Por qué no hay que sentir culpa por los antojos durante el embarazo, según los expertos

Los antojos en el embarazo tienen origen cerebral: cambios en circuitos de recompensa aumentan el deseo por alimentos calóricos. No son culpa de la gestante, pero conviene cuidar su calidad nutricional.

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Mujer embarazada comiendo ensalada.
Foto: Freepik.

Redacción El País
Los antojos son una experiencia habitual para la mayoría de las embarazadas, pero lejos de ser un capricho, tienen su origen en el cerebro.

Diversos estudios han observado que durante la gestación se reorganizan los circuitos neuronales vinculados con la motivación y el deseo, lo que impulsa la búsqueda de alimentos dulces o muy calóricos.

Así lo sugiere una investigación realizada con ratones, que permitió rastrear la base biológica de este comportamiento.

El nutricionista e investigador de la Universidad del Bosque, Gustavo Díaz, explica que, aunque no todas las gestantes los experimentan, la gran mayoría sí atraviesa episodios de antojos. Según señala, la agudización del olfato y su relación directa con el gusto hacen que muchas mujeres embarazadas perciban aromas y sabores que otros no, lo que contribuye a que surjan estos deseos repentinos por ciertos alimentos.

Mujer embarazada
Mujer embarazada dibuja un corazón con sus manos.
Foto: Freepik.

Un estudio publicado en Nature Metabolism muestra que la gestación modifica la conectividad cerebral, especialmente en los componentes del circuito dopaminérgico. Este sistema interviene en la percepción de estímulos gratificantes y está asociado con los episodios de ansiedad por la comida. Si bien la preferencia por alimentos muy apetecibles es común en el embarazo, aún no se comprende del todo la neurobiología detrás de este fenómeno, entre otras cosas por la dificultad de replicar estos comportamientos en el laboratorio.

Mujer embarazada
Mujer embarazada.
Foto: Freepik.

Para avanzar en esa línea, un equipo de investigación desarrolló un experimento que mostró patrones con preferencia por bebidas azucaradas y consumo excesivo de alimentos muy apetecibles.

Díaz agrega que, para algunas mujeres, los antojos también pueden funcionar como un momento de sentirse atendidas o consentidas durante el embarazo. Sin embargo, advierte que el problema surge cuando estos deseos se centran en alimentos poco saludables, ricos en grasas o carbohidratos simples. En esos casos, conviene moderarlos. Por el contrario, si el antojo es por frutas, verduras o fuentes de proteína, no representa mayor preocupación. Lo fundamental, sostiene, es que los antojos no sustituyan comidas principales.

En base a EFE

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