemplo, cambiar nuestra realidad social y productiva que hace que, desde hace muchos años ya, no logremos que la pobreza monetaria sea menor al 8% de nuestra población. Eso, que forma parte de nuestros desafíos como país, es muy distinto sin embargo a la monserga izquierdista de que este gobierno aumentó la pobreza. Porque en vez de asumir lo que hemos logrado colectivamente y en base a la iniciativa de esta administración, que es salir rápida y positivamente de las consecuencias de la pandemia, la forma en la que se posiciona la izquierda nos lleva a tener que reafirmar una y otra vez la realidad de las cosas, que es muy distinta al relato que el FA quiere promover en esta campaña electoral.

En concreto, la verdad es que el último dato estadístico del cual disponemos con seriedad antes de la votación del 27 de octubre es que la pobreza en el Uruguay no ha parado de bajar desde el aumento generado por la pandemia en 2020. Estamos en guarismos muy cercanos a los de 2019, y son de los más bajos de los últimos 15 años. Precisamos seguir por este camino y desconfiar del relato izquierdista de campaña electoral que nos miente y que nos quiere hacer creer que estamos peor que antes.

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