COVID-19

En Sudamérica, el nuevo coronavirus se está ensañando con Ecuador, en particular con la ciudad de Guayaquil, convertida en el epicentro de la pandemia en ese país. Algunas zonas de la ciudad presentaban ayer un escenario escalofriante: cadáveres en las calles esperando para ser recogidos. Además, las versiones de que el gobernador Pedro Pablo Duart iba a decretar un toque de queda por tres días, llevó a que mucha gente corriera a abastecerse.

La histeria ha coincidido con la publicación de datos preocupantes sobre la propagación del virus, que en las últimas horas se ha cobrado las vidas de otras 22 personas, con lo que la cifra de víctimas mortales en Ecuador asciende a 122, aunque el propio gobierno admite que la cifra real es mucho mayor.

El presidente Lenín Moreno dijo ayer jueves que está creando un “campamento especial” para los muertos por el coronavirus en Guayaquil y reconoció que los registros oficiales se “quedan cortos”, por lo que teme que los muertos lleguen a miles en estos meses.

“Estamos creando un campamento especial para los caídos, creemos que serán entre 2.500 y 3.500 personas fallecidas por COVID-19 en estos meses solamente en la provincia del Guayas”, dijo Moreno, en una intervención televisada.

Y dispuso a sus colaboradores transparentar las cifras de contagios y muertos por el virus “por dolorosa que esta sea”, pues reconoció que los registros oficiales “se quedan cortos” frente a la realidad que vive especialmente Guayaquil, una de las más pobladas del país.

“Según los investigadores científicos con toda seguridad hoy tenemos decenas de miles de contagios y ya cientos de vidas cegadas por este virus, aunque algunos casos se reporten todavía únicamente como sospecha”, aclaró.

En Guayaquil, donde se concentra la mayor cantidad de contagios y fallecidos, en la última semana a diario hay reclamos en redes sociales de familias desesperadas para que las autoridades recojan a sus muertos para poder enterrarlos y muchos cadáveres han sido colocados en la calle.

Los datos oficiales revelaron ayer jueves unos 3.163 casos de contagio en todo el país, de los cuales 122 han muerto, mientras que unas 78 muertes son reconocidas como probables.

La autoridad sanitaria también ha reconocido problemas en los hospitales de la ciudad, debido a una gran afluencia de pacientes con afecciones respiratorias y un creciente número de contagios entre los profesionales de la salud.

Las cifras también son preocupantes en Brasil. Este jueves el número de fallecidos por COVID-19 en el país llegó a 299, con 7.910 casos confirmados. Las cifras revelan un aumento exponencial en ambos casos, ya que hasta la víspera se habían registrado 240 muertes y 6.836 casos, lo que llevó al Ministerio de Salud a redoblar su llamamiento en favor de una restricción “máxima” del contacto entre personas, a pesar de las críticas del presidente Jair Bolsonaro a medidas de ese tipo.

El estado de San Pablo, el más poblado de Brasil, con unos 44 millones de habitantes, continúa como el más afectado; 3.506 casos y 188 fallecidos.

En Argentina, en tanto, un hombre murió en la madrugada del jueves por coronavirus en La Matanza. Según confirmaron autoridades sanitarias de la provincia de Buenos Aires a La Nación, el hombre tenía 41 años, sin antecedentes de viaje al exterior ni había estado en contacto con una persona que haya viajado a zonas de riesgo, por lo que se considera que se trata de un caso de circulación comunitaria.

Además, una mujer de 46 años murió también ayer en la localidad bonaerense de Campana. De esta manera, son 36 las víctimas totales por COVID-19 en Argentina; ayer jueves se confirmaron 132 nuevos casos, elevando a 1.265 los infectados en todo el país.

El miércoles los presidentes de Brasil, Jair Bolsonaro, y de Estados Unidos, Donald Trump, hablaron por teléfono sobre la pandemia. La gran novedad de la conversación fue el consejo de Trump. “Brasil necesita parar”, le dijo a Bolsonaro.

El mismo miércoles por la noche, durante la conferencia de prensa para brindar información sobre cómo Estados Unidos avanza en la lucha contra el coronavirus, Trump se refirió a la charla con Bolsonaro.

“Él (Bolsonaro) es un gran tipo y está haciendo un trabajo maravilloso. Fue una llamada de cortesía. Tiene un problema con el virus, hablamos con él esta mañana. Brasil se está parando, necesita parar. El mundo se está estancando, algunos países lo están haciendo bien. Espero que podamos salir de esto más fuertes que nunca”, dijo Trump, consignó OGlobo.

La Casa Blanca dijo que los dos líderes “subrayaron la importancia de la coordinación internacional y la asociación continua, incluido el compromiso de trabajar en el marco del G-20”.