FINAL SUB 20

El domingo que viene comienza a escribirse la historia de un nuevo certamen, la Copa Intercontinental Sub 20. Pero como en el fútbol nada es totalmente nuevo, se verán las caras dos clubes que tuvieron mucho que ver con el desarrollo de la otra Intercontinental, la de los “adultos”, hace seis décadas.

Peñarol, como campeón de la Libertadores Sub 20, jugará en el Estadio Centenario ante Benfica, dueño de la Youth League (Champions League juvenil) y de una cantera de futbolistas a la cual dedica grandes inversiones. Su centro de entrenamiento costó 26 millones de euros y dedica 5 millones anuales a la formación de jugadores. Eso le permitió transferir futbolistas por más de 1.000 millones de euros en los últimos 15 años.

Los Mirasoles y las Águilas se enfrentaron solo cuatro veces a lo largo de la historia, todas en finales. Tres de ellas fueron por la misma competencia, la Copa Intercontinental, el Mundial de clubes entre los mejores de América y Europa. En aquel 1961, Peñarol era el bicampeón de la Libertadores y Benfica había destronado al Real Madrid luego de sus cinco títulos europeos consecutivos.

Más allá de esa circunstancia, nada se sabía del Benfica, pues el fútbol portugués carecía de tradición. De hecho, hasta entonces nunca se había clasificado para jugar una Copa del Mundo. Sin embargo, estaban iniciando el camino para convertirse en una potencia. En Inglaterra 1966, en su primera participación, alcanzaron el tercer puesto.

Tras perder en 1960 la primera Intercontinental ante Real Madrid, Peñarol trazó un plan destinado a formar un plantel de estrellas con la idea de convertirse en el Real de América. Así llegaron, entre otros, el peruano Juan Joya, el paraguayo Juan Vicente Lezcano, Edgardo González y el Pepe Sasía. La inversión se tradujo en la conquista de la segunda Libertadores, además de afianzar su predominio local.

Los dirigentes aurinegros Washington Cataldi y Fernando Parrebere viajaron a Europa para gestionar la disputa de la segunda Intercontinental ante Benfica y obtener el aval de la UEFA.

Hubo acuerdo y el primer partido tuvo lugar en el viejo Estadio Da Luz de Lisboa, el 4 de setiembre de 1961. El número 10 Coluna marcó el único gol de aquella noche ante 45 mil espectadores.

La revancha se disputó la soleada tarde del domingo 17 de setiembre en el Estadio Centenario ante 60.000 espectadores. Peñarol logró la mayor goleada en la historia de la competencia: 5 a 0. José Sasía de penal, Juan Joya dos veces y Alberto Spencer otras dos fueron los autores de los tantos. En el presente, que el campeón de América pueda convertirle cinco goles al campeón de Europa sonaría a fábula, pero está dicho que entonces era el aurinegro el que se beneficiaba de un plantel de estrellas.

El título no se definía por diferencia de gol, sino que era necesario un tercer juego. Peñarol propuso disputarlo en el Centenario. Benfica aceptó, pero pidió incluir un futbolista que no estaba en la lista para la Copa. Se trataba de un joven delantero proveniente de Mozambique, Eusebio, quien se convertiría en el mejor jugador de Portugal antes de la aparición de Cristiano Ronaldo (fue el goleador del Mundial de 1966).

El desempate tuvo lugar la noche del martes 19, nuevamente ante tribunas repletas. Con la presencia de Eusebio, Benfica dio más pelea, pero al final se impuso el aurinegro por 2 a 1, para levantar el trofeo. Los goles fueron de Sasía de penal a los 6 minutos, Eusebio con un zurdazo inatajable a los 36’ y de nuevo de penal Sasía a los 66’.

Jugaron por Peñarol aquella noche: Luis Maidana, William Martínez, Núber Cano, Edgardo González, Néstor Goncálvez, Walter Aguirre, Luis Cubilla, Ernesto Ledesma, José Sasía, Alberto Spencer y Juan Joya. El técnico era Roberto Scarone. Por Benfica lo hicieron Costa Pereira, Angelo Martins, Humberto Fernandes, Fernando Cruz, José Neto, Domiciano Cávem, José Augusto, Eusebio, Antonio Mendez, Mario Coluna y Antonio Simoes.

El entrenador del conjunto portugués era el húngaro Bela Guttman. Peñarol puso sus ojos en él y lo contrató para 1962. Pero no pudo completar su contrato por enfermedad. De Guttman se afirma que lanzó una maldición al Benfica, tras una salida conflictiva: nunca más sería campeón de Europa. Quizás sea un invento, pero de hecho el club lusitano nunca más obtuvo un título continental... salvo justamente el de su sub 20.

Hubo un cuarto partido entre ambos: el 29 de agosto de 1971 disputaron la final del trofeo Ramón de Carranza en Cádiz (España). Esa vez se impusieron por portugueses por 3 a 1.