Dos niños se acercaron para pedirle una foto. Pero, cuando quiso acordar, no era una. Ni dos. Ni tres. Ignacio Suárez perdió la cuenta, pero estuvo por lo menos 10 minutos atendiendo a un puñado de hinchas que se amontonaron sobre la entrada de la puerta 10, en la tribuna José María Delgado, apenas terminó el partido entre Nacional y Montevideo City Torque.

—¿Ese es Suárez, el golero?- le preguntaba con curiosidad un niño a su padre, que relojeaba a su alrededor tratando de encontrar una respuesta certera en alguno de los pasillos del Gran Parque Central.

Sí. Era Suárez, el mismo que un par de minutos antes, cuando las balas le caían cerca del arco, fue responsable de que su equipo no perdiera y despidiera el año con una mala cara. El que hace solo cinco partidos debutó y ayer Álvaro Recoba le volvió a dar la confianza al ponerlo como titular y definirlo como un “capital importante” del club al hablar con la prensa.

Foto: Estefanía Leal.

Otro de los que pasó la prueba fue Gonzalo Carneiro, que se llevó el reconocimiento del público, pese a ir al límite en varias jugadas, incluido una que le podía haber costado la tarjeta amarilla antes de tiempo.

De lo que hace a su rol, hizo todo bien: pechó, pivoteó, saltó, cuerpeó, dribbleó y combinando todo eso en una misma jugada convirtió el gol del empate.

Vaya a saber qué le dijo al oído el arquero Franco Tinaglini, que lo sacó de sus casillas casi al final del partido. El entredicho les costó una tarjeta a ambos, aunque para Carneiro no terminó ahí, porque cuando el árbitro Esteban Ostojich levantó los brazos fue directo a buscarlo.

Para ese entonces, el Gran Parque Central ya era una caldera. El público se había mimetizado tanto desde la tempranera expulsión de Leandro Lozano que, aunque Nacional no brillara, la euforia alcanzaba para dedicarle un canto a los hinchas de Torque. Ese centenar de personas que se ubicaron ayer por la tarde en la tribuna visitante casi ni se inmutó ante el grito: “Vos sos de la B”.

Foto: Estefanía Leal.

Mientras tanto, el homenaje-despedida a Gonzalo Castro por su retiro del fútbol profesional borraba momentáneamente el mal partido de Nacional, lo desordenado que estuvo en el primer tiempo, el paseo que le dieron Santiago Costa y Tiago Palacios a los laterales y un año que únicamente tuvo como premio consuelo la clasificación a la fase 2 de la Copa Libertadores.

La hinchada despidió con un aplauso a los jugadores, en un ciclo donde la bipolaridad humorística cobró cada vez más frecuencia y del elogio al silbido hubo, por momentos, una sola jugada de diferencia.