FORMATIVAS

Las formativas son la base de toda sustentabilidad deportiva e institucional. Son el mayor patrimonio de un club y eso Peñarol lo empezó a entender cuando en 2008 le dio el puntapié inicial a un ambicioso proyecto.

Con la llegada de Juan Pedro Damiani a la presidencia, las juveniles empezaron a tener su lugar y mientras mucha gente trabajaba en silencio y desde el anonimato, el club apostó por la profesionalización de varias áreas.

El nombre de Víctor Púa estuvo sobre la mesa y no se dudó. Tras el magnífico trabajo que había hecho en las selecciones juveniles uruguayas, ahora tenía un reto más: encaminar a Peñarol en la formación integral de los jugadores.

Al mismo tiempo había un grupo de socios e hinchas que colaboraban con las formativas, buscando la reconstrucción del semillero y ahí estaba Ignacio Ruglio —hoy presidente— junto a su amigo Fabián Lomiento. Es más, ellos dos fueron invitados a un asado del Consejo Directivo que por ese entonces solía hacer este tipo de reuniones con el objetivo de unir al club.

Desde esos tiempos, la institución entendió que el tema formativas era medular y fue así que además de Víctor Púa, quien recomendó la construcción nada menos que del Centro de Alto Rendimiento (CAR) inaugurado en 2009, pasaron nombres como los de Juan Ahuntchaín y Fernando Curutchet hasta llegar a los actuales como Claudio Sebastián Flores y José Enrique De los Santos.

Y precisamente estos últimos dos nombres, piezas importantes en la obtención del segundo Quinquenio del club (1993-1997), generaron sorpresa por los cambios en la estructura deportiva pero Ignacio Ruglio se lo explicó en su momento a Ovación y dijo que “no se trata de cambiar todo, se trata de mantener todo lo bueno que se hizo, y poner nuestra impronta y nuestras ideas porque entendemos que el club debe manejarse de cierta manera”.

Pero también hubo presidentes de Formativas que marcaron el rumbo como Edgar Welker en los inicios del proyecto, Rodolfo Catino luego y Pablo Torres después hasta desembocar en la llegada de Juan Susena, hoy al frente de esta área.

A nivel club, todo se inició con el mandato de Juan Pedro Damiani, pero hubo continuidad con el de Jorge Barrera y también con esta administración que tiene a Ignacio Ruglio como líder.

Es que en su momento, Víctor Púa y sus colaboradores llegaron a la conclusión de que los resultados de ese plan que de inició a fines de 2008 iba a demorar entre 15 y 20 años en lograr resultados.

“Es un logro de todo Peñarol. De los que empezaron con este proceso, los que estuvieron y se fueron, y los que están hoy. No es casualidad”, le dijo Ignacio Ruglio a Ovación agregando que “ya hablé como hablo siempre con Jorge (Barrera) y Juan Pedro (Damiani), pero también con Púa. Víctor me hizo volver a esos tiempos en los que él empezó y yo colaboraba junto a mi amigo Fabián Lomiento para que los gurises pudieran formarse en el club y no se fueran a otro equipo. Hoy miro para atrás y hubo mucha gente que hizo un montón para que se llegara a poder ganar esta copa”.

Al club ingresaron cerca de 50 millones de dólares por ventas desde 2012 a la actualidad, pero hay un proyecto que traspasó Consejos Directivos y que recorrió un camino para hoy disfrutar de una recompensa: la obtención de la Copa Libertadores Sub 20.