Predicar con el ejemplo y no con palabras. Esa es la enseñanza que Hernán “Tofi” Figueredo quiere dejarle a sus hijos. Es la misma que dejó en Liverpool, donde se hizo un referente de manera “natural” y del que se fue sabiendo que era más querido de lo que creía. No fue una decisión para nada fácil. La meditó durante varios días y escuchó opiniones de familia y amigos. Esos días se sintieron “raros”, como nunca antes.

“No sé si como me gustaría”, responde el volante a la pregunta de si se fue como quería. Y continúa: “Eso nunca se sabe; podría haber seguido un año más, pero elegí esto porque era lo mejor para mí. Merezco el derecho de disfrutar lo mucho o poco que me quede como profesional. Tener nuevos desafíos y motivaciones. Llegué a esta decisión porque creí que era lo mejor para mí. Si fue la mejor manera de irme, el tiempo lo dirá”.

En el club primero se lo comunicó al presidente José Luis Palma y luego al entrenador Jorge Bava, que, según Hernán, quería que se quedara. “Me di cuenta de que no encajo en el juego de Liverpool de hoy. No fue por impulso. Primero busqué lo mejor para mí y después lo mejor para Liverpool. No me sentía cómodo en ese modelo y hay que darse cuenta cuándo sos útil o cuándo no”, explica el Tofi, que se quedó con los mensajes que compañeros de ambas etapas le escribieron, así como con los de los hinchas, que le agradecieron por todo.

Entre esos mensajes le pedían que no se fuera o le preguntaban por qué, que aún podía cambiar la decisión. “En un momento me escribió un hincha en representación de varios para ir a Tala”, ejemplifica sobre quienes querían ir a buscarlo a su pueblo natal. Hubo dos palabras que se repitieron mucho entre los hinchas y compañeros: ”Gracias por tanto”. “Está bueno que te quieran no solo por lo deportivo, sino por la persona, por cómo me manejé siempre, el primer periodo no fue nada fácil para mí, ni para los hinchas de Liverpool. Es una hinchada bastante existente y cuando no le gustan las cosas te lo hacen saber”, confiesa el talense.

Foto: Estefania Leal.

En su segundo pasaje (2018-2022) fue parte de la revolución negriazul que en cinco temporadas ganó cuatro títulos (Intermedio 2019, Clausura 2020, Supercopa 2020 y Apertura 2022). “Fue más exitosa que la anterior, pero me quedo con las dos”, afirma Figueredo, que en la primera conoció el club y su gente. “También fue exitosa, se entró en Sudamericana, estuvimos cerca de ganar el Clausura 2012”, recuerda.

“A Liverpool le fue muy bien este último año, fuimos campeones del Apertura, llegamos a la final del Intermedio, peleamos el Uruguayo y se clasificó por primera vez a grupos de Libertadores. El modelo dio resultado y me di cuenta que no entro en él. Eso no quiere decir que el modelo sea malo, a mí no me conviene y está bueno poder darme cuenta”, explica el Tofi, que a sus 37 años busca desafíos para demostrar que continúa vigente.

“Soy una persona querida en el club, pero no sabía que tanto. Estos últimos días me han escrito mucho, no tenía dimensión de lo querido que era, a veces los jugadores no tenemos idea de lo que generamos en ese hincha pasional”, comenta, a la vez que rememora que en su primer paso (2009) le gritaban más. “Cuando les gusta algo te lo hacen saber y cuando no también”, explica sobre el hincha, y añade: “Fue un trabajo que hice desde 2009 a 2022. Me costó cambiar esas críticas por aplausos, siempre lo hice con humildad, con respeto y con trabajo, no fue solo en lo deportivo”.

A Liverpool lo define como su casa. “Es mucho tiempo, Liverpool me representa y yo lo represento. Quiero mucho a la institución”. Pero este ciclo ya cerró. “Siempre fui igual en la vida: perseverante, cortante y tolerante”, explica el Tofi, que en las próximas horas se realizará las revisiones médicas y firmará con Defensor Sporting.

El Tofi se convirtió en referente, pero define el proceso como “natural” y explica: “No es que no había referente y dijeron ‘agarraremos este’. Es mucho mejor que buscar un liderazgo impuesto”. No es de dar consejos porque entiende que las experiencias no se pueden transmitir a otros. “Me gusta hacer lo correcto y que los demás vean eso, si no es como dar un mensaje que no está claro. Como líder vas a marear, que no quede en palabras y sí en hechos”.

Como el promedio de los niños uruguayos, Hernán quería jugar al fútbol, pero era del Tala (Canelones), así que el desafío era poder combinar el fútbol, el estudio y los viajes. “En formativas eran trayectos importantes”, comienza a decir, al tiempo que explica que con 12 se fue a Montevideo para quedarse con sus hermanos más grandes que ya estaban en la capital estudiando. “Soy el más chico y tuve que volver a Tala porque no lo soporté. Empecé a viajar y también iba al liceo. Salía de casa de mañana, llegaba a las 14 y 14:30 tenía el bus para ir a Montevideo. Volvía a las 10 de la noche. Y al otro día de nuevo. Hace poco me puse a pensar si lo volvería a hacer, no tenía tiempo, tenía que dormir y estudiar, para un chico de 12 años era una carga importante. A eso voy cuando digo que siempre me caracterizó la perseverancia y eso que fue casi sin competir, porque hasta la Quinta no me tocaba jugar casi nada. Recién ahí empecé a competir y agarré continuidad”.

Hernán comenzó en las inferiores de Peñarol, donde hizo de Preséptima a Quinta, en 2004 pasó a la Cuarta de Bella Vista y subió a Primera, hasta que en 2008 se fue a préstamo a Villa Española. En 2009 retornó a Bella Vista y a mitad de año pasó a Liverpool. Sus padres nunca lo presionaron para cumplir con el fútbol y el estudio, lo hacía porque sentía que tenía que hacer las dos cosas a la par y que lo podía hacer. “Estoy agradecido porque cuando te imponen algo siendo adolescente no está bueno. Terminé el liceo, que es algo que todo jugador debe, o la UTU, ahora también hay otras opciones. Hay que tener la cabeza ocupada porque tenemos mucho tiempo de ocio que no hay que llenar solo con fútbol”, dice.

Los DT que lo marcaron y lo que le sorprende de Marcelo Méndez

Hay algunos DT que le hubiese gustado tener antes, pero agradece haber podido tenerlos. “Me marcaron mucho algunos técnicos y su forma de juego. Paulo Pezzolano; Líber Vespa, un técnico con visión de fútbol que me encantó; Ildo Maneiro, que me subió a Primera. Hoy se juega mucho al juego de él”. Con Marcelo Méndez, a quien ya tuvo en el negriazul, dice que la “pasó bien”, y agrega: “Me encantó la manera en la que el cuerpo técnico (Gabriel Miraballes y Leonardo López) te marca, los entrenamientos. Es gente frontal, honesta, que te dice lo que piensa, no lo que querés oír. Eso en este ambiente es vital”. Claro que estos tres influyeron para decidirse por Defensor.

Hoy se siente bien mental y físicamente, en 2022 jugó 40 partidos (2095’ de 3600 posibles) y ahora jugará en Defensor Sporting. “No llegué a los 30 y dije ‘me tengo que cuidar’ lo hice siempre. Me lo inculcó mi familia, con el ejemplo, no diciéndomelo. Lo hacés, porque es lo que ves todos los días. Me encantaría hacer con mis hijos lo mismo que hicieron mis padres conmigo. No es fácil, pero ellos me inculcaron grandes valores y no fueron de la boca para fuera, fue mirándolos. Esa es la mejor forma de adquirirlo”, asegura quien es padre de Dante, que tiene siete años, y Milo, de un año y medio.

“El fútbol es parte de la vida y en la vida todos los días se aprende algo y nos equivocamos, el fútbol es lo más parecido a la vida: hay comunicación, empatía, calentura y angustia, es la vida representada en un rectángulo”, concluye el Tofi y reflexiona: “Tengo tremendas ganas de seguir porque me siento bien y estoy sano”.