Síntomas de la perimenopausia a los 45 años, las señales de alerta y cómo tratar la irregularidad hormonal

Redacción El País
Para la mayoría de las mujeres, la menopausia no aparece de un día para el otro ni se limita al momento en que la menstruación desaparece. Se trata de un proceso gradual que atraviesa casi al 90% entre los 48 y los 54 años, cuando los ovarios reducen de forma natural la producción de estrógenos y progesterona. Aunque el diagnóstico formal se establece tras 12 meses consecutivos sin menstruar, el cuerpo suele empezar a enviar señales bastante antes.

En diálogo con el portal especializado CuídatePlus, el ginecólogo Santiago Palacios, director de Clínicas Palacios, explica que la menopausia puede manifestarse con más de 200 síntomas distintos. Entre los más conocidos aparecen los sofocos, la sudoración nocturna, los problemas para dormir y la sequedad vulvovaginal, todos vinculados al descenso de los estrógenos en sangre.

Antes de llegar a la menopausia propiamente dicha, existe una etapa de transición clave: la perimenopausia. A pesar de su impacto, sigue siendo poco identificada. Palacios señala que hasta cinco años antes del último período menstrual pueden comenzar síntomas que se prolongan durante al menos un año más, marcados por subidas y bajadas hormonales constantes.

El problema, advierte el especialista, es que muchas mujeres no asocian estas molestias con la perimenopausia y no consultan, ya que suelen atribuirlas al estrés, al cansancio o a cambios normales de la vida cotidiana. Esta fase suele iniciarse entre los 45 y los 50 años, aunque puede adelantarse o retrasarse según la genética, el estilo de vida y el estado general de salud.

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Rodrigo Orozco, ginecólogo y director de la Clínica Palacios Málaga, explica que durante la perimenopausia los ovarios comienzan a producir menos estrógenos y progesterona. Esta irregularidad hormonal no solo afecta al ciclo menstrual, sino también al metabolismo, al estado de ánimo y al sistema cardiovascular.

Los síntomas pueden ser confusos y variables. Según Palacios, una de las primeras señales es el cambio en la menstruación: los ciclos pueden acortarse, alargarse o volverse más abundantes, sin que la regla desaparezca por completo. A esto se suman sofocos, sudoración nocturna, alteraciones del sueño, cambios emocionales y disminución del deseo sexual, factores que suelen impactar de lleno en la calidad de vida.

De acuerdo con Orozco, esta etapa de transición puede extenderse entre cuatro y ocho años hasta dar paso a la menopausia. En el inicio, los síntomas pueden intensificarse, aunque con el tiempo tienden a atenuarse. Sin embargo, en esta fase aumenta el riesgo de osteoporosis y de enfermedades cardiovasculares, lo que vuelve fundamentales las medidas de prevención.

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Los especialistas coinciden en que adoptar hábitos saludables puede marcar una gran diferencia: alimentación equilibrada, actividad física regular y evitar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol ayudan a atravesar este proceso con menos impacto.

Además, según cada caso, pueden indicarse suplementos como vitamina D y calcio. En situaciones de síntomas intensos, la terapia hormonal sustitutiva es una opción posible, siempre bajo evaluación médica y seguimiento profesional. Entender qué está pasando en el cuerpo y consultar a tiempo permite transitar esta etapa con mayor información y cuidado.

En base a El Tiempo/GDA