Consolidado como un héroe de acción de películas mediocres Liam Neeson ahora va por la conquista de otro territorio en una de las carreras más peculiares del cine: la comedia.
Lo hace con la orden de revitalizar una franquicia que hoy parece antiquísima como La pistola desnuda, que en su nueva encarnación en español se llama ¿Y dónde está el policía?. La traducción pretende reunir dos sagas humorísticas hermanas, pero parece olvidarse de la original.
Neeson, así, toma el relevo de uno de los grandes personajes de la comedia americana, el detective Frank Debrin del Escuadrón de Policía de Los Ángeles, que Leslie Nielsen interpretó con gracia siempre recordada en tres películas: La pistola desnuda, La pistola desnuda Parte 2 y 1/2 y La pistola desnuda 33 1/3 - El insulto final. De esas cosas nos reíamos entre las décadas de 1980 y 1990.
Es una creación de un trío que de tan importante se reconocía con una sigla, ZAZ, que resumía a David Zucker, Jim Abrahams y Jerry Zucker. Ese grupete, que venía de la televisión y de toda una escuela de humor surgida en la década de 1970, habían pergeñado ¿Y dónde está el piloto? (1980), otro hito del cine cómico de aquellos tiempos.
El éxito de la primera película (que tuvo una secuela, igual de eficaz aunque algo más repetitiva) fundó una fórmula que incluye la parodia de géneros conocidos (para Y dónde está el piloto, las películas de catástrofe aérea) y una sucesión de sketches apenas entrelazados por una historia repleta de clisés y eso era parte del chiste.
Extenderían el formato en ¡Supersecreto! (con Val Kilmer en una de guerra) y dos Loca academia de pilotos (la parodia de Top Gun con Charlie Sheen), dos ejemplos que una generación vio en Sábados de cine. Después lo harían con el cine de gangsters con Mafia!, que no era tan divertida. Ese formato se volvería adolescente a partir de Scary Movie, en una caída libre que bastardizo el género y que terminó en comedias como Not Another Teen Movie.
Con el cheque en blanco que les había dejado Y dónde está el piloto, ZAZ sacaron adelante una serie de televisión, Police Squad!, que se burlaba de las convenciones de las seriales policiales. Al frente estaba Nielsen, un actor de fama básicamente televisiva, que retransformó su carrera hacia la comedia, riéndose de lo que antes hacía en serio. Lo mismo hace ahora Neeson.
Las premisas eran disparatadas y tenían a Debrin como el torpe investigador que hacía cualquier desastre pero, igual, atrapaba a los malos. Había algo del inspector Closseau aunque marcado por la impavidez de Nielsen, un actor cuyas limitaciones son parte de su encanto.
El panorama se completaba con estrellas de cabotaje en papeles secundarios como George Kennedy, Priscilla Presley, O.J. Simpson y de ahí para abajo. Su estructura en sketches lo han mantenido vivo en reels, shorts y todas las variantes actuales del humor.
Las películas de La pistola desnuda eran una excusa para alojar un montón de sketches, algunas veces simultáneos en la vena de la revista MAD, Mel Brooks y del humor televisivo de la década de 1970. Los chistes son presentados en una sucesión imparable y se presume agotadora para los guionistas.
Todo eso está en ¿Y dónde está el policía?.
Cómo es "¿Y dónde está el policía?"
Neeson es una buena opción para retomar al personaje: acá interpreta a otro Frank Debrin, hijo del original de quien habrá heredado poco en lo fisonómico, pero un montón en cuanto a torpezas y en tendencia en hacer el ridículo. Hay algo de autoparodia del propio Neeson a la clase papeles con los que ha empantanado su carrera reciente, una evidencia de que quizás no se lo tomara tan en serio. Hacía bien.
Acá el nuevo Debrin va detrás de un fabricante de autos eléctricos (Danny Huston) que pretende llevar a la gente a un estado salvaje para que una presunta élite bastante inepta pueda gobernar a los que sobrevivan. Lo va a hacer con un aparato que se llama “plot device”, (o sea un dispositivo de trama), uno de los tantos chistes metacinematográficos y de juegos de palabra que tiene el guion.
A Debrin lo va ayudar por una femme fatale interpretada por Pamela Anderson. El estreno está acompañado por la noticia del romancede Neeson y Anderson.
No hay que tomarse nada en serio, está claro, desde la primera escena en la que Neeson aparece camuflada como una niñita para detener el robo de un banco. Desde ahí hay chistes picarescos (una escena de sombras chinescas similar a una en Austin Powers, otra referencia); diálogos ocurrentes y de doble sentido; una historia de amor y terror con un muñeco de nieve y una asociación libre de disparates que funcionaron en las originales y, la verdad, funcionan en esta.
Detrás de este reboot no están los hermanos Zucker y Abrahams (alguno de ellos, incluso ha renegado de este reboot) sino que es una producción de Seth McFarlane (el de Family Guy, el de Ted y el que coqueteó con la parodia en la espantosa Pueblo chico, pistola grande), dirigida por Akiva Schaffer, quien viene de Saturday Night Live y es parte del grupo cómico The Lonely Island. Es gente que se crió viendo esta clase de cosas y está chocha de poder hacerlo.
A ¿Y dónde está el policía? le han adjudicado la misión imposible de hacer volver a la comedia a las pantallas grandes, un destino natural en el que no se suelen ver películas así. Para conseguirlo ha puesto, ciertamente, toda la carne en el asador. Si funciona, van a ser bienvenidas las risas compartidas en una sala.
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