Que Uruguay necesita crecer y atraer inversiones de empresas que generen empleos de calidad, fue una de las máximas que se planteó en el seminario “El futuro del trabajo” que organizó la Universidad de la Empresa (UDE) en el hotel Radisson, en el que se destacó sobre todo
Los ponentes fueron Juan Castillo, ministro de Trabajo y Seguridad Social; Marcelo Abdala, presidente del Pit-Cnt; María Dolores Benavente, presidenta de la Academia Nacional de Economía; Mario Arizti, exministro de Trabajo y Seguridad Social; Leonardo Loureiro, presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales; Pablo Mieres, exministro de Trabajo y Seguridad Social y actual director del Instituto de Trabajo y Relaciones Laborales de UDE (que acaba de ser creado). Asimismo, participó Fabio Bertranou, director regional adjunto de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), por videoconferencia.
Las mayores coincidencias de los expositores estuvieron en que Uruguay necesita duplicar su productividad para mantener el nivel de bienestar actual de la población, que la capacitación en las nuevas tecnologías es urgente, que hay que hacer más foco en el desempleo juvenil y que, en plena negociación colectiva del Consejo de Salarios las presiones por mejorar los ingresos deben ser manejadas con cuidado “para que los aumentos no generen desempleo”, entre otros. La actualización en capacitación tecnológica que requiere el país fue, quizás, uno de los principales focos de preocupación.
Mieres dimensionó el asunto al afirmar que “hablar del futuro del trabajo es hablar del futuro de nuestra sociedad” y se dijo optimista al considerar que la nueva revolución tecnológica va a generar más creación de empleos que pérdida de los mismos.
“Los países más tecnológicos del mundo tienen tasas de empleo elevadas”, afirmó. En ese contexto, planteó la creación de mecanismos para que la gente que queda por el camino en el proceso de cambio, sea actualizada y recalificada.
Los temas en la agenda de hoy son: competitividad, productividad, la reducción de la jornada laboral (sin que afecte la productividad), la flexibilidad laboral (hay muchos acuerdos entre empresas y empleados en esta materia que están afuera de la ley) y, por supuesto, la actual ronda de negociación salarial, con todo lo que esto significa, en un momento, además, de una inflación baja de 4,5% que debe ser tenida en cuenta.
Bertarnou, por su parte, destacó la importancia de la digitalización, la inclusión social y de actualizar la protección laboral, algo en lo que muchos países están encaminados. Destacó los buenos espacios de concertación y del cultura de diálogo de Uruguay, reconocida internacionalmente, bajo los principios de la OIT, que hay que cuidar.
Cuando le llegó el turno, Loureiro pidió que “la foto del panel sea la portada de los diarios”, en alusión a que es poco frecuente que representantes de distintas ideologías compartan una misma mesa, en un mundo tan polarizado como el actual. Así comenzó su discurso, en el que hizo referencia a la alfabetización tecnológica, que debe incluirse desde edades tempranas en el país.
Negociación colectiva
Abdala hizo foco en la nueva división internacional del trabajo a partir de la disputa por el mercado mundial y la competencia estratégica entre Estados Unidos y China, y en cómo el país asiático ha ido ganando espacios a pasos agigantados en los últimos años.
Uruguay, en ese contexto mundial, debe diversificar su producción y buscar estrategias para ser menos dependiente del exterior, según afirmó. “Se necesita un acuerdo social para sofisticar nuestra matriz productiva, mejorar el ratio de inversión en ciencia y tecnología (que es más baja que la de varios países de la región), resolver el problema del desempleo de la mujer, la falta de empleo para jóvenes, la informalidad y la precariedad laboral”, enumeró.
“Desaparecen los porteros en los edificios por los tótems, hay menos cajeras en los supermercados por los pagos automáticos, los peajes en las rutas están sin empleados”, dijo Abdala apelando a encontrar formas para enfrentar esos desafíos.
De su lado, Arizti apuntó a que hay que flexibilizar normas laborales, “flexibilizar no es desregular”, se atajó. Esto al señalar que las categorías laborales están obsoletas y habría que basarse más en las competencias y que el cómputo del tiempo de trabajo tampoco es el mejor (en relación a los descansos y demás), entre otros cambios que se requieren y que han sido planteados en el pasado sin poder solucionarse.
Asimismo, recordó que el Consejos de Salarios está muy centralizado y sin atender las realidades heterogéneas de las empresas, que son de rubros, tamaños y ubicación geográfica diversa.
“La inflación ahora es históricamente baja, eso debería permitir abordar estos temas; hay mucha tela que cortar en un mundo que cada vez incorpora más la tecnología, lo que representa cambios en el trabajo y las relaciones laborales”, sostuvo. “No tengo una visión apocalíptica, pero hay que avanzar en las leyes y en la capacitación”, agregó.
Castillo estuvo en la misma línea al mencionar que muchas leyes o normas laborales datan de 50 o 100 años atrás. Al mencionar la 11ª Ronda de Consejos de Salarios, habría que incluir temas que van más allá de los salarios, como por ejemplo, la seguridad laboral (lamentó la muerte de un arquitecto en una obra de construcción ocurrida el miércoles), la salud mental (existen muchos problemas a ese nivel en las empresas que no son abordados), el debate sobre la productividad y la reducción del tiempo de trabajo, y la capacitación y formación para el trabajo (dado que la formación sigue desconectada de las necesidades de la empresas).
“Hoy existen expectativas de que se mejoren los salarios, pero para que esto ocurra hay que defender la industria nacional. Uruguay necesita el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB)”, enfatizó.
Mejorar la economía
Desde la academia, Benavente citó a las denominadas leyes de Hicks y Marshall para mostrar que la “elasticidad de la demanda de trabajo” será mayor, en general, para los obreros no especializados. En otras palabras, que perderán más sus trabajos quienes sean más fáciles de ser sustituidos por máquinas.
Asimismo, mencionó que el país debería llegar a un nivel de “salario de equilibrio” y “empleo de equilibro”, dado que, por ejemplo, si los salarios aumentan “demasiado”, el empresario se inhibe en la contratación.
En todo caso, para llegar a esos equilibrios y que los salarios crezcan en forma congruente con la economía, se requiere un país que crezca en su PIB y atraiga empresas pujantes, además de desregular algunos puntos con reformas microeconómicas y lograr una mayor inserción internacional.
Cabe agregar que los panelistas no abordaron conflictos laborales actuales (por ejemplo, no hicieron mención al conflicto del sector lácteo o el de la pesca), sino que se enfocaron en aportar las bases de discusión mencionados para ayudar a definir una “estrategia país” en la materia, según mencionaron.
Entre las preguntas del público, surgió que la población uruguaya descenderá en número a solo 3 millones para el año 2070, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), un asunto que tiene múltiples aristas, entre ellas que el Sistema Nacional de Cuidados —para las edades avanzadas— estará dentro de las prioridades, lo que también será una oportunidad laboral, según señaló el ministro de Trabajo y Seguridad Social.
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