Tener un árbol de durazno en casa es más fácil de lo que parece: el paso a paso para germinar el carozo

El durazno no solo se destaca por los beneficios que aporta a la salud, sino también por su gran facilidad para germinar. También es fácil de cuidar de la planta en el jardín de la casa hasta que se convierta en un árbol que dé sus frutos.

Entre sus propiedades, el durazno es bajo en calorías y aporta fibra, vitamina A y C, ácido fólico, potasio y magnesio, entre otros. Además, según las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA) se recomienda consumir a diario cinco porciones de frutas y verduras en variedades de tipos y colores. Por eso, tener un árbol de durazno en el hogar es una excelente opción.

1. Preparación del carozo: retirar la pulpa del durazno y dejar secar el carozo al aire durante dos días para facilitar su apertura.
2. Abrir el carozo: con cuidado, utilizar un martillo o alicate para romper el carozo y extraer la semilla interna.
3. Poner en agua la semilla: sumergir la semilla en agua durante un día para hidratarla.
4. Guardar la semilla en la heladera: envolver la semilla en una servilleta húmeda, colocarla en una bolsa plástica y guardarla en la heladera. El tiempo ideal es durante 6 y 8 semanas. Este proceso simula el frío invernal necesario para romper la latencia de la semilla.
5. Sacar la semilla y plantarla: tras el período de estratificación, retirar la semilla y plantarla en una maceta con tierra abonada. Colocar la raíz hacia abajo a una profundidad de aproximadamente 4–5 cm.

Foto: Pickpik.

Es importante ubicar la maceta en un lugar cálido con buena luz y sin exposición directa al sol, y reglarla moderadamente. Una vez que la planta tenga entre 5 y 7 hojas, podés exponerla gradualmente al sol directo. Se estima que un árbol germinado en casa tardará varios años en florecer (aproximadamente siete).