Tomas Teijeiro

Tomás Teijeiro

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Las nuevas narrativas nos obligan a estar atentos a los sesgos.
La cosa no va ya de cómo crecer o cómo distribuir las migajas que un Estado asfixiante. Va dejando a los privados.
Este gobierno no se llenó de eslóganes vacíos fundados en lo políticamente correcto. Tuvo uno y de cimientos fuertes.
No es más a la derecha o más a la izquierda. La vida política es compleja.
El Partido Nacional es una institución a la que hay que comprender en perspectiva histórica.
La contienda política en nuestro país siempre es la que representa la eterna dicotomía de liberalismo versus voluntarismo.
El populismo demagógico volvió a invocar sus viejas consignas: nacionalizar, las empresas no pueden tener ganancias…
Lo que nos diferencia de otras fuerzas políticas que per se son excluyentes. A un blanco no se le ocurre pensar en la lucha de clases.
Cada cinco años lo que se disputa no es un evento deportivo donde cada uno sacude su camiseta.
Este mundo woke que padecemos nos ha desdibujado artificialmente algunos límites, no solo los de la biología y el idioma.