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Las 10 mejores películas de 2023 y dónde verlas: biografías, policiales, animé y una argentina en la lista

Este fue un año importante para el cine, y la diversidad de sus estrenos lo refleja. Entre la abundancia de estrenos, estas son 10 de las películas imperdibles de 2023 para El País.

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Bradley Cooper en Maestro

Esta es una lista y, como casi todas las de su calaña, es limitada, subjetiva y caprichosa. Es sobre lo que uno considera las mejores películas del año, y cada uno tiene su lista propia.

Está limitada, en todo caso, a aquellas que tuvieron un estreno oficial en territorio nacional, ya sea en salas como en los servicios de streaming multinacionales disponibles en el mercado local. No está alcanzado el mercado informal.

También la limita el tiempo con el que dispone un crítico de cine con familia y otras obligaciones detrás, para ver y acceder a tanta novedad: hay omisiones u olvidos. Trenque Lauquen de Laura Citarella, por ejemplo, está actualmente en cartel con consenso crítico sobre sus valores, incluyendo ser la mejor película del año para Cahiers du Cinema. No la vi: sus cuatro horas han sido incompatibles con esta época del año. Ya habrá tiempo.

Así, esta lista intenta reflejar que este fue un año importante para el cine. Estas son las 10 mejores películas según El País.

10 Suzume.

Es una fantasía de uno de los grandes maestros del animé, Makoto Shinkai (el otro es Miyazaki Hayao, que el 11 estrena El niño y la garza). Es una historia llena de imaginación, mundos paralelos y muchacha en problemas con el fondo de la catástrofe de Fukuyima. Tiene una libertad absoluta para crear su propio universo. (Crunchyroll)

9 Los asesinos de la luna.

Se deja ver muy bien y revela una injusticia olvidada que está en la base misma del capitalismo americano. Es, además, un proyecto ansiado por Martin Scorsese, el maestro que acá va por todo en eso de hacer una épica americana. Están sus dos actores recurrentes (Robert De Niro y Leonardo DiCaprio) y vuelve a una historia de mafia y violencia que quizás ya haya contado mejor en otro momento. Scorsese siempre quiso ser una mezcla de William Wyler y Arthur Penn y esta es la vez en que más cerca está de eso, lo que no quiere decir que sea su mejor película. (En Google Play)

8 Asteroid City.

Wes Anderson es un poco repetitivo, pero en sus dos proyectos estrenados este año muestran cierto cambio de rumbo. Tanto en Asteroid City como en los seis cortos que estrenó en Netflix sobre cuentos de Roald Dahl está lo de siempre (la puesta en escena cuidada, los personajes estrambóticos, los encuadres simétricos), pero los complejiza con un distanciamiento brechtianamente pop y sumando capas y referencias literarias y teatrales. Anderson, tan refinadamente, nos muestra los hilos del cine. (Disponible en Flow para alquilar).

7 (empate). As Bestas y La noche del crimen.

Sus méritos son similares. As Bestas, el tenso drama gallego de Rodrigo Sorogoyen, ganó nueve Goya. La noche del crimen de Dominik Moll se hizo con seis César, incluyendo varios de los principales de la noche. Las dos, hablan de la violencia, de un crimen difícil de resolver y de, en definitiva, encontrarse a uno mismo. Siempre se trata de lo mismo.

As Bestas (que se vio en el Monfic), es una historia de un encono vecinal en un pueblo ruralísimo de Galicia. Allí está una pareja francesa (Denis Ménochet, Marina Foïs), empecinada en su granja ecológica y que se niega a vender sus tierras a la empresa noruega de energía eólica que se quiere quedar con el pueblo entero. Su negativa a firmar el boleto de compraventa pone frenético a un vecino, Xan Anta (Luis Zahera en la actuación del año), y el ambiente de violencia se empieza a hacer intolerable, uno de los méritos de Sorogoyen.

En La noche del crimen, Moll se consolida, después de la sorprendente La desaparición de Evelyne, como el gran director del nuevo policial francés. Es sobre otro crimen sin solución de una muchacha de un pequeño pueblo de suburbio parisino. El comisario recién llegado se obsesiona con el caso. Una sorpresa.

5 Hojas de otoño.

Aki Kaurismaki, ese finlandés majareta, vuelve al universo de su “trilogía proletaria” (que había cerrado en 1990) con esta comedia romántica ambientada en su Helsinki oscura de parroquianos aburridos y tango. Es la historia de amor de Holappa (Jussi Vatanen), mano de obra prescindible y alcohólica, y Ansa (Alma Pöysti), cuarentona de trabajos precarios y soledad dolorosa. El encuentro se demora por los enredos propios de un género al que Kaurismaki se acerca con su propio tempo. Un par de citas a Chaplin completan la lectura de una película exquisita.

(En Cinemateca Uruguaya y Life Alfabeta)

4 Oppenheimer.

Esta lista (spoiler que a nadie le importa) no incluye a Barbie, que seguramente gane Oscar, pero eso no la librará de ser una publicidad feminista de juguetes por dos cineastas importantes (la directora y coguionista Greta Gerwig, el coguionista Noah Baumbach) en el desfiladero de su integridad artística. Fue la película más vista del año, eso sí.

Oppenheimer es otra cosa: la película de autor más grandilocuente desde 2001: Odisea del espacio de su venerado Stanley Kubrick, mentor extraoficial de todo lo que tiene para mostrar Christopher Nolan. Es una película de ciencia-no ficción sobre J. Robert Oppenheimer, el científico que hizo avanzar el camino de la bomba atómica.

Es una reflexión y una advertencia sobre la megalomanía humana a partir de la conciencia, las intrigas políticas y de laboratorios con las que convivió Oppenheimer, “un Prometeo americano”.

Con eso y su habitual espectacularidad y dosificadas sus complejidades espacio-temporales (que igual están), Nolan consigue su mejor película, la más ambiciosa y la más espectacular, que es lo que siempre anda buscando. (Disponible en Flow para alquilar, y también para alquilar en NSNow de Nuevo Siglo)

3. Tar.

Es de las pocas de la temporada de premios del año pasado que ha sobrevivido hasta acá. Eso se debe a lo afinado de la dirección y el guion de Todd Field, y a la actuación de Cate Blanchett como una “maestra” en medio de un escándalo mediático. Esa anécdota es pura simplificación de una historia y una puesta en escena riquísimas que está en diálogo con algunos temas inevitables de tiempos como estos.

(Está en HBO Max, NSNow de Nuevo Siglo).

1 (empate). Maestro y Los delincuentes.

El cine es un arte de forma, aunque se tienda a privilegiar su contenido. Bradley Cooper, una estrella de Hollywood con justificadas pretensiones de dirigir, y Rodrigo Moreno, un director latinoamericano con un proyecto perseguido por más de una década, lo saben y, por eso Maestro y Los delincuentes, respectivamente sus películas, son una celebración del cine. Y no pueden ser más distintas.

Maestro es la historia de amor de Leonard Bernstein (Cooper) y Felicia Montealegre (Carey Mulligan) contada con brío y una personalidad y estilo que abrevan del más puro cine americano. El uso del montaje, la puesta en escena, el diseño de producción (incluyendo esa nariz, sí), la fotografía y las actuaciones de Cooper y Mulligan, lo convierten en un magistral ejemplo de las posibilidades que solía aportar la industria de Hollywood. Una gran película.

Una de las más celebradas del año y la confirmación de Moreno como uno de los grandes directores del cine actual, Los delincuentes es esa clase de películas que a los críticos nos encantan.

Es la historia de Morán (Daniel Elías), un bancario que planea un retiro anticipado: va a robar del tesoro de su sucursal, se va a entregar y en tres años y medio, cuando salga en libertad, se vuelve a hacer con el dinero y a vivir su vida. Necesita un cómplice y lo consigue extorsionando a un compañero (Román, Esteban Bigliardi) para que le custodie la plata y después la dividen.

Esa primera mitad está contada con una aproximación bressoniana (por Robert Bresson, el director y pensador francés que acá es una referencia explícita) a lo que se podría llamar “cine porteño”, y aunque a uno se le aparecen Aristarain o el primer Trapero, la referencia directa es Apenas un delincuente, un noir argentino de 1949 dirigido por Hugo Fregonese, un pionero que trabajó en Hollywood.

La segunda mitad (en total dura tres horas) es otra cosa y ahí aparecen el cine de Eric Rohmer, mucho modismo de la nouvelle y la irrefrenable aparición de Bresson del que se muestra un fragmento de El dinero. Es, también, una exhaltación de lo literario un maravilloso poema de Ricardo Zelarayan, “La gran salina” que termina enriqueciendo a un personaje más que 300.000 dólares en la mano. Lo mismo pasa con la “Suite para oboe y cuerdas” de Piazzolla. Hay algo del cine del uruguayo Federico Veiroj (principalmente el mundo ominoso y las referencias culturales) en toda la primera parte. Es tambien una comedia.

Maestro y Los delincuentes son dos grandes películas. Y sus lecciones están en una tonada, del maestro Bernstein, en un plano fijo de Cooper, en “A dónde estás libertad” de Pappo’s Blues o en el plano de unos pies apagando sus cigarrillos en una baldosa porteña. Ahí hay más cine que en toda la producción de series y el 99 por ciento de lo que nos están obligando a ver.

(Maestro está en Netflix y Los delincuentes en Mubi)

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