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Lacalle Pou presentó a su gabinete, con clara mayoría nacionalista

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Lacalle Pou presenta a su gabinete para el próximo gobierno. Foto: Francisco Flores

LA TRANSICIÓN

El presidente electo Luis Lacalle Pou presentó ayer su gabinete ampliado y ahora se iniciará la transición en cada ministerio, además de la conformación del resto del gobierno.

Cuando el presidente electo Luis Lacalle Pou terminó una presentación que duró poco más de nueve minutos en una de las salas del hotel Dazzler, en el límite entre Pocitos y Punta Carretas, y afirmó que “los uruguayos tienen que saber qué hacen, qué dicen, qué piensan y cómo accionan sus empleados”, es decir los gobernantes, hubo un aplauso cerrado de los 44 futuros jerarcas de la administración que asumirá el próximo 1° de marzo y que estaban allí presentes. No pasó un segundo y Jorge Larrañaga, el futuro ministro del Interior, se movió más rápido que el resto y le dio un abrazo a Lacalle. Ambos se rieron.

Después el presidente electo seguiría saludando uno a uno, a algunos con un apretón de manos (fue el caso del futuro ministro de Salud, Daniel Salinas, y el director de la OPP, Isaac Alfie) y a otros con un fuerte abrazo (como al futuro ministro de Ganadería Carlos María Uriarte y al de Defensa Javier García).

Allí estaban ordenados en tres filas los trece ministros, subsecretarios y directores generales de secretaría. También el director y subdirector de la OPP (el colorado Alfie y el nacionalista José Luis Falero). Además, el secretario de Presidencia Álvaro Delgado, el prosecretario Rodrigo Ferrés y el futuro presidente de la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND) Carlos Enciso. Los tres blancos y muy cercanos al futuro presidente.

En total, 37 hombres y siete mujeres. Estaba la ministra de Economía Azucena Arbeleche y la de Vivienda Irene Moreira, la subsecretaria de Educación Ana Ribeiro, la vicecanciller Carolina Ache, así como las directoras generales de Secretaría de Ganadería Fernanda Maldonado, de Industria Macarena Rubio y de Trabajo Valentina Arlegui. La vicepresidenta electa, Beatriz Argimón, dijo ayer que habrá un balance de la presencia de mujeres en el nuevo gobierno cuando concluya todo el ciclo electoral en mayo y los “nombramientos en toda la administración”. ¿La cantidad de mujeres es suficiente? “Se está tratando de que haya presencia femenina en todas las instancias de responsabilidad a nivel de Estado”, respondió Argimón.

Si se mira la distribución por partido, el Partido Nacional tiene siete ministros, el Partido Colorado tres, Cabildo Abierto dos y el Partido Independiente uno. Pero, contando subsecretarios y directores generales, queda más claro el peso de cada partido en el futuro gobierno. Los blancos tendrán 26 cargos; en tanto que los colorados y Cabildo Abierto -que obtuvieron apenas 30.000 votos de diferencia- tendrán la misma cantidad de cargos (seis cada uno) y el Partido Independiente solo uno, el de Mieres. El Partido de la Gente de Edgardo Novick, que también integra la coalición multicolor, no tiene un solo cargo por ahora.

Pero el Partido Nacional suma cuatro cargos más si se cuenta la OPP, Presidencia y la CND, y los colorados uno, aunque en rigor Alfie no dirigirá la OPP en representación del Partido Colorado.

Tras el anuncio del presidente electo, el primero en darle un abrazo fue el futuro ministro del Interior, Jorge Larrañaga. Foto: Fernando Ponzetto
Tras el anuncio del presidente electo, el primero en darle un abrazo fue el futuro ministro del Interior, Jorge Larrañaga. Foto: Fernando Ponzetto

Pero entre los 30 cargos para el Partido Nacional no todos son dirigentes políticos, sino que hay técnicos y asesores del riñón lacallista. El sartorismo no tiene ningún cargo de los 44 anunciados ayer, a pesar de haber sido la segunda fuerza en las internas de junio y la tercera en la elección de octubre.

Alianza Nacional, en cambio, tiene al menos tres representantes: Larrañaga, Luis Calabria (asesor y mano derecha del líder del sector) en el tercer puesto del Ministerio del Interior y Ribeiro en Educación. En algunos ministerios los tres cargos son blancos -es el caso de Economía, Interior, Desarrollo Social, Transporte y Educación- pero en el resto de las carteras Lacalle mantuvo su premisa de tener al menos un representante de su partido en los tres primeros lugares. La excepción es Vivienda, donde la ministra es Moreira de Cabildo Abierto, el dos es el colorado Tabaré Hackenbruch y el tres el cabildante Gabriel Albornoz, un coronel de caballería retirado del Ejército Nacional.

Un baile.

Ni bien terminó la presentación, la sala de conferencias del Dazzler se convirtió en una escena caótica, donde los besos y abrazos de amigos y familiares se mezclaban con las rondas de prensa, micrófonos y cámaras. María Cristina González, una militante del Espacio 40, llegó al lugar con sus tres perros Mía, Tadeo y Gaia. “Los tres son militantes del Partido Nacional desde que nacieron”, dijo la mujer, mientras saludaba a los futuros ministros.

“¡En qué baile me metí!”, bromeó Moreira, la futura ministra de Vivienda, a dos amigas que llegaron al Dazzler a saludarla. Su designación y la del ministro de Salud -envuelta en polémica por denuncias de posibles irregularidades en la gerencia de Recursos Materiales en el Casmu y por sus vínculos empresariales con el psiquiatra Martín Gutiérrez, acusado de torturas en dictadura- fueron las últimas en confirmarse, a fines de la semana pasada. Moreira quería quedarse en el Senado, pero Lacalle pretendía que ella y sobre todo su esposo Guido Manini Ríos integraran el gabinete. Con Manini no tuvo suerte: no quiso ser ministro de Salud y será senador.

“No se olvide de Artigas”, le dijeron a Moreira dos artiguenses. “Yo siempre me acuerdo del departamento”, dijo ella.

¿Cómo procesó Cabildo Abierto toda esta negociación? El dirigente Raúl Lozano dijo al diario El Observador que el partido obtuvo 11% de los votos y les dieron solo tres cargos entre ministros y subsecretarios. “Que cada uno saque sus propias conclusiones (...) Uno solicita cosas que entiende que le corresponden", indicó.

En tanto, el coronel retirado Rivera Elgue -hombre de confianza de Manini, además de futuro subsecretario de Defensa- dijo a El País que es verdad que Cabildo tenía “gente capacitada para otros cargos” pero la definición corresponde a Lacalle Pou. “Nosotros no íbamos a pelear por los cargos. Es resorte del presidente y nosotros no ganamos”, afirmó.

Irene Moreira, este lunes en la presentación oficial del gabinete del próximo gobierno que encabezará Luis Lacalle Pou. Foto: Fernando Ponzetto
Irene Moreira, este lunes en la presentación oficial del gabinete del próximo gobierno que encabezará Luis Lacalle Pou. Foto: Fernando Ponzetto

Lacalle Pou empezó el día con una reunión con los 44 futuros miembros del gobierno en una suerte de consejo de ministros ficto. Los ministros estaban todos alrededor de una mesa, los subsecretarios y directores generales a un costado.

Allí, según contaron a El País participantes de la reunión, Lacalle dio un breve mensaje: dijo que ahora empieza la transición, que el proceso debe ser formal y que deben tomar nota de todo lo que se obtiene. Reiteró que espera un gobierno proactivo y dinámico.

Después hizo la presentación pública del gabinete ampliado. Atrás, se leía “Gobierno 20/25” y el logotipo de su gobierno, que incluye un sol y cuatro rayas azules.

Lacalle dijo que en los días previos estuvo reunido con la mayoría de los ministros, subsecretarios y directores generales, “en lindas conversaciones sobre sueños y cómo llevarlos a la realidad”. Y aseguró: “Estamos convencidos que vamos a participar de un gobierno de acción. El diálogo siempre presente y necesario, pero llega un momento en que los uruguayos requieren de acción”. A su derecha estaba Arbeleche y a la izquierda, Argimón.

“No va a ser un gobierno de excusas”, afirmó Lacalle Pou. “Siempre fuimos críticos de aquellos que no asumen las responsabilidades”, sostuvo el presidente electo. Agregó que cree en los gobiernos de “el responsable” y que, si hay algo que criticarle a su administración, será “al presidente de la República”.

Lacalle dio los saludos de rigor y desapareció entre la nube de micrófonos, cámaras, abrazos, sonrisas y también algunos gestos de tensión. El cartel con el logo del gobierno se caería un rato después y un par de referentes lacallistas lo tuvieron que atajar para que no se pegara contra el piso, pero el presidente electo ya no estaba allí. Las jornadas son largas y, Lacalle lo sabe, faltan 76 días para que sea presidente.

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