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Aldo Silva cuenta quién fue el superhéroe de su infancia y qué hizo cuando echaron a Forlán

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Aldo Silva el periodista de Telemundo 12 habla de su amor por Peñarol
Marcelo Bonjour

EL FÚTBOL Y YO

El periodista y presentador uruguayo supo dejar de ir a ver a Peñarol tras el fallecimiento de su padre, a quien homenajeó en la noche del Quinquenio.

Empezó a emocionarse y a vivir el fútbol con pasión a través de los relatos radiales. Evoca hasta el mejor recuerdo de un clásico justamente por las narraciones de aquellos cinco goles por la Liguilla de 1976 con las tres conquistas del "Pibe de Oro", Julio César Giménez. Aldo Silva, el periodista y presentador del informativo de Telemundo 12, admite que el chip peñarolense algunas veces en su vida se le desactivó, pero que la plaqueta que supo entregar Nacional a Peñarol, en la que hubo referencia sobre el decanato, lo volvió a encender.

-¿Cómo nace el hincha de Peñarol?
-Viene de mi familia paterna, de mis abuelos y de mi papá hinchas de Peñarol. Yo me hice de Peñarol, no tenía otra opción, como mis hijos que son de Peñarol. La única imposición que yo tuve, mirá que soy hincha de Aguada también, pero Peñarol es una cosa que se transmite de familia. Yo nací en abril del año 1966, el año de mayor gloria en la historia de Peñarol y crecí entre historias de (Alberto) Spencer, (Juan Alberto) Schiaffino.

-Esas historias de Schiaffino, ¿te las contaron tus abuelos?
-Sí, ellos fueron a ver a la máquina del 49 y yo crecí con todas esas leyendas y esas historias. Después yo viví emocionándome cada fin de semana con Fernando Morena.

-¿El gran ídolo?
-Sí, para mí Morena fue lo más grande. Ni Maradona ni Messi,
¡Morena! Era mi superhéroe. Estaban Batman, Superman, pero yo tenía a Morena y eso que yo era más de (Nelson) Quevedo. Yo era un niño y me gustaba Quevedo, pero Morena hacía goles todos los fines de semana y después de adulto lo conocí y fue maravilloso.

Un recuerdo imborrable
El día que conoció al ídolo
Aldo Silva y su padre junto a Fernando Morena

-¿Cómo fue conocerlo y ese contacto con tu ídolo?
-Lo conocí muy de grande, ya trabajando en Telemundo. Fue una fiesta de Alberto Kesman por aniversario de su relato, no me acuerdo si fue por los 30 o 35 años de su labor como relator. Yo estaba con mi papá y nos presentaron a Morena y a partir de ahí conocí a Ariel Sandoval, que es el esposo de Lina Pacella, que es quien me peina a mí, y lo conocí más íntimamente. De ir a alguna comida, poder dialogar y conocer su sentido del humor. Además, siempre que me juntaba con él me contaba historias y anécdotas de los años 70.
-¿Y qué recordás de aquella década?
-Yo tengo muy marcado en mi memoria un 3-0 a Huracán en Parque Patricios. Yo leía la revista El Gráfico y Huracán de Menotti era como si hoy fuese el Real Madrid, no sé, era un equipo inaccesible y Morena les hizo tres goles. Me acuerdo de esa alegría. Yo no sabía lo que era perder un clásico. Y recuerdo ir a ver los partidos de los goles récord de Morena al Centenario.
-¿Qué fue más disfrutable los goles del ídolo o conocerlo en persona?
-Fue una confirmación, porque muchas veces te pasa que el ídolo es una persona que al conocer te desilusiona. Me ha pasado a mí, le puede pasar a alguien que me conozca a mí porque me puede tener como referente de algo y cuando me conoce ve que no da… (risas). Conocer a Morena fue algo maravilloso porque me encontré con un tipo de gran sentido del humor, muy carismático y que contaba historias increíbles de partidos que yo viví escuchando por la radio y con mi padre al lado.

"El clásico que más recuerdo no lo vi, lo escuché por radio y fue un 5-1 por la Liguilla"

-¿El fútbol era una unión padre e hijo?
-Sí, yo tenía esa cosa tan de familia que ir al estadio era hacerlo con mi papá. Es más, cuando mi padre muere dejé de ir a ver a Peñarol. Pasé mucho tiempo sin ir a ver a Peñarol. La radio Spica de papá, los relatos de Heber Pinto de los goles de Morena. Fijate que yo el clásico que más recuerdo no lo vi, lo escuché por radio y fue un 5-1 por la Liguilla. Me acuerdo que estábamos en la casita de Solymar que teníamos nosotros, no había luz todavía en la casa del balneario y a la luz de la velas escuchando en la radio los cinco goles de Peñarol con el relato de Heber Pinto del “Pibe de oro” Giménez. Fueron goles de (Norberto) Galilea, tres de Julio César Giménez y otro de Morena. Goles que nunca vi, los vi en fotos, pero me quedaron grabados en la memoria por la emoción. Estábamos en una reunión familiar, mamá, papá, mi hermano y yo, aunque somos tres varones el otro todavía no había nacido. Estábamos pasando muy bien y Peñarol ganó, tengo ese recuerdo imborrable del grito salvaje de mi padre. Mi papá era un barrabrava… Se adelantó una época mi padre.

"Me acuerdo de haber ido en la noche del Quinquenio por homenaje a mi papá. Llevé una foto de mi padre en el bolsillo"

-¿Te alejaste de los partidos de Peñarol porque para vos ir al fútbol era una cuestión de unión con tu padre?
-Sí. Nosotros íbamos a la puerta 15 de la Tribuna Olímpica. Cuando yo era niño a veces iba solo y me gustaba, rara vez lo hacía con amigos, pero cuando fui creciendo mi vínculo con mi papá se fortaleció porque estábamos los dos a solas con el fútbol. A medida que me iba haciendo hombre me fui acercando a mi padre porque éramos dos hombres viendo a Peñarol. Cuando él fallece no pisé el estadio por mucho tiempo. Me acuerdo de haber ido en la noche del Quinquenio por homenaje a él. Llevé una foto de mi padre en el bolsillo. Pero bueno dejé de ir, también, porque me cansé.

-¿De qué te cansaste?
-De los líos, la política. Lamentablemente se cayeron los resultados. Yo viví la Copa Libertadores de Fernando Morena en la hora y de Diego Aguirre, que fueron momentos increíbles y después me alejé de ese fanatismo del fútbol. Me hartó la violencia, la vulgaridad en exceso, decayó todo. Igual, dos por tres me escapaba para ir a verlo.

-¿Ahora volviste con tus hijos?
-Volví con mi hijo varón, lo empecé a llevar a ver a Peñarol de chiquito y es peñarolense. No es fanático, bueno, lo que pasa es que nos mató el cambio de lugar, porque el Campeón del Siglo queda lejos. Había empezado a ir con mi hijo, lo llevé a ver la final con el Santos y vivimos cosas muy lindas viendo a Peñarol y para mí era imponente estar en el mismo lugar del Centenario que estuve con mi padre ahora estar con mi hijo viendo a Peñarol. Son cosas muy removedoras (los ojos se le llenan de lágrimas). Me acuerdo el día que lo llevé por primera vez fue contra el River de (Juan Ramón) Carrasco y que gana Peñarol en un partidazo 3-2. Estaba con mi hijo, lo miraba de reojo y pensaba que yo había estado en el mismo lugar, pero al revés, en calidad de hijo. Es una parte muy fuerte de mi vida.

-¿Qué cosas hiciste con tu padre, como futbolero, que quisiste repetir con tu hijo?
-Lo que pasa es que mi papá no era un buen ejemplo. Papá odiaba a Nacional y mi mamá es de Nacional y de chiquito me dijo ‘no hagas como tu padre, porque tu mamá es de Nacional’. Aprendí a respetar. Más que nada lo que heredé de mi padre es el cariño por Peñarol y el concepto de que es lo más grande que hay. Tengo hasta un debate interno de qué me importa más si Peñarol o la Selección. Es bravo y lo tengo que pensar. Nunca alimenté lo del barrabrava o del hincha fanático, porque eso no está bueno. Además, cambian los tiempos. Yo cuando era chico andaba con la camiseta de Peñarol y hoy no está bueno que mi hijo esté con la camiseta de Peñarol por la calle porque puede pasar cualquier cosa. Quiérase o no, esa violencia de los últimos años, que no termino de entender, condicionó la herencia futbolera. Si mi hijo me dice que quiere ir al fútbol solo, cosa que no pasa, no sé si me gusta eso.

wallpaper Bengoechea, Pacheco y Morena
Pacheco, Morena y Bengoechea.

-Morena en el lugar más alto y ¿después quién?
-Bengoechea fue glorioso, un jugador maravilloso. Tony Pacheco también. Pero yo vi jugar a Mazurkiewicz. Creo que una parte de mí en el fondo le gustaría ser arquero, porque yo veía a Mazurkiewicz de negro, aunque ya veterano, y me transmitía grandes sensaciones. Me meto mucho en la historia de Peñarol y me encanta esa cultura de los grandes números 5 en la mitad de la cancha. Me acuerdo de aquel mediocampo de Saralegui y Bossio. He visto videos del “Tito” (Néstor) Gonçalves.

-Algún día estando en el estadio te preguntaste, ¿para qué vine?
-Sí, también. Partidos internacionales. Después de que Morena hizo los 7 goles a los tres días quedamos eliminados ni me acuerdo contra quién era, pero sí de la tristeza que tuve yéndome para mi casa. Después, más reciente, con mi hijo y un 4-0 en contra contra un equipo colombiano. Además, cuando me quise ir dos o tres barrabravas se pararon adelante y me dijeron ‘te tenés que quedar hasta el final’. Y me fui igual. Nunca me había ido antes del final de un partido. Clásicos derrotados me acuerdo de un 3-0 en contra. No me olvido más, empieza el partido y Venancio Ramos pica por Peñarol, elude a todo el mundo, venía el gol pero el arquero la sacó. Me dije: ‘Ta, les hacemos cinco hoy’. Fue 3-0 Nacional, no me olvido más. Fue una paliza. Lo que me han dolido son las derrotas. Como la final con el Santos, que me dolió mucho por mi hijo porque yo quería que viera a Peñarol campeón de América.

"Lo digo con todo respeto, a raíz del episodio de la plaqueta, para mí el año se terminó cuando Peñarol le gana a Nacional en el Parque. Lo digo con gran respeto, ahí el año para mí terminó"

-¿Y la eliminación con Paranaense?
-No me dolió tanto porque me la veía venir. Además, y lo digo con todo respeto, a raíz del episodio de la plaqueta, para mí el año se terminó cuando Peñarol le gana a Nacional en el Parque. Lo digo con gran respeto, ahí el año para mí terminó. Lo que vino después fue de garrón. Esto de Paranaense fue de garrón. Sinceramente lo digo.
-¿Te molestó lo de la plaqueta de Nacional a Peñarol?
-Sí, me extrañó de gente a la que considero tan bien. Esas cosas no se hacen, fue una baboseada que a mí, que tenía apagado el peñarolense que tengo adentro, lo despertó. Yo tuve etapas de mucha intensidad y otras no tanto con Peñarol. Por ejemplo, cuando vino (Diego) Forlán a Peñarol dije: ‘Pah, no me sacás del Campeón del Siglo’. Viene la pandemia y lo echaron, como ha sido característico en Peñarol y ahí bajé la cortina. Me dije, por un tiempo nunca más voy a ver a Peñarol, porque esto no me lo banco. Lo de Forlán me pareció de una bajeza inédita, aunque ha habido peores en la historia de Peñarol. Estaba con el chip apagado y cuando pasó lo de la plaqueta me puse el chip de vuelta. Me dije: ‘esto es una falta de respeto’. Me dolió. Y cuando Peñarol le gana a Nacional en el Parque Central, lo digo con todo respeto, porque no quiero quedar como un pizarrero porque no lo soy, fue tal el despliegue de Peñarol ese día y a mí quedó la sensación de que se acabó el año ahí. Ganar ese clásico en el Gran Parque Central, marcar la eliminación prácticamente de Nacional…

Gastón Pereiro. Foto: Nicolás Pereyra.
Gastón Pereiro. Foto: Nicolás Pereyra.

-Esas dudas que tenés entre Peñarol y la Selección, cuando juega la Celeste, si los goles los hacen jugadores de Nacional…
-No, no. Eso no. Yo no soy anti Nacional. El gol de (Gastón) Pereiro ante Ecuador o grité como si lo hubiese hecho el ‘Canario’ Agustín Álvarez Martínez. No soy anti Nacional. No estoy deseando que Nacional pierda. Eso me lo enseñó mi madre de chico y eso se lo transmití a mis hijos. Por supuesto que me encantaría que todos los goles los hagan jugadores de Peñarol, pero lo que pasa es que todo cambió y a veces yo no sé si el que está jugando es hincha de Peñarol. Es todo muy profesional ahora y no es como antes que me crie al influjo de la camiseta, pero yo respeto lo de ahora. Muchas veces el futbolista no me genera la fidelidad que uno podía haber tenido cuando se estaban cinco o seis años en la Primera de Peñarol, que vos sabía que eran hinchas y que iban a seguir estando allí.

"Soy más aguatero. El básquetbol me tira más, por encima de que el fútbol lo vivo con intensidad. Debo reconocer que si juegan Aguada y Peñarol yo voy por Aguada"

-Me dijiste en el comienzo que eras hincha de Aguada. ¿Cuál tira más?
-Soy más aguatero. El básquetbol me tira más, por encima de que el fútbol lo vivo con intensidad. Debo reconocer que si juegan Aguada y Peñarol yo voy por Aguada. Es más, he jugado contra Peñarol como jugador de Aguada, he jugado a ganar aunque no he gritado los dobles.

-Tu hijo juega en Trouville. ¿Qué hacés ahora?
-Soy hincha de mi hijo. Y donde juegue. Si mañana juega en Goes o en Nacional voy a estar con él. Ya lo dije. Mi hijo jugó en Defensor Sporting, en Tabaré y ahora en Trouville, que es palabras mayores en inferiores. Imaginate las cosas que me dicen mis amigos, ‘vo, ¿qué hace tu hijo ahí? Traelo para acá’. Yo les digo que es su vida, son sus decisiones, pero yo hincho por mi hijo.

Peñarol ante Flamengo por la Libertadores 1982. Foto: Archivo El País.
Peñarol campeón de la Libertadores 1982. Foto: Archivo El País.

-¿El gol que más gritaste?
-El de Morena contra Cobreloa. Después el de Diego Aguirre. La gente de mi edad me va a entender, a Morena siempre lo cuestionaron porque no tenía triunfos afuera, que hacía goles acá. Le tocó jugar en una de las peores selecciones uruguayas de la historia, no le daban una pelota. Final de la Copa Libertadores, un partido que él no juega bien, juega mal, toca una pelota y la manda a guardar. Yo era hincha de él y para mí fue una revancha. Fue una alegría. Gritar, gritar y seguir gritando hasta quedarte sin garganta. Días y días festejando.+

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