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Sotelo renuncia a canal 5: creó gerencias, obra de 600 mil dólares para las radios y no pudo con el bajo rating

Tras cuatro años de gestión, Gerardo Sotelo renunciará el 31 de mayo a la dirección del Secan para dedicarse a la campaña electoral. ¿Qué pudo cambiar y qué no en el canal 5 y en las radios públicas?

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Gerardo Sotelo en canal 5.
Gerardo Sotelo en canal 5, durante la grabación del informativo.
Foto: Darwin Borrelli.

Gerardo Sotelo está cansado. El día anterior llegó de un largo viaje a Turquía, donde participó de un encuentro con jerarcas de canales que organizó la televisión pública de ese país. “Todavía tengo jet lag”, dice y se le nota en el rostro y en el hablar más pausado de lo habitual. El director del Servicio de Comunicación Audiovisual Nacional (Secan) recibe a El País en la puerta de su oficina en canal 5, en la cuenta regresiva a su salida de la dirección de los medios públicos tras cuatro años de gestión.

Se va a hacer política, a participar de la campaña, con el objetivo de convertirse en diputado por el Partido Independiente. Liderará la agrupación Libres, una de las listas que —algo inédito— competirá en la interna del partido en junio para intentar hacerla más atractiva.

Hay muchas posturas sobre si los medios públicos, y el 5 en particular, sufrieron modificaciones relevantes para bien o para mal en estos años de gobierno de Luis Lacalle Pou. Si su programación mejoró mucho, poco o nada. O si empeoró. Pero hay un dato: Sotelo es de los pocos que casi completa su mandato: desde 1985 hasta acá solo lo hizo Virginia Martínez, quien dirigió el canal entre 2010 y 2015. Hubo períodos con hasta tres y cuatro directores, como en el primer gobierno de Julio María Sanguinetti a la salida de la dictadura, cuando pasaron Carlos Maggi, Magdalena Gerona, Víctor Hugo Pedroso y Daniel Álvarez.

Muchas veces criticado, siempre presente, el canal 5 —Televisión Nacional Sodre, Tveo, TNU, según la época— cumplió seis décadas el año pasado y ocupa un lugar relevante en la memoria colectiva de los uruguayos. ¿Pero cuán importante es que exista un canal de tele y cuatro radios públicas? O, algunos dirán, con las urgencias en tantos temas, ¿el Estado debe gastar parte de sus recursos en el canal 5? Y, en concreto, ¿cuáles son los puntos altos y bajos de la gestión Sotelo?

Para llegar a su oficina desde la moderna entrada principal del canal hay que pasar por laberínticos pasillos que muestran que el tradicional edificio de Bulevar Artigas se fue haciendo de a retazos. Como su larga historia, no hay una coherencia, es un edificio algo caótico, entreverado.

—¿Podemos recorrer el canal?

—Sí, claro —dice Sotelo. Toma el mate y termo y empieza a caminar. Avanza y lo saludan, le pasan mensajes, tenemos que hablar, acordate de aquello, de lo otro.

—Me saludan con afecto porque hace días que no me ven —bromea el comunicador devenido en figura política y jerarca. Y cuenta entre risas, esa risa tan típica que lo hizo famoso en la tele, que lo único que le pidió Pablo Mieres cuando le ofreció el cargo en noviembre de 2019 es que no se le ocurriera “tocar Babel FM”, la radio que tiene seguidores fieles con música étnica que no se encuentra en otros lados. Y Mieres es uno de ellos.

Martes al mediodía: está al aire el informativo conducido por Cecilia Olivera y Verónica Arellano, quienes se sorprenden al verlo entrar. “Yo nunca vengo acá”, explica él y saluda de lejos.

Gerardo Sotelo observa la grabación del informativo de canal 5.
Gerardo Sotelo observa la grabación del informativo de canal 5.
Foto: Darwin Borrelli.

Luego desanda el camino, sube unas escaleras y llega a la parte nueva del edificio, aún en obras. Entramos a unos contenedores donde funcionarán las radios públicas. Es uno de sus principales proyectos y recién ahora, cuando se va, se podrá empezar a concretar: que todos los medios públicos funcionen en el mismo lugar físico. Esto implica que las cuatro radios —Uruguay, Cultura, Babel y Clásica— abandonen los tradicionales estudios de la peatonal Sarandí y emitan desde Bulevar Artigas. Esta mudanza le ha traído algunos dolores de cabeza con los empleados de la radio, muchos de los cuales sostienen que los viejos estudios —diseñados en 2006 por el entonces director Sergio Sacomani en el subsuelo de un edificio del Ministerio de Educación y Cultura (MEC)— son más acordes para transmitir que los contenedores, por más modernos y luminosos que sean. La postura de Sotelo es que la mudanza permitirá una mayor coordinación entre canal, radios y web. Una sinergia que, salvo en lo digital, por ahora no se ha logrado bien, dicen fuentes de los medios públicos. Es decir, que un periodista de la radio salga en tele o viceversa, por ejemplo.

Una empleada del canal, que pide no ser identificada, dice que “él se quería ir con esa cocarda”, la de la unificación de todos los medios públicos, pero pasaron los cuatro años y no lo logró del todo. O sea, las radios llegarán al mismo edificio y la simbiosis no se ha producido.

—Esto parece una frivolidad pero no lo es —dice Sotelo—. Acá lo que falta es una cantina donde se junte en la misma mesa el conductor de radio, la productora de televisión y el desarrollador de contenidos audiovisuales digitales.

—No hay cantina.

Se ríe:

—No. Falta el concepto del espacio común donde la gente se encuentre y diga “che, qué bueno sería que...”. Y así se genera todo de forma natural.

Ya hay un estudio armado y Radio Uruguay —la principal emisora, que se emite en AM, FM y tiene repetidoras— se mudará en mayo, “en unos días”, dice Sotelo. Para eso habrá una inauguración en la que, se estima, participarán el presidente Lacalle y el ministro de Educación Pablo da Silveira.

—Ya están las mesas, mirá —dice Sotelo mientras recorre los pasillos vidriados. La obra costará unos 600.000 dólares, pero “costaría el doble” si se hubiera hecho con materiales tradicionales, según los datos oficiales. La idea fue de la directora de las radios, Fabiana Conti: se usaron contenedores que estaban en la planta transmisora de Punta Espinillo, llenos de escenografías y trajes del Sodre.

Gerardo Sotelo recorre la obra de las radios públicas.
Gerardo Sotelo recorre la obra de las radios públicas.
Foto: Darwin Borrelli.

Sotelo acordó con Da Silveira y Mieres que renunciará el 31 de mayo y lo pactado con el gobierno era que la inauguración debía ser con al menos una radio en funcionamiento y no con una “cáscara vacía”, según supo El País.

—Veremos cuándo es... Ojalá sea ahora en mayo —dice Sotelo, mientras baja las escaleras otra vez rumbo al canal.

Nuevo estudio de Radio Uruguay.
Nuevo estudio de Radio Uruguay.
Foto: Darwin Borrelli.

Rating y nuevas gerencias.

“Él se esforzó pero rating cero, la verdad”. La sentencia, dura, es de una fuente vinculada al MEC.

En abril de 2020, en una entrevista en Sábado Show, Sotelo había dicho que no le interesaba competir con los canales privadospero que sí tenía el horizonte de “llegar a la mayor cantidad de público posible y el rating es uno de los indicadores de ello”, por lo que “no tiene sentido que la sociedad invierta en algo que no consume”. Cuatro años después, el canal no tuvo un cambio sustancial en cuanto al rating e incluso a veces quedó debajo de TV Ciudad, el canal de la Intendencia de Montevideo. Lo más visto en el 5 el año pasado fue la final entre Uruguay e Italia por el mundial Sub 20.

Sotelo se sienta en un extremo de una larga mesa en su oficina. La tele está encendida con el informativo y en el despacho vecino trabaja Carlos Muñoz —periodista de larga trayectoria y hombre de confianza de Sotelo—, a quien todos mencionan como el que está en los detalles de la programación. De hecho, ocupa una de las cuatro gerencias que Sotelo creó hace unos meses, la de contenidos. Y seguramente lo reemplace como director del Secan.

—¿Hay autocrítica sobre el rating?

—Es verdad que nuestra audiencia no ha aumentado en forma significativa, al menos en las mediciones que se hacen en Montevideo. Sabemos que nuestro desempeño en el interior es mejor —dice Sotelo—. Pero para cualquier medio es difícil tener un incremento de rating en un escenario donde las audiencias bajan y se vuelven cada vez más segmentadas a un público mayor que ve entretenimientos e informativos. Ahí tenemos serias dificultades para competir porque no tenemos los recursos de los privados.

Luego dice que la gran apuesta fue lo digital y afirma, satisfecho, que en 2022 YouTube les dio una plaqueta por haber pasado los 100.000 suscriptores:

—Entonces, si mirás globalmente, los medios públicos hoy son más significativos para la gente.

Nuevos estudios de las radios públicas junto a canal 5.
Nuevos estudios de las radios públicas junto a canal 5.
Foto: Darwin Borrelli.

Todos, en el canal y en las radios, cuentan que la principal preocupación de Sotelo era lograr la reestructura de los medios públicos con la fusión entre canal, radios y web. O sea, instalar el concepto de los medios públicos como una sola cosa, lo cual hasta 2020 no sucedía.

En una esquina del despacho de Sotelo se ve un dibujo con el organigrama del Secan: allí está la reestructura que quiso llevar adelante y que solo pudo concretar en forma parcial. Y que él marca como un “hito” de su gestión.

De la dirección del Secan dependen cuatro gerencias —comunidad y territorio, operaciones, tecnología audiovisual y contenidos— cuyos cargos hoy son ocupados, se supone que de forma transitoria, por Mariana Méndez, Verónica Rivas, Pablo Barrera y Muñoz en forma respectiva. El área gerencial era “un gran debe” en los medios públicos, dice Sotelo, y habrá concursos para que los jerarcas queden en forma permanente en el marco de un servicio descentralizado. Igual que pasa en las empresas públicas.

Pero los sueldos de estos gerentes rondarán los 160.000 pesos nominales, “muy lejos de lo que cobran los gerentes de las empresas”.

El comité ejecutivo del Secan, dirigido por Sotelo y donde también está la directora de radiodifusión, sesionó por primera vez el 24 de noviembre pasado. Según un posteo del Secan en Twitter, el comité “forma parte de la nueva estructura de los medios públicos, recientemente aprobada, buscando un mayor nivel de eficiencia y transversalidad”.

En el organigrama esas cuatro gerencias tienen una infinidad de divisiones y departamentos que aún no existen, lo que quedará eventualmente para la siguiente gestión.

Las radios y el canal cuentan con un presupuesto de unos 500 millones de pesos por año. Hace unos meses se creó un fideicomiso similar al de TV Ciudad o el Sodre para evitar restricciones de la Administración Central, donde “si los auditores se ponen muy rígidos, quedás paralizado”.

—Hay quienes preguntan “para qué tenemos que gastar dinero en los medios públicos”.

—Esa es una discusión bizantina o mal encaminada o dogmática. Si mirás todos los países en los cuales Uruguay se quisiera mirar, todos tienen medios públicos. El asunto es que tienen un vínculo virtuoso con el público y con el sistema.

—No son canales del gobierno.

—En ningún caso. Eso acá en América Latina es un debe y así es muy sencillo entender por qué permea el discurso de “hay que cerrar los medios públicos”.

La mudanza.

“Ustedes se vienen para acá”, les dijo a los empleados de las radios a inicios de 2020. “Para acá” es el canal, y la idea era generar cercanía entre todos. Claro, hubo una pandemia, más las demoras habituales de las obras y todo se alargó más de lo previsto.

Dice alguien que conoce bien la interna del canal: “Yo no sé si fue desidia de él (por Sotelo) o más bien entorpecimiento estatal; tiendo a pensar que más lo segundo”. Además a fines de 2020 no renovó unos 40 contratos de las radios, algunos pocos por ser comunicadores que estaban muy vinculados al Frente Amplio y por tener cierto contenido panfletario en sus programas, lo que generó un tsunami en la interna. En aquel momento El País publicó el contenido de un diálogo entre Lacalle Pou y Sotelo, donde el presidente lo respaldaba por los recortes y le dijo: “Tenés que sacar a alguno más”.

Como contrapartida, Sotelo ofreció a muchos integrantes del servicio de prensa de Radio Uruguay pasar a la tele para fortalecer los informativos de canal 5 y el equipo web de todos los medios públicos: cerca de 20 lo hicieron tras concursar y hoy cobran un mejor sueldo. “Y yo creo que, de todos los que pasamos al canal, ninguno había votado a la coalición de gobierno”, dice uno de ellos, conforme con el cambio. Lo cierto es que ese ingreso reforzó el informativo y fue positivo.

Canal 5.
Canal 5.
Foto: Darwin Borrelli.

Con la reestructura de las radios se metió en “un berenjenal”, afirma un jerarca del gobierno. Conti, la directora de radios, del sector del colorado Gustavo Zubía, tuvo cortocircuitos con Sotelo, a lo que se suma que ella no venía del mundo de la radio y sabía poco del tema, según pudo reconstruir El País.

Radio Cultura, la otra emisora hablada, perdió la onda de 94.7 FM (quedó en manos de Radio Uruguay) y va solo en CX38; “eso es como no tener salida al aire”, dice un trabajador de las radios. En la última medición de audiencias del Buró de Radios, marcó cero.

Entre los empleados de las radios hay una sensación de que las “canibalizaron”, le sacaron relevancia para poner todas las fichas en el canal.

El personal.

Los medios públicos tienen unos 500 trabajadores, de los cuales casi la mitad son funcionarios públicos, sobre todo administrativos y técnicos, y la otra mitad contratados. Este segundo grupo, donde básicamente están los comunicadores y equipos de producción, tiene contratos que se renuevan cada uno o dos años y algunos están en esa situación hace más de una década. Son contratos con cierta precariedad: sin derecho a reclamar despido (salvo que se recurra a la justicia) ni otros beneficios y con la incertidumbre de que los empleados nunca saben si llegará la renovación.

Es una modalidad que viene casi desde el inicio de la administración frenteamplista y que para Sotelo fue “una buena decisión” porque “un periodista no debe ser funcionario público”, aunque cree que tampoco se debe utilizar la renovación con fines políticos:

—Nadie llega y borra de un plumazo todos los programas, algo bien se debe estar haciendo.

—De hecho, ustedes mantuvieron a la mayoría de los contratados de la gestión anterior en el canal, salvo el caso de Georgina Mayo. En la radio hubo cambios.

—Sí, nosotros encontramos unos 220 contratos, de los cuales más de 150 estaban haciendo radio, unos 60 en el canal y 7 u 8 contenidos digitales en una modalidad del año 2000, solo actualizando páginas web de cada medio.

Hoy existe un departamento de contenidos digitales, coordinado por Micaela Kolischer, que reemplazó a Sebastián Capucho. Entre otras cosas, ese departamento produjo una miniserie documental sobre la Antártida, del catalán David Puig, quien fue el fotógrafo oficial de Lacalle en las campañas.

DOCUMENTO

La nueva Guía de Principios que muchos no leyeron

La Guía de Principios, Procedimientos y Estándares de Calidad de los Medios Públicos, de 17 páginas, es un tema relevante para Gerardo Sotelo pero el propio jerarca admite sonriente que su elaboración ha sido “muy tortuosa”. Fue una de sus primeras ideas, una guía que conversó al inicio con Jorge Gatti y recién la pudo concretar en noviembre de 2023, tras un largo proceso en el que se supone consultó a periodistas, abogados y a los sindicatos. Tomó como base trabajos de la BBC, Canadian Broadcasting Corporation, Deutsche Welle de Alemania, Public Broadcasting Service de Estados Unidos y Radio Televisión Española.

Pero en el canal y las radios muchos no la leyeron, según dicen a El País. “No cambió nada, no sabemos dónde está, no la leímos”, admite un empleado y lo mismo dicen otros, aunque el texto se puede descargar en forma simple desde la web oficial y fue difundido a todas las secciones de los medios públicos. Sotelo dice que es “un proceso” que lleva su tiempo y que lo importante es que ahora las reglas y pautas están escritas, lo cual incluso es un resguardo para los periodistas “si el jefe les pide algo que viola lo establecido”.

¿Y qué tal la programación? Regresaron los históricos conciertos de la Ossodre, algo que se había cortado en el período anterior tras una polémica entre el director del canal Ernesto Kreimerman y el presidente del Sodre Doreen Ibarra.

Pero el impulso fuerte fue en los informativos, coordinados por Jorge Gatti, a quien en el canal identifican como cercano al Partido Nacional. Hay algo en lo que muchos trabajadores están de acuerdo: no hubo persecución a gente vinculada al Frente ni presiones alevosas. “Cuando esta gente asumió, temblamos… Porque la mayoría de los periodistas somos bastante de izquierda”, dice un trabajador. “Al final nos sorprendió la laxitud con la que trabajamos. Nos taparon la boca”. Otra fuente: “Sotelo no pisó cabezas a gente que es frenteamplista ni a los que venían de antes. Llegó con una actitud componedora”.

Hay algunos casos peculiares. A los periodistas Ana María Mizrahi y Gonzalo Delgado, figuras relevantes en las administraciones frenteamplistas, los sacaron del aire pero les mantuvieron contratos y los mismos sueldos en tareas de producción. Otro que salió del aire es Fernando Blanco, conductor del informativo central hasta 2020, quien pasó a desempeñarse cubriendo noticias judiciales, también sin salir del aire.

En el canal, sobre todo en los dos primeros casos, se interpreta que fue una manera de no ganarse un lío con el sindicato pero a la vez sacando de pantalla a figuras que estaban identificadas con el período anterior.

Sotelo no lo ve así: “Son decisiones de programación; valoramos el aporte que tenían para hacer y por eso siguen”.

Si bien el grueso de la programación es propia, algunas coproducciones generan cierto ruido en los trabajadores. Es el caso de varios programas que pagan el espacio durante el fin de semana, así como Las voces del fútbol de Julio Ríos, que se emite martes y jueves en la noche. Y, sobre todo, Buscadores, que conduce Sergio Gorzy y se retransmite desde VTV. “Ellos también pagan por el espacio”, explica Sotelo. Se trata de un programa que nació en el canal pero en 2019 dejó de emitirse allí por diferentes problemas, entre otros una deuda de la productora.

—¿Cómo se saldó esa deuda?

Sotelo toma un mate y responde:

—Eso se saldó en el período anterior... Hay una camioneta, fue parte del pago de la deuda. Es la que usa el director.

Y señala hacia la calle.

TRABAJADORES

“No entramos en el juego político”: gremio negocia

Algunos creen que Gerardo Sotelo perdió pequeñas batallas con los sindicatos, aunque, hay que decirlo, tampoco hubo grandes conflictos. En los hechos hay dos gremios: el que representa a los cerca de 200 contratados y el de los funcionarios públicos.
El primero, según dice su flamante presidente Iván Antúnez, reconoce que fue una dirección de puertas abiertas pero marca en el debe problemas estructurales y vinculados a los haberes salariales. Sobre ese tema, los contratados acaban de acordar en el Ministerio de Trabajo el pago de horas extras.
Mientras, los delegados del sindicato de empleados no quieren hablar porque están en medio de una negociación. Uno de los temas sobre la mesa es la reestructura, que viene de la mano de posibles compensaciones salariales. “No queremos entrar en el juego político ahora”, dice uno de ellos. Es el momento de apretar el acelerador en la negociación, antes del cambio de gobierno.

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