Claudio Fantini
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Ya no hay lugar para otras consideraciones. La guerra de Benjamín Netanyahu y los jihadistas ha victimizado a una población civil entera.
El giro de Donald Trump fue copernicano, reiniciando el suministro de armas a Ucrania y anunciando aranceles altos contra Rusia.
La vulgaridad es un lujo despreciable que pueden darse los dictadores. En la democracia, no se concede un derecho a la vulgaridad.
Es posible que el régimen de Irán decida finalmente avanzar en forma directa hacia la construcción de sus propias armas nucleares.
En síntesis, por teléfono y a los gritos, Trump exigió al premier israelí que se conforme con lo logrado en estos doce días, que no es poco, porque si no los riesgos que afrontará serán considerables.
Lo único claro hoy es que Medio Oriente vive un conflicto sin precedentes desde que Israel e Irán abrieron las puertas del infierno.
Por cuánto tiempo el peronismo no kirchnerista acompañará a la dos veces presidenta.
Con el orgullo herido, Putin evalúa cómo devolver el ataque para que resulte devastador. O sea, suficientemente destructivo como para que los ucranianos desistan de lanzar golpes espectaculares.
Las últimas actitudes de Trump no implican rompimiento con Netanyahu, con quien comparte un conservadurismo de naturaleza autocrática.
La mayoría de los argentinos quiere Ficha Limpia, pero a su gobierno le conviene mantener al kirchnerismo como antagonista principal.