"Un paso seguro”. Así define Rodrigo Pérez (26) su traspaso de Boston River a Defensor Sporting. Fue una elección firme y meditada, antitética a sus inicios en el fútbol, etapa que el mismo define como “caótica”.
Baby Playa Honda, Séptima y Sexta en Boston, Quinta y Sub 16 en Miramar Misiones. Primer año de Cuarta, adiós fútbol. Fue por una buena causa. La idea era terminar los estudios y no estaba en los planes volver a jugar.
Pero si el caos hubiese tenido su punto final en ese entonces, este texto no estaría escrito.
Sonó el teléfono y era Álvaro Chijane para invitarlo a la Cuarta de Fénix. Lo subieron a Tercera y entrenaba en Primera, pero no llegó a debutar. En ese entonces Rosario Martínez era el DT y el estilo aguerrido no simpatizaba mucho con el juego de Rodrigo. Así que se fue a Italia.
Picerno - club apodado por el municipio de apenas 6.000 habitantes- sería su nuevo comienzo en la Serie D. “Lo tomé porque no se me estaba dando la chance y necesitaba un cambio de aire. No conocía nada, pero estuvo buenísimo porque fue muy profesional, te daban vivienda y te pagaban bien. Me sorprendió el nivel de juego”, explicó a Ovación Pérez, que se fue solo a Europa cuando tenía 19 años, y continuó: “Maduré un montón, me fui siendo niño y volví siendo un hombre”.
Su madre lo visitó tiempo después. “Fue importantísimo, ella misma me dijo que en seis meses cambié un montón. Fue un clic en mi vida”. Pero volver a la realidad de Uruguay fue casi como recibir un balde de agua fría. “Pensé que con el año que había hecho allá iba a conseguir club, pero fue complicado porque en Uruguay nadie ve esta serie”, recuerda el volante, a quien Osvaldo Canobbio -que lo había dirigido en Fénix y a quien está muy agradecido- lo quiso llevar a Villa Española. No pudo ser, porque necesitó seis meses para que el transfer llegara desde Italia. Volvió con más ganas que nunca y decidió no quedarse quieto, así que se calzó la de Limburgo de la Liga Universitaria, mientras iniciaba la Licenciatura en Educación Física.
El estudio siempre fue prioritario para Rodrigo, que hace un par de años fue viral por ello. Luego de jugar un partido salió del vestuario sin bañarse e hizo un parcial en el ómnibus de regreso a San Carlos. Había pedido a la facultad que lo cambiaran, pero no tuvo éxito y el club (Atenas de San Carlos) compartió el video del momento. “Para mí fue accesible por mi contexto. Tengo una familia que me permitió estudiar y jugar al fútbol. Otros tienen que ir a trabajar. Todo eso me ayudó a darme cuenta de que el estudio era importantísimo y también me ayudaban a pensar en otra cosa y no solo en fútbol”, explica. En la actualidad le quedan algunas materias, que hará cuando “esté más tranquilo”.
Tras su corto pasaje por Limburgo volvió a Miramar (que estaba en la C) y le llegó la opción de ir a Cerrito, que estaba en la B y recién se empezaba a armar. Los palos en la rueda continuaron porque el DT de ese momento no lo tenía en su mapa. Pero de a poco se ganó un lugar y al año siguiente llegó Roland Marcenaro, Rodrigo empezó a mejorar mucho y fueron campeones. “Siempre digo que otro clic fue el cambio de puesto. Yo jugada de ocho, de volante por afuera, y cuando empecé de doble cinco o cinco solo me clarificó el juego”, sostiene. Entre todo esto se operó de los meniscos, pero nada le ganó a aquella convicción. Muchas veces tenía que tragar saliva ante quienes lo subestimaban. A su vez, empezó a ser más estricto con comidas y entrenar por fuera. “El estudio me abrió mucho la cabeza. Creía en mí más que el resto, sabía que todo llega cuando tiene que llegar”, enfatiza.
Un proyecto que no fue y la experiencia de ser dirigido por Diego Forlán
De Cerrito aterrizó en Atenas, pese a que tenía opciones para jugar en la A. Lo sedujo el proyecto de los Fassi. “No pasó lo que me prometieron, en realidad a todos nos pasó”, expresa Pérez, que llegó cuando estaba Sebastián Eguren, a quien enseguida suplantó Diego Forlán. De él se lleva lo mejor: “Siempre 10 puntos. Generé relación y hablo hasta el día de hoy. Me sorprendió el trato de igual a igual que tiene con todos, siendo lo que es”. Al final rescindió con Atenas pese al buen pago porque quería jugar en Primera.
Boston, la catapulta
Atraído por la idea de Igancio Ithurralde, se fue a Boston River. “Nacho es una persona con la que conecté mucho. Entré en duda (cuando lo llamó para ir a Montevideo City Torque) porque lo conocía mucho, su forma de plantear entrenamientos y partidos, cómo transmite lo que piensa, la llegada que tiene con el jugador, el diálogo. Todos los días te decía cosas que te quedaban más allá del fútbol. Fue una decisión complicada, estuvo sobre la mesa, pero no se dio. Ojalá que en un futuro nos volvamos a encontrar”, dice Rodrigo. Luego explica un poco aquella tensión que trascendió entre Boston y el entrenador: “Es un loco muy auténtico que dice lo que piensa. Eso es lo que destaco de él, que es como quiere ser. Muchas veces querés ser de tal forma, pero no lo sos porque no te da. Exige mucho a los clubes, que las canchas estén bien, que el gimnasio tenga las piezas necesarias. Ese es mi punto de vista. Boston es lo que es hoy en día en parte por él y su cuerpo técnico. Porque exigieron”.
Esta temporada se convirtió en una de las revelaciones y eso lo llevó a ser pretendido por muchos equipos, entre ellos Nacional, Liverpool y Torque (Ithurralde intentó llevarlo con él), pero, aunque costó, la resolución fue otra. Firmó por dos años con Defensor, en el cual el 4-3-3 de Marcelo Méndez le calza perfecto.
Un club a su medida
“Me identifico mucho con los valores que tiene Defensor. Noto un club muy familiar. Mucha gente dice que yo calzo perfecto. Sentí que era acá y a veces hay que guiarse por lo que uno siente”, asegura el volante, y remata: ”Necesito seguir jugando, quizá en Nacional era más complicado. Por el momento de mi carrera necesitaba este paso más seguro y creo que Defensor es el paso ideal y firme para el salto”.
Rodrigo Pérez está ansioso por empezar y espera con expectativas el clásico de la Copa Sudamericana ante Danubio: “Ese partido es la vida, va a ser clave para el año. Si ganás seguís. Ya me dan ganas de jugarlo”.
“Lo que pasó con Luis pasa en todos los partidos, lo que pasa que como era él se agrandó todo. Pero fue un cruce normal", explica Rodrigo Pérez del día que discutió con Luis Suárez en el Gran Parque Central durante el Nacional-Boston River por el Torneo Clausura 2022.
"Obviamente la cámara se va a con él y entonces parece que es una gran pelea. Luis siempre pide falta y yo le dije al árbitro: ‘Van 20 minutos y ya está pidiendo falta’. Suárez me escuchó, vino y me puteó todo. Ahí entramos a discutir y a mí se me saltó la térmica porque tengo temperamento y como dije, por ser Luis, se agrandó todo. Fue mucho más lo que pasó entre los demás (ese partido fueron expulsados Mancebo y Fagúndez). Lo que pasa es que los compañeros, como era él, saltaron a defenderlo. Luego del partido quedó todo bien, entre nosotros dijimos ‘¿qué pasó?’ porque miramos para atrás y se estaban peleando”, recuerda el volante de aquel cruce.
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