Evelyn Regner, quien preside la delegación del Parlamento Europeo para las relaciones con Mercosur, estuvo en Montevideo el pasado 27 de octubre para reunirse con autoridades nacionales y empresarios, y dio una entrevista en exclusiva a El País.
La delegación estuvo integrada por cinco diputados del Parlamento Europeo, con el objetivo de brindar impulso al acuerdo Unión-Europea (UE)-Mercosur en esta fase, antes de fin de año.
La parlamentaria explica las razones de su visita, habla sobre los entretelones del acuerdo y, como experta en temas tributarios, aborda también ese asunto. Un punto importante de la conversación fue que, si la OCDE cambiara la categoría de Uruguay de “país ampliamente colaborador” a “parcialmente colaborador”, no se vería afectado el acuerdo UE-Mercosur, según afirmó. Esto debido a que hay otros indicadores que actúan a favor de Uruguay y su transparencia en materia de percepción de corrupción. Sobre la adenda que recientemente la UE introdujo al acuerdo, Regner afirma que los países del Mercosur no han presentado objeción alguna, hasta el momento.
Regner, de nacionalidad austríaca, es también miembro del Comité de Asuntos Económicos y Monetarios, y miembro suplente del Comité de Empleo y Asuntos sociales del Subcomité de Asuntos Fiscales en el Parlamento Europeo. Ha centrado su labor en los derechos de los trabajadores y lucha para una mayor justicia fiscal en Europa, según sus antecedentes. Es considerada “voz” de los trabajadores y contribuyentes en lo que respecta a la regulación de empresas y mercados financieros.
Aquí un extracto de la entrevista.
—¿Cuáles son los objetivos principales de su visita con la delegación de la UE, a Uruguay y Paraguay?
—Las expectativas principales son hablar sobre el acuerdo UE-Mercosur. Esto es algo muy importante, grande, algo que está por ser concluido. Este es un momento importante para los países de Mercosur y también para la Unión Europea. Y Uruguay es un gran jugador en este contexto, porque siempre es un puente entre la Unión Europea y los países de Mercosur y también con Latinoamérica. Si nosotros, como europeos, queremos entender un poco más lo que está pasando en esta región, lo mejor es comenzar en Uruguay, país con el que tenemos mucha afinidad cultural.
—¿Por qué no van a Argentina o Brasil en esta oportunidad?
—No podemos hacer todo al mismo tiempo. Estuvimos a finales de julio en Brasil. Y no he estado recientemente en Argentina, pero estamos con contactos muy cercanos con sus representantes. Iremos muy pronto a esos dos países también.
—Tenemos entendido que se reunió con la vicepresidenta de la República, Carolina Cosse; el secretario de la Presidencia, Alejandro Sánchez; y el canciller Mario Lubetkin. ¿De qué conversaron y qué impresión se lleva de esa reunión?
—Hablamos sobre el contenido del acuerdo, los compromisos de cada parte, compartimos preocupaciones sobre el procedimiento y cómo se llevará a cabo. Una segunda cosa, fue la seguridad. En la Unión Europea y en los países de Mercosur, así como en todo el mundo, tenemos problemas de lavado de dinero y tráfico de drogas; todas cuestiones de seguridad. Es parte importante del acuerdo ver qué podemos hacer para trabajar juntos en esos asuntos.
—Uno de los temas principales del acuerdo son las exportaciones agrícola-ganaderas desde el Mercosur, que han tenido resistencias en Francia y otros países. ¿Qué está pasando en relación a ese tema hoy?
—Ese tema es importante para Uruguay y para Europa, donde los agricultores están siempre sensibles. La pregunta que tienen es: ¿habrá un flujo importante de carne de los países del Mercosur al mercado europeo? Ese es el miedo que tienen los agricultores. Pienso que eso es lo más acalorado del debate. Pero hemos visto los números y pienso que podemos estar relajados, aunque si hay miedos tenemos que tomarlos en serio y explicar. Creo que lo mismo pasa en Uruguay y hay que responder con evidencias y números. Sin el acuerdo, en la Unión Europea ya importamos una enorme cantidad de productos, como por ejemplo, soja para alimentar al ganado. Con el acuerdo, hay cosas que mucho no van a cambiar, habrá sí más buena carne uruguaya sobre la mesa en Europa. Pero esto es solo una pequeña parte de todo el acuerdo. Estamos hablando de cooperación en maquinaria, en la industria, en los sectores digitales, en cuestiones ecológicas, en farmacéutica, en mucho más.
—La firma del acuerdo en la UE estaba prevista para el 5 de diciembre, pero se ha pospuesto para el día 19, ¿hay alguna dificultad más allá del trámite que se ha demorado?
—En la Unión Europea somos 27 países miembros y tenemos 23 idiomas oficiales, y el texto del acuerdo, que es enorme, de miles de páginas, tiene que ser traducido en todos los idiomas oficiales. Es un gran trabajo. La firma se cambió para un poco más tarde, pero no por cuestiones políticas, sino por las traducciones. Por supuesto, se puede usar Google Translate, pero tiene que pasar por escritura legal, con traductores e intérpretes. Por favor, no hay que crear una historia política sobre esto, no hay nada más y se está trabajando día y noche.
—Hubo una adenda introducida por la Unión Europea recientemente que contempla mejores condiciones para los agricultores europeos, ante inquietudes sobre todo de Francia, y que también cambiaría las condiciones con el Mercosur. ¿Cuál ha sido la reacción de los miembros del bloque ante esa modificación?
—No es sólo Francia, también hay países como Polonia, Irlanda, Austria —de donde vengo—, con demandas. Por eso la adenda. Pero ese agregado nada tiene que ver con hacer más difícil las cosas para los países del Mercosur, porque es, más que todo, ayuda financiera para los agricultores europeos, dentro de los tratados europeos. Los países del Mercosur no sentirán nada. Es solo una especie de subsidio a los agricultores europeos para que estén a favor del Mercosur. Eso es todo.
—Analistas uruguayos plantean cierta preocupación de que la adenda cambie las cuotas de exportación hacia la UE en algunas circunstancias, por eso le consultaba qué respuestas han tenido por parte de los gobiernos de los países del Mercosur al respecto.
—No hay cambio de las reglas del acuerdo y no hubo reacción. Honestamente, no vi ninguna reacción, porque no los afecta. Tenemos un intercambio regular con representantes de los países de Mercosur, hay reuniones online y no han planteado que sea un problema para el Mercosur. Solo puedo decir que están en lo correcto. No tiene nada que ver con lo que es importado o exportado. Es más una historia dentro de la Unión Europea. Algunos estados miembros podrían criticar, porque tenemos gente que dice “¿por qué siempre le dan dinero a los productores y no le dan, por ejemplo, a los trabajadores que también pueden tener problemas?”. Así que es más una cuestión dentro de la Unión Europea, sobre cómo distribuimos nuestro propio presupuesto.
—Uruguay no ha seguido algunas recomendaciones de Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), o al menos no lo ha hecho en los tiempos esperados, en materia de intercambio de información financiera y secreto bancario. Hay quienes piensan que la OCDE podría bajar la categoría de Uruguay de “país ampliamente colaborador” a “parcialmente colaborador”. Si eso ocurre, ¿podría afectar, de alguna manera, el acuerdo UE-Mercosur?
—Ah, ese es un dato interesante del que me estoy enterando ahora. Yo, personalmente, estoy en una comisión de trabajo con esos temas, y solo puedo decir que pienso que no habrá afectación. No la habrá, porque, primero de todo, las negociaciones UE-Mercosur han estado sucediendo por años y años, así que todo está sobre la mesa. Lo preguntaré cuando me encuentre con los representantes oficiales. Nos gustaría trabajar muy de cerca en todas esas cuestiones relacionadas con lavado de dinero. Introducimos en la Unión Europea una autoridad especial, un paquete anti-lavado de dinero, la AMLA (Autoridad Antilavado de Dinero y Lucha contra el terrorismo, por sus sigla en inglés), que está haciendo exactamente eso. Y esto es muy importante porque siempre hay que seguir el dinero, para encontrar a quienes están traficando drogas, a quienes están apoyando a dictadores, o a los que están haciendo dinero con los delitos. Con respecto al acuerdo con el Mercosur, la parte de cooperación y seguridad son cuestiones políticas, y preguntaré a los políticos responsables.
—¿Pero, entonces, podría llegar a ser un problema?
No, no, no, todo lo del acuerdo UE-Mercosur ya está sobre la mesa. Al contrario, en mi briefing tengo información de que Uruguay está subiendo en el Ranking de Percepción de la Corrupción (se refiere al índice de Transparencia Internacional de 2024), e incluso está superando a Canadá, que es el número 13 en el mundo en este momento. O sea, son países con los menores índices de corrupción y sistemas transparentes, del mundo. Se tienen en cuenta muchos factores.
—Como experta en el tema, ¿cuál es su opinión sobre el levantamiento del secreto bancario?
—Vengo de Austria y puedo contarles la siguiente historia. Durante muchos años, Austria, ya miembro de la Unión Europea, era conocida por su secreto bancario. Todo el mundo podía tener una cuenta bancaria anónima, y los austríacos amaban al sistema, porque esas cuentas eran los clásicos ahorros que las abuelas dejaban a sus nietos. Por eso había mucha gente en contra del levantamiento del secreto bancario. Yo ya estaba en el Parlamento europeo cuando supe que los rusos, antes de la invasión a Ucrania, y otros dictadores de Irán y Arabia Saudí, tenían sus paquetes de dinero en ese tipo de cuentas. Por eso fue absolutamente importante levantar el secreto bancario, para combatir a los dictadores. Tomó mucho trabajo.
— ¿Pero, actualmente, la administradora tributaria en su país accede a la información bancaria bajo petición justificada, con intervención judicial, o no se requiere?
—Primero hay que decir que en la Unión Europea exigimos que haya registro del beneficiario final para poder reconstruir hacia dónde va el dinero. Hay que conocer al beneficiario final del dinero, que son los que llevan a cabo el negocio. Ese acceso es para autoridades financieras, lamentablemente no para periodistas. Nos hubiera gustado que fuera también para los periodistas, luchamos por eso, pero no obtuvimos la mayoría para la legislación. Para el acceso, hay que demostrar que existe un interés genuino. Para la administradora tributaria también debe haber una razón, una sospecha, para que se le permita el acceso a la información. Debatimos mucho sobre esto en el Parlamento Europeo, porque también tenemos muy fuerte protección de datos. A veces hay conflicto entre el derecho a la protección de datos y el derecho a la transparencia. Así que, de alguna manera, el resultado fue que solo se accede con una razón justificada.
—¿Un comentario final sobre el acuerdo UE-Mercosur?
—Quiero decir que este es un buen momento, más que nunca, para ese acuerdo. No estoy hablando solo del comercio, sino para colaborar lo más cercano posible como países democráticos en ambos lados del océano. El acuerdo UE-Mercosur no tiene solo la parte de comercio, ahora en la UE estamos más interesados en la parte que fortalece la seguridad y la democracia. Y este acuerdo también es cooperación política y de seguridad.