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Juan Martín Posadas

Juan Martín Posadas

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Nuestro país no tiene que irse fuera de fronteras para encontrar modelos de unificación nacional.
El nivel de la reflexión política en nuestro país no está en sus niveles más vistosos. No me refiero al meneo de los chats de Astesiano y al grotesco empeño de darles una trascendencia política que no tienen. Estoy pensando, por ejemplo, en las disquisiciones, conjeturas y elucubraciones de periodistas y dirigentes políticos que están apareciendo sobre el asunto candidaturas: entran fácil y bien en una categoría garciamarquiana de realismo mágico.
Hay elementos objetivos como para pensar que en el universo político uruguayo actual hay tres familias para dos casas.
Lo único que hoy le da identidad a la izquierda es su identificación como lo otro.
Hay otro estado de ánimo. No se salvó el que lloró más sino el que enfrentó la tormenta.
El Carnaval avanza con sus velas desplegadas... Me vuelven a la memoria aquellos versos del tango: “no finjas más la voz, sacate el antifaz”…
El estado de ánimo general de la población es positivo: el Uruguay tiene buen semblante.
Me lo imagino a Mujica desvelado en las noches pensando en rimas consonantes o asonantes.
Ud. sabe lo que es esperar, amigo? ¿Se ha quedado un rato pensando sobre este verbo para que él le diga todo lo que tiene adentro? Quizás para Usted esperar trae la imagen de la antesala del dentista, con revistas viejas, o el mucho consultar el reloj en la estación del ferrocarril. Pero no se quede en eso: esperar es de lo más lindo que hay. Solo superado por una cosa: ser esperado, saberse esperado.
Hay que distinguir entre silencio bueno y silencio malo. Un silencio enfermo y un silencio sano.