Optimista, realista o "aterrizaje": analistas sobre las proyecciones de PIB, inflación y déficit del gobierno

El País consultó con economistas sobre las estimaciones presentadas por el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) en el Presupuesto para el período de gobierno 2025-2029.

Gabriel Oddone.
Gabriel Oddone, ministro de Economía y Finanzas.
Foto: Ignacio Sánchez/El País.

Las proyecciones del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF)incluidas en el proyecto de ley Presupuesto para el período de gobierno 2025-2029, prevén que la economía uruguaya crezca 2,6% este año, 2,2% el año próximo, 2,4% en 2027, 2,5% en 2028 y 2,5% en 2029, para promediar un 2,4% de expansión en el quinquenio. La estimación de inflación del MEF es de 4,2% este año, 4,4% el próximo y 4,5% los siguientes. ¿Cómo evalúan los analistas estas estimaciones y el objetivo de reducir el déficit fiscal en 1,5 puntos porcentuales del Producto Interno Bruto (PIB)? Estas previsiones sobre las que descansa el proyecto de ley de Presupuesto, ¿son optimistas o realistas?

El MEF proyectó que el déficit fiscal del gobierno central-Banco de Previsión Social (GC-BPS) "mejore paulatinamente desde 4,1% del PIB previsto para 2025 hasta alcanzar un déficit de 2,6% del PIB en 2029, consistente con un resultado primario (antes del pago de deuda) equilibrado en términos del PIB para el mismo año".

"Sin perjuicio de ello, el déficit global del GC-BPS observado en 2025 será de 3,7%, por el ingreso –por única vez– asociado al Fideicomiso II de la Seguridad Social en el marco de la ley Nº 20.209 (ley de cuarentones), que se estima en 0,4% del PIB", añadió.

Descontado el "efecto cuarentones", el MEF prevé que el déficit sea de 4,1% del PIB este año, de 4% del PIB en 2026, de 3,5% del PIB en 2027, de 3% del PIB en 2028 y de 2,5% del PIB en 2029.

Para ello, prevé, entre otros aspectos, que la recaudación de la Dirección General Impositiva (DGI) aumente de 16,6% del PIB en 2025 a 18,1% del PIB en 2029, es decir, 1,5 puntos porcentuales del PIB. Eso se explica por "medidas impositivas incluidas en el proyecto de Presupuesto (...), así como las estimaciones de ganancia de eficiencia recaudatoria proyectadas para el período", indicó el texto.

 

Crecimiento de la economía uruguaya

El economista José Antonio Licandro, en diálogo con El País, opinó que “el MEF se pasó de optimista en las proyecciones de crecimiento económico de 2,4% (promedio en el período), porque ni siquiera están usando lo que dijo el Comité Técnico, que indicó 2,2%. Hay que ser prudentes, sobre todo porque el MEF mismo reconoce que la situación fiscal es compleja”.

“¿Vamos a crecer más por arte de magia?”, se preguntó Licandro, al señalar que, a su entender, en el Presupuesto no quedan claras las medidas que adoptará el gobierno para impulsar la inversión. “Hoy, la brecha entre el PIB real y potencial está cerrada, no hay espacio para crecer”, insistió.

Licandro señaló también que la propuesta de gravar con IRPF los incrementos patrimoniales de inversiones en el exterior (financieras e inmobiliarias) podría ahuyentar a mucha gente, cuando lo que se busca es atraer inversiones. Y agregó que no se puede desconocer lo que está pasando, por ejemplo, con Verizon que deja el país y despide a 265 trabajadores —“lo que es muy mala señal”, dijo— y una encuesta de la Cámara de Industrias (CIU) que muestra que los industriales van invertir 40% menos en 2026.

Por su parte, el socio de Vixion Consultores, Aldo Lema afirmó a El País que “la estimación de crecimiento del PIB 2025 parece optimista”.

“Para que el crecimiento económico de este año sea de 2,6%, la actividad económica desestacionalizada debería crecer 7% entre junio y diciembre, cuando el ritmo semestral reciente ha estado cercano a 1%”, fundamentó. “En 2025 la actividad ha venido de más a menos y eso también puede condicionar el crecimiento de 2026”, continuó.

Para el quinquenio, la cifra promedio de 2,4% es casi un punto porcentual superior a las estimaciones de crecimiento potencial que realiza Lema, lo que, de darse, supondría un gran rebote de la inversión y la productividad. “Eso parece poco probable en un contexto de menores rentabilidades y ciertos ajustes tributarios, sin grandes proyectos, ni significativas reducciones de costos”, apuntó el economista.

Aldo Lema.
Aldo Lema.
Foto: Archivo El País.

Como corolario —y sumando la posible incidencia de variables externas negativas por un entorno incierto—, Lema arriesgó que “más que ‘en modo despegue’ como sugiere el proyecto de ley de Presupuesto, la economía uruguaya está ‘en modo aterrizaje’”.

Gabriela Mordecki, profesora de la Universidad de la República (UdelaR) no estuvo para nada de acuerdo con esos planteos, al decir a El País que “proyección optimista hubiera sido si el MEF hablara de un crecimiento de 3% anual o más, pero el 2,4% es acorde a lo que vienen dando las encuestas (de expectativas). No hay nada inventado acá. El ejercicio que hace el MEF es serio. Es cierto que hay gran incertidumbre y margen de error, pero es imprescindible llegar al menos al 2,4%”.

Mordecki advirtió que “si el país no se crece al 2,4%, no se van a obtener los resultados fiscales que se plantea el gobierno, con su política de mantener el gasto constante y con pocos aumentos de impuestos”.

De su lado, Hernán Bonilla, presidente del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED), observó que la estimación del MEF del 2,4% es el doble del promedio de crecimiento del PIB de la última década, que fue de 1,2%. Y acusó la falta de medidas que expliquen el crecimiento proyectado. “Capaz que vengan más medidas, pero lo que hay en el Presupuesto no mueve la aguja”, apuntó.

Gabriela Mordecki. Foto: Archivo El País
XXIII JORNADAS ANUALES DE ECONOMIA DEL BANCO CENTRAL, CIERRE, BCO CENTRAL, FOTO GOMENSORO, ND 20080805, GABRIELA MORDECKI,

Al respecto, Modecki destacó, en línea con los planteamientos del ministro Oddone, que el crecimiento vendrá por inversiones que ya están en el país y otras por venir. “Para el salto cualitativo se requiere por lo menos 3% de crecimiento; hay que llegar por lo menos al 2,4%”, insistió.

Déficit fiscal

Sobre las proyecciones de déficit fiscal, Lema analizó que el planteo del MEF de ajustarlo más hacia el final del período de gobierno, “es un patrón contrario a los históricos, en los cuales el déficit se reduce al principio y suele aumentar al final”. A su entender, este cambio se debe a expectativas de alta expansión de la recaudación impositiva por los ajustes tributarios realizados, un mayor crecimiento económico y contención del gasto público.

“Sin embargo, como ha ocurrido en muchos países de América Latina durante la última década, la evolución de los ingresos fiscales podría decepcionar por bajo rendimiento de los ajustes tributarios, el bajo crecimiento potencial y la reacción con política fiscal expansiva, sobre todo inmediatamente antes y durante el ciclo electoral”, alertó.

Según Licandro, “no es creíble que hacia el final del período mejore el déficit fiscal, menos en año electoral. Lo que no se mejora en los primeros años, luego es peor. Todo queda en un ‘si te he visto, no me acuerdo’”.

José Antonio Licandro
José Antonio Licandro
Foto: Archivo El País

Según su experiencia, “los ajustes fiscales se hacen al principio del período porque es cuando hay más capital político. Esto me hace pensar que el gobierno no tiene el capital político suficiente”, lanzó Licandro.

Mordecki defendió la estrategia del gobierno de reducir el déficit fiscal hacia el final del gobierno y no al principio. “Para mejorar el déficit al principio de la gestión hay que recortar gastos y eso nunca estuvo planteado. Por el contrario, la idea es ir aumentando el gasto a medida que aumente el PIB”, consideró.

La economista destacó que la lógica de reducir el déficit cuando se tiene más capital político y aumentarlo cuando se acerca el final del período en una suerte de “carnaval electoral”, no es algo que busque este gobierno. De ahí el cambio de estrategia en comparación con el pasado. “El objetivo es mantener el gasto e ir disminuyendo el déficit con mayor eficiencia y con la recaudación”, redondeó.

Finalmente, reconoció que, así como será un desafío el crecimiento del PIB planteado, también lo será mejorar el déficit fiscal. “Reducir el déficit 1,5 (puntos del PIB) en el período es una meta ambiciosa; hay que ver cómo se comporta la recaudación”, atajó.

Bonilla, por su parte, interpretó que la corrección fiscal que plantea el gobierno viene por el lado de los impuestos, una política que no comparte.

Inflación controlada

Bonilla notó cierto desfasaje entre las proyecciones de inflación del MEF y las del BCU. “El Banco Central plantea que la inflación está en 4,5% y que debe seguir bajando, pero no es lo que indica el MEF que habla de 4,2% para fines de este año y sube a 4,4% para 2026”, señaló.

Algo similar notó Licandro, al destacar que las proyecciones del indicador no van descendiendo en forma constante, lo que a su entender sería esperable.

Economista Hernán Bonilla.
Economista Hernán Bonilla.
Pablo Rivara.

El desfasaje entre el MEF y el BCU no es percibido como tal por Mordecki, sino que, por el contrario, consideró que la coordinación estas instituciones es mayor que en la administración anterior.

Lema, por su lado, hizo foco en que la meta de inflación “debió fijarse más abajo para la segunda mitad del período, en línea con lo planteado en su momento por el ministro Oddone y el presidente del Banco Central, Guillermo Tolosa”.

El economista hizo notar que, como la presupuestación es nominal, si luego se reduce la meta de inflación desde 4,5% a 3%, “haberla fijado más alta genera holguras para gastar más, respecto a haberla fijado más baja”.

“El mundo vive inflaciones de 2% y 3%, deberíamos ir hacia eso”, consideró Licandro. Mordecki señaló al respecto que las proyecciones no son metas, y que el 4,5% proyectado por varios años muestra la estabilidad del indicador.

 

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