El nuevo acuerdo Milei-Trump, su impacto en Uruguay, el Kremlin, China y más de la geopolítica

El reciente acuerdo comercial bilateral firmado entre Argentina y Estados Unidos, anunciado el pasado 14 de noviembre, genera polémica a la interna del Mercosur. El gobierno de Yamandú Orsi, ve la decisión de su par argentino Javier Milei (de avanzar con el mandatario estadounidense Donald Trump) como un antecedente que podría favorecer a Uruguay, en tanto podría abrirse un nuevo camino para acuerdos bilaterales con terceros.

El politólogo argentino Claudio Fantini manifestó que “el casamiento Milei-Trump no es entre dos países o dos Estados, sino entre dos personas. Milei, con ese acuerdo, dio un golpe para quebrar el Mercosur”.

“Para países como los nuestros (de América Latina), es importante el mundo multilateral. No estamos obligados a la monogamia”, agregó al hacer un análisis de la nueva geopolítica mundial y sobre cómo el presidente estadounidense trata de desbarrancar el poder de China de la región.

Esto fue abordado por Fantini en su conferencia “Geopolítica en movimiento: EE.UU., la región y el impacto en Uruguay”, organizado por el banco HSBC en el WTC Free Zone de Montevideo.

El experto en asuntos internacionales afirmó que ya van varios años de una desglobalización inesperada, con liderazgos que incluso se pronuncian como antiglobalistas, y que esto ha asombrado porque ocurre desde la Casa Blanca.

A su entender, la autopista hacia la globalización, que tomó auge luego de la II Guerra Mundial y con EE.UU. como protagonista, sufrió un “retorno extraño” en el que se empezó a hablar de EE.UU. como un país “expoliado y abusado por quienes lo rodean”, lo que iba en contra de lo que se veía. Fantini apuntó así a que se construyó un relato que convenció más que la realidad, con mensajes como el “Make America Great Again” (hacer a Estados Unidos grande otra vez).

¿Es posible que la desglobalización sea momentánea? Se preguntó y reconoció que es difícil hacer proyecciones en esta etapa “inédita” que vive el mundo.

Hizo referencia a cómo, por ejemplo, la caída del muro de Berlín ocurrió, en parte, porque la información desde el exterior tuvo mayor alcance y derribó supuestos en ese momento, pero que actualmente la “democratización” del conocimiento ha sido socavada por la irrupción de una “nueva plaza pública”: las redes sociales.

Éstas no dieron lugar a encuentro de ideas como se esperaba, sino a “aldeas de ensimismamiento”, es decir, grupos que solo se hacen adictos a su propia forma de ver las cosas, levantándose paredes de intolerancia a lo diferente. En esas plazas públicas (redes sociales) y aldeas se genera lo que académicos han denominado la “ingeniería del odio”, con todos los peligros que conlleva.

“Esto ha redefinido las bases de la democracia tal como las conocemos; ese es el riesgo”, afirmó Fantini, observando que las sociedades se están atomizando y ya no prevalece la argumentación, sino “el mensaje corto y contundente”.

Foto: Leonardo Mainé. El País

Se abonó así un contexto fértil para el surgimiento de liderazgos “mesiánicos y desopilantes” en una nueva realidad geopolítica. “Y todo lo que antes era impresentable, ahora es una especie de virtud”, comentó al referirse a líderes como el ruso Vladimir Putin, Trump y Milei, entre otros, recordando algunos de sus “despropósitos públicos”, como cuando el presidente argentino comparó al Estado con “un pedófilo”, y “los niños están encadenados y cubiertos de vaselina”, dijo.

"¿Cómo es posible que los argentinos hayan vuelto a votar en las legislativas (del pasado 26 de octubre) por un presidente que dice esas cosas espantosas, que en otro país hubiera sido interpelado?", se preguntó Fantini afirmó que la respuesta está en Trump, quien pateó el tiro libre desde Washington hasta Argentina, al condicionar la ayuda financiera de EE.UU. a la victoria electoral de La Libertad Avanza.

“Cientos de argentinos, que incluso desprecian a Milei, lo votaron pero en realidad votaron contra el lunes negro”, prosiguió Fantini al tratar de explicar lo sucedido en Argentina, poniendo la lupa sobre los temores de la gente en relación a la economía, que priman sobre lo demás.

“Los argentinos pasamos del ‘yanqui, go home’ al ‘yanqui, come here”, agregó Fantini.

El politólogo consideró, no obstante, que tanto el presidente Trump como su homólogo Milei tienen “pies de barro” y que, prueba de ello, fueron las victorias del Partido Demócrata en EE.UU. de este año.

En esa línea, apeló a que “los electores sean soberanos para proteger la historia”; en este caso, de la institucionalidad estadounidense.

Fantini planteó que América Latina es actualmente un “territorio salvaje” y que prácticamente solo Uruguay y Costa Rica viven en una “burbuja envidiable”.

Hizo un repaso de las elecciones de los últimos tiempos de países de la región, y se detuvo en algunos para mostrar que, en política, se han movido hacia el centro en sus preferencias. “Son de centro izquierda o de centro derecha, pero centro al fin”, afirmó al mencionar a Uruguay, Costa Rica, Bolivia y Guatemala. “Así tiene que bascular la democracia”, opinó.

Asimismo, apuntó que el ataque de EE.UU. a barcos asociados al narcotráfico en el Caribe, además de un enfrentamiento al régimen venezolano —al que tildó de “dictadura calamitosa”, con Nicolás Maduro y Diosdado Cabello al frente— es también un mensaje a China de que no entre más en esta región.

“China es un gran rector de esta región y las discusiones que se están dando a nivel internacional son sobre las distintas zonas. Ya se verá cómo América Latina se pliega entre los distintos liderazgos”, afirmó.

“Hoy el debate es de quién es América Latina" y en ese sentido "Perú ya casi es una provincia china, en materia de inversiones”, redondeó.

Fantini se paseó por conceptos de “El fin de la historia y el último hombre” de Francis Fukuyama, y “El mago del Kremlin” y “Los ingenieros del caos”, ambos de Giuliano Da Empoli, para explicar cómo se ha llegado a la situación actual y el poder especialmente de EE.UU., Rusia, China y, más recientemente, India.

También mencionó a Yuval Noah Harari y sus estudios sobre los cambios que se vienen, incluyendo los impactos de la inteligencia artificial y el riesgo de que ésta se vuelva ingobernable para el ser humano.

Citó a Alexander Hamilton —sirvió como secretario del Tesoro durante la presidencia de George Washington—, quien ya en su tiempo, fines del siglo XVIII, hablaba de la posibilidad de que en EE.UU. llegara al poder un candidato enemigo del propio país.

Leonardo Mainé, El País.

“Existe la idea de que Trump está manejado desde Rusia”, lanzó Fantini. “Siempre se ha manejado que la inteligencia rusa aspiraba a dominar a algún presidente de EE.UU., y ese temor de EE.UU. se hizo realidad”, apuntó.

De ahí que —siguiendo la línea de pensamiento de Fantini— muchos no se asombraran de que, por ejemplo, Trump rompiera la asociación económica, política y militar con Canadá y Europa. “Esa alianza, que era exitosísima, se rompió en tiempo récord”, dijo al comentar que el objetivo del Kremlin es extender su influencia sobre la Unión Europea.

“La estrategia es el divorcio de EE.UU. y la Unión Europea, para que la UE quede bajo la órbita del Kremlin. Esto explica también, en gran parte, el Brexit y la presencia de figuras como Boris Johnson en el gobierno británico, o de Liz Truss que duró apenas unos 40 días en el poder”, ejemplificó. “Eurasia vive a Putin como el gran líder”, agregó en otra parte de su presentación.

Fantini considera que, con influencia de Putin, Tump defiende que Canadá debería ser un estado de EE.UU., y desarrolla otras acciones alineadas con Rusia.

Finalmente, el politólogo habló sobre el “falso negacionismo” del presidente estadounidense sobre el cambio climático. “Trump sabe que hay cambios en la biósfera, y aspira a dominar el Ártico canadiense y Groenlandia por sus minerales, que serán necesarios, precisamente, cuando se sientan más los efectos del cambio climático”, concluyó Fantini.