Redacción El País
Colombia reforzó las operaciones militares en dos regiones del país tras la nueva jornada de violencia guerrillera que dejó como saldo el jueves al menos 18 muertos y más de medio centenar de heridos.
La mañana del jueves, guerrilleros derribaron un helicóptero y se enfrentaron a agentes de la policía en un ataque con fusiles y con un dron cargado con explosivos que dejó 12 uniformados muertos en una zona rural del departamento de Antioquia.
En la tarde, un camión cargado con explosivos estalló frente a una base aérea militar en Cali, la tercera ciudad más poblada del país. Mató a seis civiles e hirió a más de 60.
Las autoridades atribuyen los ataques a dos disidencias de las FARC, enfrentadas entre sí, que rechazaron el acuerdo de paz firmado en 2016.
El presidente izquierdista Gustavo Petro dijo a los medios, tras una reunión con sus ministros y la cúpula militar en Cali, que el ataque en esa ciudad fue “una reacción” de los rebeldes ante operativos en una zona cercana de cultivo de hoja de coca, conocida como el Cañón del Micay. “Estamos enfrentando a una mafia internacional, con bandas armadas aquí”, dijo Petro. “El golpe a la población de Cali indudablemente es profundo, es brutal, es de terror”, agregó.
A los ataques del pasado jueves se suma una seguidilla de recientes atentados, entre ellos el magnicidio de Miguel Uribe Turbay, candidato presidencial, en lo que constituye la peor ola de violencia en una década.
Desde que llegó al poder en 2022, el presidente Petro apuesta por negociar una salida pacífica al conflicto con los grupos que no entregaron las armas tras el histórico acuerdo de paz de 2016 con la guerrilla de las FARC.
Los dos gobiernos que siguieron a la firma del pacto no lograron ocupar los territorios dejados por los desmovilizados, lo que permitió la consolidación de otras organizaciones.
“Lo que buscan es efectivamente lograr poner al gobierno nacional contra las cuerdas y generar un ambiente de zozobra que tiene mucho que ver con las elecciones del 2026”, dice Laura Bonilla, subdirectora de la fundación Paz y Reconciliación.
Drones
De manera contraria al uso sofisticado en guerras como la de Ucrania, donde se registran operaciones militares con drones “kamikaze’, los guerrilleros lanzan explosivos artesanales desde drones comerciales.
Son baratos, fáciles de utilizar, se compran por internet y no están regulados.
“Desde el 26 de abril de 2024 que se registró el primer ataque hasta hoy serían más de 700 incidentes con dron reportados”, indicó una fuente del Ejército a la AFP este jueves.
Las regiones plagadas de narcocultivos en el suroeste del país y la frontera con Venezuela son los puntos más afectados. Allí el zumbido de uno de esos aparatos es una señal de alerta que espanta a todos alrededor.
Aunque suelen ir dirigidos contra fuerzas de seguridad, en el medio decenas de civiles han muerto, según el Comité Internacional de la Cruz Roja.
Entre enero y mayo, la organización documentó 524 víctimas de artefactos explosivos, un aumento del 145% con respecto al mismo periodo del año anterior, impulsado especialmente por el uso de drones. La organización registró en ese lapso 137 heridos o fallecidos por artefactos lanzados, un aumento del 342%.
La espectacular caída el jueves de un helicóptero en las montañas de Antioquia tras un ataque con dron alertó sobre un nuevo nivel de sofisticación. Trece policías fallecieron.
El Estado todavía no utiliza drones de combate contra los subversivos.
El gobierno de Iván Duque (2018-2022) no pudo implementar el acuerdo de paz, y la política de Petro no ha funcionado.
“Estas negociaciones no avanzaron como deberían avanzar, una estrategia muy mal planteada desde el inicio, sin un objetivo claro, sin tiempos claros, sin unos pasos claros y esto le permitió a los grupos seguir operando mientras se fortalecían”, dice a la AFP Óscar Palma, profesor de la Universidad del Rosario.
La guerra se recrudece con el combustible de la cocaína que alcanza picos históricos en el país que más produce el polvo blanco.
En 2023, la producción de esta droga se disparó un 53% hasta alcanzar las 2.600 toneladas anuales, según la ONU.
Elecciones 2026
La violencia marca la campaña de cara a las elecciones y revive los fantasmas de los peores años del conflicto, que detuvo con asesinatos a disparos las aspiraciones presidenciales de cinco candidatos en el siglo XX.
“Cualquier atentado que mate civiles quiere decir que estamos fallando en inteligencia” y “también que estamos fallando en las estrategias de negociación” de paz, explica Bonilla.
El senador Miguel Uribe Turbay, candidato favorito de la oposición en Colombia, murió el pasado 11 de agosto tras semanas internado por dos disparos en la cabeza durante un acto electoral. Su partido, el Centro Democrático, ha enarbolado tradicionalmente las banderas de mano dura contra los grupos armados bajo el liderazgo del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010). El exmandatario enfrenta en primera instancia una condena a 12 años de prisión domiciliaria por soborno en un caso sobre sus vínculos con paramilitares. AFP, EFE
El padre de Uribe Turbay candidato por su hijo
Miguel Uribe Londoño, padre del asesinado senador Miguel Uribe Turbay, ocupará su lugar como precandidato presidencial del partido Centro Democrático, el principal de la oposición. Uribe Londoño pidió que se le permita “ingresar al proceso de selección del candidato presidencial del partido Centro Democrático en representación de toda la familia de Miguel Uribe Turbay”, dijo el partido.