Pablo Cupese
Un gol agridulce. Así había sido el que anotó frente a Deportivo Maldonado, el segundo en la temporada tras el que había hecho ante Cerro, porque en el momento en el que remató, se lesionó.

El diagnóstico fue un desgarro y la consecuencia, siete partidos afuera. De todas maneras, Carlos Sánchez quería su revancha y la tuvo el 15 de abril cuando volvió a jugar ante Danubio y ya en ese partido mostró de lo que era capaz y que esa lesión sufrida no lo iba a hacer mostrar un rendimiento distinto al que venía desplegando en cancha.

Repitió frente a Plaza Colonia en un juego en el que se hizo el eje de cada uno de los ataques lo que le permitió contar con varias chances de gol, pero que no pudo transformar en festejo, lo que lo mostró un tanto fastidiado.

En la pasada jornada lo logró. Abrió el pie y marcó el 1-0 clave para Peñarol. Festejo y desahogo para el Pato.
A los 38 años, Sánchez muestra vigencia y toda su jerarquía, esa que le permitió que a los 73’, cuando Arias lo sacó, el público que estaba en el Campeón del Siglo se pare a aplaudirlo y así responder lo que él muestra en cancha.