Estudio sugiere gravar más el tabaco para tratamientos; Lustemberg habló con Oddone de "impuesto saludable"

Trabajo de la Udelar muestra que los costos para tratar enfermedades causadas por el cigarrillo son mayores que lo que se recauda de impuestos; los hombres fuman menos, pero las mujeres lo hacen cada vez más.

  La ministra de Salud, Cristina Lustemberg, la autora Mariana Gerstenblüth, y de la organización OMIS Uruguay, Diego Rodríguez.
La ministra de Salud, Cristina Lustemberg, la autora Mariana Gerstenblüth, y de la organización OMIS Uruguay, Diego Rodríguez.
Foto: Ignacio Sánchez

Las políticas antitabaco del primer gobierno de Tabaré Vázquez (2005-2010) generaron un descenso en el consumo de cigarrillos que fue significativo. No obstante, esta reducción se ha visto estancada en los últimos siete años. Y hay datos que muestran cambios significativos en los fumadores: un “descenso histórico” en el consumo en los hombres “convive con un aumento sostenido” en las mujeres más jóvenes. Por otra parte, se estima que el costo médico asociado al tabaco asciende a US$ 38 millones al año, cifra que supera la recaudación fiscal por los impuestos que se cobran en torno al producto. Por esto último, estudios presentados este jueves sugieren subir impuestos. La ministra de Salud Pública, por otra parte, ya habló con el titular de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, sobre el tema.

Los estudios son dos y fueron realizados por el Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República. Sus autores son Zuleika Ferre, Manuel Flores y Mariana Gerstenblüth. Los resultados se presentaron este jueves en un evento que contó con la presencia de la ministra.

La primera investigación que se presentó analiza el tabaquismo por cohortes y proyecta la mortalidad por nueve cánceres asociados al consumo de esta droga. Gerstenblüth -que se encargó de hacer la presentación- hizo un repaso histórico para dar contexto a la situación. En 1998 la prevalencia en adultos -proporción de población que consumía tabaco- era de 35,8%. Esa cifra cayó a 21,7% en 2024. Pero hay un dato que consideró importante: este valor está prácticamente congelado desde 2018.

Detrás del promedio hay grandes diferencias al distinguir por sexo y edad. Los resultados “confirman que la epidemia tabáquica uruguaya es más tardía en las mujeres: las generaciones nacidas después de 1950 presentan un riesgo creciente de consumo, lo que anticipa que la mortalidad femenina atribuible al tabaco continuará en ascenso durante las próximas décadas”.

Cristina Lustemberg, ministra de Salud Pública
Cristina Lustemberg, ministra de Salud Pública
Foto: Ignacio Sánchez

Lo económico

El segundo estudio calcula los costos directos en salud que tienen los nueve cánceres atribuibles al consumo de tabaco. Para ello se utilizó una “metodología de microcosteo, que estima el gasto a partir de la suma de los costos de los procedimientos médicos, hospitalizaciones y tratamientos específicos”. Para esto se valieron de informes de una institución de asistencia médica uruguaya.

“Se calcula que Uruguay registra alrededor de 2.300 casos nuevos de cáncer anuales atribuibles al tabaquismo y que el costo médico directo asociado asciende a aproximadamente a 1.623 millones de pesos uruguayos corrientes por año -unos US$ 38 millones. El costo promedio por paciente ronda los US$ 17.000, cifra consistente con estimaciones internacionales de países de ingreso alto”.

Gerstenblüth hizo hincapié en que estos números corresponden a estos nueve cánceres y no consideran otros costos que podrían tenerse en cuenta como la pérdida de productividad o la pérdida de horas de trabajo que pueden tener terceros por cuidados. Y enfatizó: “El mensaje importante es que (el consumo de tabaco) genera una carga económica muy relevante y prevenible para el sistema de salud”.

En la investigación se compara el costo que tiene el consumo de tabaco y la recaudación por impuestos asociada a este. Allí se recuerda que “estimaciones anteriores mostraron que los costos médicos directos atribuibles al consumo de tabaco en Uruguay alcanzan aproximadamente 1,5% del PIB, superando ampliamente la recaudación fiscal por impuestos al tabaco, que ronda el 0,3% del PIB”. Este estudio, por su parte, “muestra que los cánceres atribuibles al tabaquismo representan cerca de 0,05% del PIB, lo que equivale a aproximadamente una sexta parte de la recaudación”.

Ministerio de Salud Publica
Fachada del Ministerio de Salud Publica.
Foto: Estefanía Leal

¿Más impuestos?

Los investigadores hacen una serie de recomendaciones y señalan alertas del escenario actual. Una de las puntualizaciones es que el “país no rota los pictogramas” en las cajas de cigarrillos desde 2019, “lo que debilita la efectividad de las advertencias sanitarias”.

También indican que los “programas de cesación, si bien disponibles, tienen un alcance limitado”, y que “el monitoreo epidemiológico no recoge adecuadamente las nuevas formas de consumo, como cigarrillos electrónicos y productos calentados”. Y, por último, señalan que la “carga impositiva real sobre el tabaco se ha mantenido prácticamente sin variaciones significativas en los últimos años, quedando por debajo del estándar recomendado de la OMS.

Por lo tanto, proponen el aumento de impuestos y “su ajuste para reflejar los costos sanitarios”, además de reanudar la “rotación periódica de pictogramas, ampliar el alcance del programa de cesación a nivel nacional, mejorar la vigilancia epidemiológica, y regular adecuadamente los nuevos productos de nicotina”.

Tabaquismo en jóvenes.
Tabaquismo en jóvenes.
Foto: Archivo El País

Lustemberg, por su parte, ratificó en el evento el “compromiso en avanzar” durante el período en políticas anti tabaco, y contó que ha hablado con el ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, por la “parte impositiva”. En esa línea, continuó: “Es una política pública que no está exenta de presiones de las determinantes comerciales. Ir hacia lo vinculado a los impuestos saludables tiene que ver con decisiones que iremos tomando de manera paulatina”.

En uno de los estudios se indica que existe “una tensión estructural entre la carga sanitaria del tabaquismo y la capacidad de financiamiento”. Y continúa: “En Uruguay, cerca del 75% del gasto en salud es financiado con recursos públicos: a través de Fonasa, que funciona bajo un principio de solidaridad intergeneracional e inter-riesgo; por el MSP y por ASSE, que atienden a la población de menores ingresos; y mediante el FNR, que cubre tratamientos oncológicos de alto costo, cirugías complejas y terapias avanzadas. Esta arquitectura implica que los costos sanitarios del tabaco, se trasladan casi íntegramente al financiamiento público”.

Por lo tanto, la “estructura solidaria determina que los costos del tabaquismo son absorbidos por toda la sociedad, incluidos quienes no consumen”, se añade.

Cristina Lustemberg, ministra de Salud Pública
Cristina Lustemberg, ministra de Salud Pública
Foto: Ignacio Sánchez
INVESTIGACIÓN

La investigación presentada en la tarde de este jueves, además, se concentra en los cánceres que son atribuibles de manera fuerte al consumo de tabaco. Estos son pulmón, laringe, cavidad oral y faringe, esófago, estómago, páncreas, riñón, vejiga y cuello de útero. Los investigadores proyectaron la mortalidad hasta el año 2050 simulando diferentes escenarios de prevalencia de consumo.

El primer escenario es que la prevalencia se mantenga en el nivel actual hasta 2050. Las muertes atribuibles al tabaco aumentarían desde las 2.800 anuales actuales -de manera aproximada- hasta más de 4.000. El segundo escenario es que la prevalencia baje un 1% hasta 2050. Ahí se generaría -se señala en el informe- un “impacto acumulado notable, evitando más de 2.200 muertes en el período”.

La clave para los investigadores está en que “la inacción no mantiene el problema constante, sino que lo amplifica” con una mayor cantidad de muertes, y “pequeñas reducciones sostenidas producen efectos sanitarios significativos en el largo plazo”.

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