Frutos de los elogios de Milei a Trump

En sí misma, es una buena noticia. Que los argentinos puedan ingresar sin visa a Estados Unidos le sirve a una porción de la sociedad que, aunque minoritaria, es numerosa. No tener que hacer largos y costosos trámites en la embajada norteamericana ayuda a quienes deben viajar por cuestiones negocios y a mucha otra gente que viaja por turismo o por compras.

La noticia de semejante posibilidad es en sí misma muy buena, y puede ser aún mejor si se trata del primer paso hacia una relación más fructífera para la economía argentina. Aunque también puede no ser tan buena, o incluso mala, si se trata de un premio consuelo que le da Donald Trump a Javier Milei por la devoción que le profesa.

En ese caso, la ventaja quedaría sólo para los que necesitan y para los que disfrutan visitar Estados Unidos, pero no para lo que necesita la economía argentina.

Si el paso que se dio con la visita de la secretaria norteamericana de Seguridad, avanzando hacia la recuperación del estatus establecido por el acuerdo que en 1996 alcanzaron Carlos Menem y Bill Clinton, es el primero hacia una relación en la que la gratitud de Trump con su fan sudamericano se exprese en la eliminación de aranceles a las exportaciones argentinas y en incentivos para que las empresas norteamericanas hagan inversiones productivas en este país, se trata de una gran noticia.

Los aranceles de Trump restan competitividad a las exportaciones a Estados Unidos, mientras que la política del magnate neoyorquino con las empresas norteamericanas es inversa a la necesidad argentina de inversiones extranjeras, por más motosierra y admiración que le muestre Milei. Lo que hace Trump es presionar a las empresas que invirtieron en otros países para que regresen a Estados Unidos.

Si lo acordado con la secretaria Kristi Noem sobre la eliminación del visado es la primera señal de que los esfuerzos adulatorios de Milei removerán esos obstáculos para la economía argentina, lo positivo del vínculo va más allá de los turistas y demás viajeros.

En cambio, si se trata sólo de un premio consuelo y Trump no removerá aranceles ni empujará inversiones, entonces lo acordado es limitadamente bueno. Incluso puede ser malo si, además de dejar al margen de los beneficios a la economía argentina, lo que hace esa cortesía es edulcorar la presión que se hará para que Argentina reduzca los vínculos económicos y comerciales con China.

Argentina necesita sumar socios comerciales, no reemplazarlos. Por eso fue desalentador escuchar al próximo embajador, Peter Lamelas, decir que ejercerá toda la presión posible sobre el gobierno nacional y sobre los gobiernos provinciales para que empiecen a reducir la relación con China.

El tono de virrey con el que habló justificaría que Milei rechace el placet al elegido de Trump. Incluso, hubo pedidos en el Congreso para que sea rechazado porque sus expresiones son “una intromisión inadmisible”, aunque nadie en la oposición ni en el oficialismo espera que Milei se atreva a cuestionar mínimamente lo anunciado por Lamelas. Lo más probable es que ni siquiera le interese fijar, desde un primer momento, límites al embajador norteamericano que viene.

El episodio anuncia que las guerras comerciales de Trump con China y con Brasil vaticinan una gigantesca presión de Estados Unidos para que Milei reduzca al mínimo los vínculos económicos de Argentina con esos dos importantes socios comerciales del país. Y, por cierto, la eliminación de la visa no vale el alto precio que tendría reducir la relación económica y comercial con China y con Brasil.

Aunque la noticia en sí misma de un acuerdo para eliminar el visado, es positiva, falta ver que viene después. Es importante además tener en cuenta que Kristi Noem, es también la ejecutora de la política contra la inmigración ilegal, que incluye la cacería a ciegas de latinoamericanos para ser deportados. En muchos casos, los “cazados” pasan días o semanas encerrados hasta que los liberan al quedar claro que no son ilegales. Pero también hay casos en los que terminan deportados por no haber tenido la posibilidad de demostrarlo.