Pamela Alciaturi: el camino de la ex Miss Uruguay por la TV, el periodismo, trabajo social y con el adulto mayor

La comunicadora es también una multifacética empresaria. Tiene una agencia de promociones desde hace 25 años y en los últimos tiempos está al frente de la cadena de residenciales.

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Pamela Alciaturi.
Foto: FERNANDO BICUDO

Redacción El País.
Pamela Alciaturi era una niña y una adolescente con timidez, de buzos largos y mirada al piso. Amante secreta de la moda, se decidió a los 14 años a hacer un curso de modelaje como forma de romper las barreras de su personalidad introvertida. Así empezó a soltarse y participar de los primeros desfiles en un tiempo en que era común que hubiese jornadas de pasarela en restaurantes y confiterías. Luego vinieron los certámenes hasta que la joven modelo se alzó con la corona de Miss Uruguay 1998.

La inclinación primaria por la moda se fue convirtiendo en vocación por la comunicación y en el desarrollo de una personalidad emprendedora. Su primera iniciativa fue una agencia de promociones, P.A. Pamela Alciaturi, que sigue plenamente activa y tiene más de 25 años de trayectoria. Esa fue la puerta de entrada a la televisión. Alciaturi trabajó con los canales 10 y 4 principalmente en los años ‘90.

Después de formarse en Ipep, hoy tiene un programa radial en FM Ciudadela Voces que siembran, un nombre que pensó para darle voz a protagonistas que cuenten historias o pensamientos inspiradores. Va los lunes de 18:00 a 19:00 horas.

La otra faceta de Alciaturi tiene que ver con la tercera edad. Luego de una primera iniciativa de residencial que compartió con su expareja, padre de su hija Sol (hoy de 17 años) la empresaria volvió a emprender en 2020 en este rubro porque no encontraba un hogar para su madre. “A mí no me crió mi madre, sino mi tía. Pero ella se había caído en la calle y ya no podía estar sola. Los opciones que encontré eran lugares donde ponían a las personas a mirar televisión. Decidí emprender con el primer residencial con un concepto diferente”, asegura.

Así nació Empatía, una cadena de residenciales ubicados en Malvín en su mayoría y con la impronta de mantener activos a los residentes, con talleres y otras actividades, tan activos como su multifacética directora. “El nombre viene por ese recomenzar con mi madre, ponerme en su lugar a pesar de las diferencias y lo vivido.. un “recomenzar desde la empatía”, asegura.

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Pamela Alciaturi.
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-¿Cuáles fueron tus experiencias en televisión?

-Trabajé en Charoná TV en la época de Canal 10. Con Omar (Gutiérrez) hice muchas promociones y en Canal 4 fui parte de Dale que podés, un programa que implicó el debut en la conducción de Claudia Fernández. Robert Rocha también fue parte del equipo, un equipo muy lindo que se armó. Ahí conocí a la mayoría de los amigos que tengo hasta ahora en el canal. Me encanta la televisión como medio y la comunicación en general, es una vocación para mí, aunque no me dediqué de lleno en su momento.

-¿Qué pasó?

-Me enfoqué en la agencia de promociones, que también me encanta. Durante más de 10 años trabajé en “New York” y “Makao”de Everli Rodríguez mientras estudiaba Hotelería ,gastronomía y Relaciones Públicas De él aprendí muchísimo sobre todo el estar en cada detalle supervisando el trabajo. Fui promotora con 18 años de ADM y hasta hoy les doy como agencia el servicio de azafatas. Cuando hubo un parate en los eventos con la pandemia, un gran amigo, productor de TV, Juanjo Cerdeña, me sugirió que estudiara periodismo y me encantó. Hice la carrera en el Ipep con profesores que conocía como Verónica Amorelli, Mónica de León, Leonardo Galante, Fernando Vilar, entre otros. Había compartido con ellos en los eventos. Me encantó la carrera: de dedicarme a full, sería una movilera, me encanta el contacto con la gente e ir de acá para allá, no saber dónde ni cuándo termina tu día. Me fascina eso.

-Pero en cierto modo te dedicás al periodismo…

-Sí, tengo un programa en FM Ciudadela con formato semanal, que es lo que mis otras actividades me permiten. Se llama Voces que siembran y buscamos que sea dinámico, hacemos diferentes entrevistas, a personas que dejan un mensaje, un aporte a cuestiones sociales. Mi inclinación siempre fue para ese lado.

-¿Ese perfil también te llevó a tu otra actividad de los residenciales?

-Sí, tuve un salón de fiestas infantiles también, donde plasmamos cosas increíbles. Hicimos acuerdos con el INAU y venían chicos de los hogares para que vinieran al salón a compartir los juegos e interactuar con los animales. Porque yo tenía perros, gatos, ovejas, conejos, un pony. Siempre me gustó el contacto con el verde y los animales. Pero, con la pandemia se cortó el tema del salón y los eventos también.

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Pamela Alciaturi conduce el programa "Voces que siembran".

-También en ese momento hubo una situación con tu madre, ¿es así?

-Sí. Yo me crié con una tía, no con mi madre. Pero bueno, seguimos de algún modo la relación. Ella se cayó en la calle y ya no podía vivir sola. Empecé a buscar y no encontré opciones de residencial que ofrecieran algo más que sentar al adulto mayor a mirar televisión. Eso también me impulsó a emprender. Alquilé una casa en la calle Hipólito Irigoyen y me mandé. Empatía comenzó con mi madre y la abuela de una chica que hacía promociones conmigo y a partir de ahí, a través del boca a boca de los vecinos de Malvín, empezamos a crecer. Después abrimos la segunda casa en Valiente y Valencia, otra en Amazonas y Legrand, la cuarta en Av. Italia y Anzani y ahora estamos por la quinta en lo que fue la Casa de los Canillitas, a una cuadra de Av. Italia e Hipólito Irigoyen. Es una casa como de revista, con 6.500 metros de parque, hay animales, ovejas, conejos…

-¿Vuelves a aquel concepto que tenías en el salón infantil?

-Sí, además vamos a instalar una idea de interacción intergeneracional. Yo soy familia amiga de Inau y tengo bebés de cero a un año bajo cuidado por algunos meses. Los llevo de residencial en residencial y me di cuenta de lo bien que le hace a los adultos mayores esa interacción. Nuestro concepto en general es que el residente tenga actividades y esté en movimiento, más allá de que quien quiere estar más solo, puede estarlo. Pero nosotros proponemos actividades: tenemos talleres con la actriz Virginia Ramos también viene el fisioterapeuta, viene la doctora, la psicóloga… siempre hay algo para hacer.

-¿Cómo nació tu historia de amor con Fabián, tu actual pareja que se desempeña como bombero?

-También animé durante 25 años el “Oratorio” en Talleres Don Bosco haciendo juegos y recreación los domingos en forma voluntaria. De ahí de los salesianos creo nació la parte del voluntariado y servicio. Justo el mismo mes que abrí el primer residencial comencé una relación con Fabián mi pareja hace 5 años. Él es bombero y nos conocimos en la entrega de juguetes en Felipe Cardoso Usina 5 en el asentamiento. Compartimos un grupo voluntario y de ahí nació la relación. Es el mejor compañero que pueda tener sin dudas.

-¿Tuviste ofrecimientos para hacer política?

-En algún momento sí, pero no acepté por motivos laborales. Respaldo a Mario Bergara, a quien conozco hace mucho tiempo y nos une una gran amistad. Es un gran amigo, un hombre honesto, de esos que siempre están para dar los mejores consejos. Estoy convencida de que con él tendremos un nuevo Montevideo.

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Pamela Alciaturi es "familia amiga" de INAU.
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-¿Qué debe considerar una familia a la hora de elegir un residencial?

-Para empezar, pregunten por la habitación que puede ser definitiva o estar en trámite. Con la pandemia, los ministerios de Salud y Desarrollo Social incrementaron los controles, sobre todo en Montevideo. Falta en el Interior, donde a veces se escuchan casos lamentables. El resto es buscar la mayor tranquilidad para el adulto y que encuentren un lugar que les genere confianza.

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Pamela Alciaturi con su madre Lil (de rojo).

-¿Cómo siguió la experiencia con tu mamá?

-Mi madre fue mi primera residente y vivió cuatro años en la casa. Falleció el año pasado repentinamente, pasó de un sueño al otro. Para mí, esa convivencia fue la oportunidad de conocerla un poco porque pasamos muchos años sin tener contacto. Cuando ella se separó de mi padre, dijo que no me podía tener y me crió una hermana de mi padre. Para mí, esos años en el hogar fue como empezar de cero con ella y si bien nunca pude llegar a abrazarla y decirle “te quiero mucho”, a mi manera hubo un reencuentro. También para mi hija fue importante poder conocer y compartir con su abuela. En cada casa, más que un residencial busco sea una gran familia y cada día merece ser vivido con alegría. Nuestro lema es que cuidamos personas, cultivamos vínculos. Eso es “Empatía”.

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