Un penal insólito le abrió el partido a Peñarol a los dos minutos de juego. La mala salida de Montevideo City Torque derivó en la falta sobre Maxi Silvera, y la posterior ejecución de Leo Fernández para el 1-0 parcial. Desde entonces el que manejó los hilos del partido fue el Carbonero, más allá de que los Ciudadanos tuvieron lapsos de dominio de posesión que no tradujeron en peligro.

Una genialidad de Maxi Villa a los 18’ puso en partido a la visita: arrancó a pura velocidad, eludió rivales y se benefició de un rebote para concretar el 1-1. El anfitrión volvió a cobrar protagonismo ofensivo con la proyección constante de Javier Cabrera, que incluso inquietó con un remate potente.

El propio Javier Méndez y David Terans lo tuvieron de cabeza y después llegó la expulsión de Luka Andrade por una temeraria entrada sobre Juan Rodríguez. Con el rival en inferioridad, el Mirasol incrementaba su responsabilidad de adueñarse del partido.

Lo intentaba por todos lados y parecía ser la noche de los palos. Primero con el doble rebote en el tiro libre de Leo Fernández durante el primer tiempo, y luego con el centro olímpico y esa pelota que reventó el ángulo a los 53’.

Cinco más tarde el Cangrejo sirvió un centro y David Terans definió directo al palo. A 29’ del final y con Peñarol urgido de un triunfo que no lo alejara en la Tabla Anual, Leo Fernández hizo otra de sus genialidades: agarró la pelota, tomó velocidad de derecha a izquierda y la clavó en el ángulo derecho para irse directo a celebrar.

Se agarró el escudo de Peñarol, lo besó y, cuando quedó en soledad, hizo la “V” con una mano y, con la otra, señaló a la destinataria, su esposa, que lo observaba en la tribuna.

Foto: Enzo Santos.

Más allá de la victoria, que le asegura llegar a 27 puntos en la Tabla Anual, Peñarol dio algunas señales positivas en lo colectivo: Lucas Hernández tuvo un gran ingreso y le dio amplitud al equipo por la izquierda, mientras que Gastón Silva jugó los 26’ finales con aplausos del hincha en cada intervención.