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Gardel, Maradona, Perón, los nazis: historias secretas del Luna Park

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Luna Park
SANTIAGO FILIPUZZI

EPISODIOS INCREÍBLES

El estadio es un símbolo de Buenos Aires pero también reflejó un siglo de vida argentina

Desde el velatorio de Carlos Gardel al casamiento de Diego Maradona, pasando por el acto nazi más grande realizado fuera de Alemania, la historia del estadio Luna Park de Buenos Aires está repleta de episodios increíbles. Y, por supuesto, cientos de noches de boxeo, dos mundiales de básquet y memorables espectáculos artísticos también forman parte de las memorias un emblemático escenario porteño, desde hace algunos años con un singular propietario: la Iglesia Católica.

Ante sus tribunas cantaron Frank Sinatra, Liza Minnelli, Luciano Pavarotti, B.B.King, Tom Jones, Ringo Starr y decenas de estrellas más. El papa Juan Pablo II mantuvo una reunión con sus compatriotas polacos. Pelearon los Titanes en el Ring. Se corrieron los Seis Días en bicicleta. Y también se presentaron Alfredo Zitarrosa, Jaime Roos, No Te Va Gustar, La Vela Puerca, Agarrate Catalina, el Cuarteto de Nos, entre otros uruguayos.

La historia del estadio tiene más de un siglo. La empresa fue fundada por Ismael Pace y José Lectoure, que desde 1916 organizaban combates de boxeo y kermeses en un predio de la avenida Corrientes. Lo llamaron Luna Park, un nombre que se le da en algunos países de Europa a los parques de diversiones. En 1931 fueron desalojados por las obras de ensanche de la avenida, que se preparaba para recibir el hoy tradicional Obelisco. Buscando un nuevo emplazamiento, encontraron una manzana vacía donde Corrientes se junta con el Bajo, una zona de mala muerte por esos días, llena de baldíos y cafetines para marineros. Casi cien años más tarde, el lugar es muy diferente, con el lujoso Puerto Madero a un paso.

Pace y Lectoure cercaron el terreno y lo inauguraron en 1932. Luego le instalaron algunas tribunas de cemento y volvieron a organizar peleas, actuaciones de artistas, bailes de carnaval. El escenario comenzó a tener éxito, de la mano de la popularidad creciente del boxeo. En 1934 lo techaron y le dieron así a Buenos Aires un gran recinto cerrado.

Seguramente por eso allí se realizó el velatorio de Carlos Gardel en febrero de 1936, más de siete meses después de la tragedia de Medellín (hubo un larguísimo viaje con sus restos, que pasaron antes por Montevideo). Desfilaron miles de personas, anticipo de otras multitudes que llenarían periódicamente el Luna, como lo llama la gente del boxeo.

Una vez esas multitudes no fueron nada inocentes. El 10 de abril de 1938 miembros de las colectividades alemana y austríaca, más simpatizantes nazis argentinos, en un número que la prensa bonaerense estimó entre 12.000 y 20.000 personas, celebraron el Anschluss, la anexión de Austria por la Alemania de Hitler, en un estadio profusamente adornado con banderas con la esvástica. Probablemente fue el mayor acto nazista fuera de Alemania. Afuera, un grupo de estudiantes protestó contra la organización del acto, pero la policía los reprimió (a los estudiantes, no a los nazis) con palos y gases. El saldo: varios heridos y dos muertos.

Se afirma que el Luna Park también asistió al primer encuentro de Juan Domingo Perón y Eva Duarte. En enero de 1944 se organizó allí un gran festival artístico para reunir fondos para la provincia de San Juan, afectada días antes por un terrible terremoto. Perón entonces era secretario de Trabajo y tuvo un papel central en esas actividades. Evita era actriz. Si bien ya se conocían por un par de reuniones de Perón con figuras del espectáculo, la historia que se cuenta es que en el estadio comenzaron a charlar e iniciaron la relación que los convertiría en la pareja política más famosa de Argentina. Hay diferentes versiones sobre quién los presentó o quién hizo que se sentaran juntos en el palco.

Perón, aficionado al boxeo, concurrió muchas noches de sábado a ver las peleas de un tiempo dorado de ese deporte en Argentina. Por ejemplo, los legendarios duelos entre Prada y Gatica. En ese mismo ring se registró también uno de los combates más famosos del boxeo uruguayo, cuando Dogomar Martínez le aguantó toda la pelea al astro mundial Archie Moore, el 12 de septiembre de 1953.

En la década de 1950 el estadio fue remodelado para dar mayor comodidad a todo tipo de público, pues los espectáculos artísticos comenzaron a ganar importancia en su cartelera. De hecho, luego que pasó el auge de los grandes ídolos de los guantes, como Oscar Bonavena, Nicolino Locche y Carlos Monzón, el boxeo dejó de ser negocio. En las últimas décadas fueron muy escasos los combates allí realizados.

En 1950 fue sede del primer Mundial de básquet, torneo que volvió a albergar en 1990. Tal vez hubiera tenido una tercera edición en 2023, pero Argentina renunció al certamen que pretendía organizar junto a Uruguay.

Para un mercado tan grande como Buenos Aires, siempre resultó natural que los estectáculos se mantuvieran varios días o semanas en cartel. Por ejemplo, eran tradicionales cada año los ciclos de Holiday on Ice. También las presentaciones de los Harlem Globetrotters, los malabaristas del básquet.

El 7 de noviembre de 1989, justamente la cancha de los Globetrotters fue desarmada a toda velocidad para dar lugar al casamiento de Diego Maradona con Claudia Villafañe, que reunió a 1.200 invitados, muchos de ellos llegados especialmente de Europa.

Antes de eso, en agosto de 1981 el Luna fue escenario para la presentación de Frank Sinatra, una aventura empresarial que casi deja en bancarrota a Palito Ortega.

El Luna Park también encerró durante años un gran secreto. Tras la muerte de sus dos fundadores, la empresa quedó en manos de la viuda de José Lectoure, Ernestina, mientras que la administración la llevó adelante su sobrino político, Juan Carlos “Tito” Lectoure, de vasta actuación en el mundo del boxeo hasta su fallecimiento en 2002. Lo que casi nadie supo hasta la muerte de Ernestina en 2013 es que ambos sostuvieron un prolongado romance clandestino. Ella le llevaba 18 años de diferencia. Solo se veían en las oficinas del estadio o en la casa de ella.

Ernestina no tenía hijos y en su testamento le dejó el 95% de la empresa Stadium Luna Park Lectoure y Lectoure SRL a la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco y a la porganización Cáritas, representada legalmente por el Arzobispado de Buenos Aires. El resto de las acciones pasó a los herederos de “Tito” Lectoure, soltero y sin hijos.

Más de una vez la prensa argentina informó del interés de inversores privados para comprar el Luna Park y construir en su predio una serie de torres. Por ahora, la idea choca con un obstáculo: el estadio fue declarado monumento histórico nacional por ley. Por supuesto, el estadio es pura historia.

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