“La riqueza no está en la bóveda de Rico McPato, de la que se pueden sacar unas monedas”. Así el presidente del Centro de Estudios para el Desarrollo explica por qué considera una “pésima idea” la del Pit-Cnt de aplicar un impuesto de 1% al 1% más rico.
También cree que el IVA a las compras en el exterior se hizo para “recaudar” y “no tendrá efecto en la baja de importaciones”.
-¿Cuál es su evaluación de los primeros diez meses del gobierno de Yamandú Orsi?
-Hay dos grandes hitos de la gestión económica: los Consejos de Salarios y el Presupuesto, que se acaba de aprobar. En lo que respecta a los Consejos de Salarios es un error que no tengan realismo las pautas porque eso va a traer problemas en el empleo. Se fijaron incrementos por franja sin tomar en cuenta ningún otro factor. Se inducen aumentos por encima de la inflación, sobre todo en los salarios más bajos, que son los de menor productividad. Esa decisión agrega un elemento de presión sobre el empleo en las empresas. Y no se incluyeron aspectos como, por ejemplo, si a las compañías les fue bien o mal, si son del interior o Montevideo, si son grandes o chicas.
-¿Y el Presupuesto?
-El informe que hicimos en el CED habla de un Presupuesto frágil. Esto es porque hay algunos supuestos que son de difícil cumplimiento o que directamente no cierran mucho aritméticamente. Se prevé un crecimiento de la economía 2,5 veces superior al del último gobierno de Tabaré Vázquez, pero con la misma tasa de inversión. También se prevé un incremento relevante de las exportaciones, pero con la proyección de que aumentará el atraso cambiario. No parece muy consistente. Por otra parte, lo habitual es que los gobiernos coloquen el ajuste fiscal al principio del periodo; este lo tira para los últimos años. Es difícil imaginarse que se vaya a hacer. Ya no se va a cumplir la proyección de crecimiento para 2024.
-Uno de los cambios que se incluyó en el Presupuesto es el “impuesto Temu”. ¿Va a generar un cambio?
-Es un impuesto para recaudar que no va a tener mucho efecto directo en la reducción de las importaciones por Temu. Dada la diferencia de precio que ofrece la plataforma, agregarle un IVA no es un desincentivo suficiente.
-¿Cuánto cree que se podría recaudar?
-Es difícil estimar porque la dinámica es variable. Hubo una explosión, pero hay que ver si se mantiene. Y si se ven los otros cambios impositivos en el Presupuesto, como el vinculado a las rentas en el exterior y el Impuesto Mínimo Global, el gobierno plantea que todo el ajuste va a venir por mayores ingresos del Estado -por lo tanto, con mayor presión fiscal- y nada por disminución del gasto -que es de dónde debería haber venido la mejora fiscal.
-¿Cree que durante el periodo va a haber más cambios impositivos?
-Espero que no. Espero que, si hay que hacer nuevos ajustes fiscales, vengan por el lado del gasto. Es un error del ministro Gabriel Oddone haberse cercenado la posibilidad de ir por el lado del gasto. Declaró que un gobierno de izquierda tiene el mandato de no disminuirlo, lo cual no tiene mucho sentido porque Danilo Astori lo hizo al igual que muchos gobiernos de izquierda en el mundo.
-Un impuesto en discusión, el que ya Orsi y Oddone descartaron, pero lo impulsan sectores del Frente Amplio y el Pit-Cnt, es el del 1% al 1% más rico del país para financiar un plan de erradicación de la pobreza infantil. ¿Lo ve viable?
-Es una pésima idea, por lo que comparto la opinión de Orsi y Oddone. La propuesta parte de muchos errores y uno es la propia concepción de riqueza. Es una equivocación creer que no cuesta nada sacarle un poco a la gente que tiene mucho dinero para volcarlo a la primera infancia. Otro error es creer que los ricos no se enteran si los gravamos. La riqueza no está en la bóveda de Rico McPato, de la que se pueden sacar unas monedas. Está en empresas, maquinarias, inversiones, y tiene consecuencias gravarlas. Y lo más líquido es muy sensible a este tipo de impuestos y se pueden ir. Hemos visto experiencias recientes donde pequeños impuestos a la riqueza -más leves a este que se plantea- generan grandes movimientos en Europa. Además, Uruguay ya tiene la presión fiscal a tope. Todos estamos de acuerdo en que hay que reducir la pobreza en la primera infancia. Pero ya hay suficientes recursos en el Presupuesto para tratar de reducirla por lo que es falsa la concepción de que este impuesto es necesario para combatirla.
-Recién mencionó a las empresas y sus inversiones. El MTSS estudia un proyecto de ley que obligue a las compañías a avisar al gobierno antes de despidos masivos. ¿Lo comparte?
-Es una idea nefasta que surge, como la anterior, de una incomprensión de cómo funciona una economía de mercado. Está destinada a destruir empleo. Ponerle una traba al despido es también poner una traba a la contratación. Ya genera un ruido que va a complicar la situación en el mercado laboral el ver al ministro de Trabajo, Juan Castillo, proponer la idea. Cuando una empresa toma esa decisión, por lo general, no es a la ligera: son decisiones difíciles y costosas. En Uruguay hay, por suerte, una buena legislación laboral que protege al trabajador más que al empleo en sí, lo que es un enfoque correcto.
-Despedir a un empleado implica un costo económico a una empresa pero, ¿no debería haber otras trabas para que no sea sencillo, por ejemplo, que una empresa se vaya del país dejando varias personas desempleadas?
-Si una empresa, para seguir tu ejemplo, decide irse de Uruguay -por la razón que sea-, en general, lo hace perdiendo dinero. No es una decisión que tome de manera alegre. Agregar el ir al MTSS para conversar... Es una resolución de la empresa, el Estado no tiene nada que hacer. Es una idea que se basa en un exceso de estatismo y una mentalidad burocrática que agrega dificultades al funcionamiento de las compañías. De prosperar la idea se pueden acelerar despidos.
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