Uruguay tiene nueva representante para el certamen Miss Universo. La montevideana Valeria Baladan fue la elegida para representar al país en la próxima edición del concurso de belleza más importante el mundo, que se realizará a fines de noviembre en Tailandia. Baladan es, además de la nueva Miss Uruguay, una modelo que todavía recuerda su primera y corta experiencia en televisión: el año pasado en Veo como cantas de Canal 12. “Me tocó ser la que no cantaba”, dice entre risas la estudiante de comunicación. “Me encantó la experiencia”.
Si bien comenzó como modelo siendo adolescente, llegó al universo de los certámenes de belleza el año pasado. No accedió al podio, pero tampoco se desilusionó ni rindió. Este año volvió a presentarse y fue coronada Miss Uruguay.
“Lo había soñado de chica, sí, pero más como un anhelo”, dice en charla con Sábado Show, previo a su viaje a Tailandia.
—Tenés 24 años. ¿Es la edad “típica” de una Miss?
—Más o menos. En realidad es bastante amplio el rango. Cuando competí este año, la más grande tenía 42 años y la más chica, 18. O sea, hay un abanico bastante grande.
—Empezaste en el universo de los certámenes de belleza el año pasado. ¿Cómo fue tu primer acercamiento?
—Me llegó un casting y dije: “Vamos a probar, a ver cómo es esto”. Quedé seleccionada para representar al departamento de Flores. Desde el primer momento me dije que lo iba a tomar como una experiencia de aprendizaje. No entré ni al top, pero me sirvió mucho para ganar visibilidad. Gracias a eso, en diciembre me convocaron para un certamen internacional, el Miss Latinoamérica en Panamá, donde lo pasé increíble y conocí chicas de muchos países.
—Y este año volviste a probar suerte.
—Sí, representé a Montevideo, que es mi departamento. Llegué mucho más preparada, con más experiencia y el apoyo de amigas del año anterior que me ayudaban con tips. Tomé clases de oratoria, pasarela, fotografía… es un trabajo muy completo. El día de la final estaba nerviosísima, y cuando anunciaron el top 10, después el top 5, no podía creer que seguía ahí.
—Y quedaste finalista con Carolina Moreira.
—Sí, con Caro, que fue la primera finalista, fue un momento increíble. Ahora me estoy preparando para el certamen internacional que es en Tailandia, al que viajo a fines de octubre o principios de noviembre. La final es el 21 de noviembre.
—Sos estudiante de Comunicación. ¿También habías trabajado como modelo?
—Sí, empecé en el modelaje en 2016, con 16 o 17 años. Siempre me gustaron los medios, las fotos… fui modelo de maquillaje, de fotografía. Nunca algo enorme, pero fue un inicio.
—¿Y es lo mismo ser modelo que Miss?
—Es muy distinto ser miss a ser modelo. La modelo es más descontracturada, las poses son más libres. La Miss tiene un rol que cumplir: representar un país, una cultura. Implica cuidarse mucho, ser consciente de lo que uno dice y muestra.
—¿Ya tenés definido el vestido que vas a llevar a Tailandia?
—Todavía no. Me lo hace un diseñador argentino, el mismo que me hizo el vestido de la final nacional. También estoy trabajando en el traje típico con Mauro Gardela. No puedo adelantar mucho, pero es algo que nunca se hizo antes, así que tengo muchas esperanzas en que salga bien.
—¿Ya estuviste practicando el famoso grito de “¡Uruguay!”?
—(Se ríe) Sí, claro. Tengo clases de pasarela tres veces por semana, inglés, oratoria, gimnasio… lleva todo un trabajo. También cuidamos la alimentación, hacemos contenido para redes sociales y sesiones de fotos. Son como cinco valijas que tengo que llevar para el viaje, porque cada día hay un código de vestimenta distinto.
—¿Es como en Miss Simpatía con eventos obligatorios a toda hora?
—Tal cual. Y te dicen “a las 7 de la mañana”, y a las 7 tenés que estar abajo impecable. Porque evalúan todo: puntualidad, organización, independencia. Por eso también estoy tomando clases de maquillaje y peinado, porque una tiene que saber resolver sola.
—¿Qué es lo que más te gusta de todo este proceso?
—Las fotos, sin duda. Pero también el hecho de representar a Uruguay. Me gusta mostrar nuestra cultura, que la gente diga “qué lindo país”. Somos un país chiquito, pero pionero en muchas cosas: el voto femenino, el Plan Ceibal, la ley de interrupción voluntaria del embarazo, la legalización de la marihuana… son temas de los que se puede hablar con orgullo afuera.
—¿Sentís que falta apoyo a este tipo de iniciativas en Uruguay?
—Sí, totalmente. A veces siento que en lugar de apoyar, se critica. Y eso pasa mucho en países chicos. Pero si se apoyara más, esto podría generar turismo, inversiones, y sobre todo, visibilidad. Nunca sabés quién te puede ver allá y decir “quiero ir a conocer Uruguay”.
—¿Y cómo te preparás para las temidas preguntas del certamen?
—(Se ríe) Miro videos de otras ediciones y a veces digo “¡nadie podría responder eso bien en diez segundos!”. Es difícil porque tenés que tener buena oratoria, lenguaje corporal y una respuesta políticamente correcta. Practico mucho: anoto preguntas típicas y las ensayo hasta en el auto. Así cuando llega el momento, ya estás más fluida.
—¿Cómo fue el momento en que escuchaste tu nombre como Miss Uruguay?
—No caí. Todo fue muy rápido. Carolina me abrazó enseguida y yo no entendía nada. Al otro día empecé a ver los mensajes, las fotos, los posteos, y recién ahí me cayó la ficha. Hasta aparecí en tops de “favoritas” que hacen los misólogos en TikTok, lo cual fue un orgullo enorme.
—¿Te gustaría entrar al top internacional?
—¡Claro! Sería un sueño. Uruguay hace muchos años que no entra al top. Primero hacen un top 30 o 35, después bajan al top 15, y ese ya se televisa. Llegar al top 5 sería una locura.
—Sos de Montevideo, pero el año pasado representaste a Flores. ¿Cómo es eso?
—Sí, el año pasado no había candidata de Flores, y por sorteo me tocó ese departamento. Pero soy de Montevideo. Igual, cuando representás a Uruguay, representás a todo el país, no a una sola ciudad.
—A todo esto, ¿seguís estudiando Comunicación?
—Sí, aunque este semestre lo pausé porque no me daban los tiempos. Pero pienso retomar el año que viene. Estoy en tercer semestre, estudio en la ORT, y me gusta mucho porque tiene muchas materias prácticas: fotografía, radio… eso te motiva.
—¿Siempre tuviste claro que querías dedicarte a esto?
—De chica todos me decían que tenía que ser modelo o estar en la tele. Pero mis padres tenían panadería, igual que mis abuelos, y yo trabajé ahí hasta este año. Así que pasé de los bizcochos a los tacos (se ríe).
—¿Y cómo hacías para no tentarte trabajando en una panadería?
—Ya no me tentaban. Desde chica estaba ahí, así que me acostumbré. Igual una vez me mandé una travesura: mi padre hacía alfajores con rocklets y yo se los saqué todos a los que estaban en venta. Me hizo quedarme toda la tarde hasta que me los comí todos. Nunca más toqué un alfajor (se ríe).
—¿Qué esperás lograr después del certamen?
—Me gustaría crecer en los medios. Siempre me gustó la visibilidad y quiero usar esta experiencia como plataforma para mi carrera.
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