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En "Maestro", Bradley Cooper le da a Netflix una gran historia de amor y las mejores escenas del cine de 2023

La película, que tiene a Cooper como actor y director, narra la historia de amor del legendario director de orquesta Leonard Bernstein con Felicia Montealegre. Se estrenó este miércoles en Netflix.

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Maestro.
Carey Mulligan y Bradley Cooper en la película "Maestro".
Foto: Difusión

La presencia de Steven Spielberg y Martin Scorsese como productores dice un montón sobre Maestro y su director, Bradley Cooper, un ingreso reciente al catálogo de actores/autores, una de las tantas tradiciones de las que abreva esta biopic sobre Leonard Bernstein que acaba de estrenar Netflix.

Los dos maestros ilustres y constantes del llamado Nuevo Hollywood —la gran línea del cine americano a la que, claramente, se afilia Maestro— están aquí para certificar un cambio de mando. Cooper es la nueva “gran promesa del cine americano”, un título que puede ser una carga y que no garantiza nada.

Es, en todo caso, un estado de gracia como el que pasó Todd Field, otro actor y director que el año pasado deslumbró con Tar. Otros que han estado allí serían Paul Thomas Anderson, Alexander Payne; Noah Baumbach, quizás.

(Por las dudas, Christopher Nolan es británico y es más team Stanley Kubrick, que es americano pero no es de los que estamos hablando. Estrenó Oppenheimer que probablemente le birle el premio a mejor película a Maestro, lo que tampoco estaría mal.)

Igual, el apego al cine clásico del Nuevo Hollywood y sus derivaciones está en la temporada de premios. En Los que se quedan, Payne está citando a las comedias de Hal Ashby o Eileen May de los años 70. Y el espíritu indie de los 90 está presente por uno de sus fundadores, Todd Haynes, quien con Secretos de un escándalo (¡qué traducción pobrísima de May December!) recupera también de aquel viejo sendero que Spielberg y Scorsese supieron expandir.

Por eso, no es casualidad que Scorsese (que competirá contra sí mismo en los Oscar con Los asesinos de la Luna, otra gran “película americana”) y Spielberg estén para dar apoyo y reconocimiento.

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La primera película de Cooper como director, Nace una estrella, era una versión interesante y respetuosa de una historia a la que Hollywood suele recurrir. Su estética estaba más cercana a la remake de 1976 (con Streisand y Kristoferson) que podría parecer vieja, pero es más próxima que la de Mason y Garland dirigidos por Cukor. Esa era la más importante hasta la de Cooper, quien demostró pulso en una ópera prima que marcaba la cancha de un estilo.

Más allá de sus similitudes (las dos se centran en el amor de una pareja y sus peculiaridad, y transcurren en el mundo de la música) y sus diferencias (una es una adaptación de una fantasía clásica; esta un acercamiento biográfico a un personaje real), Maestro es un notorio avance.

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Sobre un guion del propio Cooper (con Josh Singer, quien ganó el Oscar por En primera plana, la de las denuncias contra la Iglesia de Boston), y reservándose además el protagónico masculino, Maestro construye una historia de vida de Leonard Bernstein, uno de los iconos del siglo XX, o sea de la prehistoria.

Es considerado el primer maestro norteamericano de la música culta, una presencia carismática y mediática y con un talento de esos que aparecen de a uno por generación: era, dijo alguien, el Arturo Toscanini americano, y eso es decir mucho. Por cosas así, Bernstein fue una de las grandes figuras culturales de su tiempo.

Carey Mulligan y Bradley Cooper, como Leonard Bernstein y Felicia Montealegre en 'Maestro', de Netflix.
Carey Mulligan y Bradley Cooper, como Leonard Bernstein y Felicia Montealegre en "Maestro".
Foto: Netflix

Es, por decir algo, uno de los compositores de West Side Story, el clásico musical que Spielberg adaptó hace un par de años, pero también de la música de Nido de ratas, detalle que Cooper señala en una banda sonora armada íntegramente por música de Bernstein.

Compuso también en la tradición culta y fue el más importante director de orquesta del mundo durante más de 30 años, con un estilo que resignificó al señor de la batuta.

Además fue un promotor de las artes, con proyectos de orquestas juveniles. Y en sus didácticos programas de televisión y apariciones públicas siempre dejaba claro lo importante que es la exposición a los rayos catódicos de la música clásica o popular para ser mejores personas.

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No hay mucho de eso, para ser claros, en Maestro, aunque toda la música incidental sea de Bernstein, lo que da una buena idea de su genialidad. Hay algunos preparativos de West Side Story y Un día en Nueva York, lo que permite un lindo número musical en el medio de la historia. Se acompaña también la creación de su Misa y se lo ve dirigiendo un Mahler, que Cooper muestra en un largo travelling (apenas interrumpido con unos inserts, capaz que innecesarios pero que igual se ven muy bien) y una coreografía de Cooper que concreta una de las mejores escena del cine reciente.

Pero al director, por lo visto, le van las historias románticas, y acá prefiere concentrarse en la de Bernstein y la actriz chilena Felicia Montealegre (Carey Mulligan, en un gran trabajo), su esposa, madre de sus tres hijos, y compañera abnegada y tolerante a las infidelidades de Bernstein, que era abierta y vorazmente bisexual.

Felicia es paciente y muchas de las escenas terminan o pasan por ella, lo que revela el interés de Cooper y la clase de historia que quiere contar. Cuando le canta las 40 a su marido se los ve en un plano general que está entre todo lo bueno que tiene esta película. Hay otras evidencias del poder del plano fijo, como la escena en la que Bernstein se entera que es un remplazo de última hora en el Carnegie Hall, el hito que lo volvió una estrella.

Felicia y Lenny, como se los conocía en la elite neoyorquina en la que se movían, estuvieron una vida juntos y él fue compañero de dedicación completa cuando ella enfermó del cáncer. Maestro está contada como un flashback marcado por formatos que van del aspect ratio de la Academia (un cuadrado) a la panorámica, y que pasa del blanco y negro del cine clásico (más Metro que Warner, digamos) a la textura de película de la década de 1970.

La fotografía es de Matthew Labatique, quien estuvo nominado al Oscar por Nace una estrella y Cisne negro y que acá trabaja principalmente sobre los encuadres.

Un montaje de tiempo, en la escena siguiente y que la verdad es un poco Spielberg, hecho en un falso plano secuencia, es otro gran momento de la película. La editora es Michelle Tesoro y da para nominar al Oscar.

La excelencia de los rubros técnicos alcanza al maquillaje, que incluye la mentada nariz prostética y unos procesos de rejuvenicmiento y envejecimiento que, de tan precisos, parecen digitales (perdón el sacrilegio). Es parte de la vibrante actuación de Cooper, que parece llevarlo directamente al Oscar. Lo mismo debería pasar con Mulligan.

Scorsese, para traerlo otra vez, quedó como un retrógrado cuando dijo hace un tiempo que esto de los superhéroes no era cine. Y tenía razón, claro.

Porque el cine es humano, es pasional, tiene corazón. Y eso le da sus cosas buenas, las que no tanto, y algunas maravillas como Maestro. Esto es cine. El resto es propaganda.

Maestro

Estados Unidos, 2023. Director: Bradley Cooper. Guion: Bradley Cooper, Josh Singer. Fotografía: Matthew Libatique. Editora: Michelle Tesoro. Música: Leonard Bernstein.

Con: Bradley Cooper, Carey Mulligan, Matt Bomer, Maya Hawke, Sarah Silverman, Sam Nivola, Alexa Swinton, Michael Urie, Gideon Glick, Miriam Shor.

Duración: 129 minutos. Estreno: 20 de diciembre, Netflix.

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