El presidente del Banco Central (BCU), Guillermo Tolosa, afirmó que recientemente estuvo en una reunión con sus homólogos de todo el mundo, quienes llevaron a la mesa del debate sobre el debilitamiento del dólar.
Según Tolosa, en una reunión con periodistas en el BCU días atrás, la existencia de un debate de ese tipo a ese nivel, alimenta la debilidad de la divisa. Lo cierto es que los presidentes de los principales bancos centrales del mundo están evaluando de cerca los riesgos para sus países de que el dólar se siga depreciando y se están cuestionando la conformación de sus portafolios. “Se preguntan si el porcentaje de dólares que tienen en sus carteras tal vez es demasiado alto para la realidad de hoy de las política de EE.UU.; en Uruguay también lo estamos viendo”, dijo Tolosa.
La pregunta que se hacen los bancos centrales es: ¿va a nacer una nueva realidad en la que el dólar perderá su valor de moneda reserva? Y tal vez sin llegar a tanto, cabe preguntarse también sobre las medidas que irán tomando las entidades ante lo que ya llaman el “derrape” del dólar, sobre todo con las políticas de la administración Trump.
Tolosa consideró que, a su entender, es difícil que el dólar pierda su valor de reserva, al menos próximamente, dado que unos dos tercios de los activos financieros de todo el mundo están nominados en dólares. “Si (los países) quieren tener un portafolio diversificado, es muy difícil escaparle al dólar”, afirmó. No obstante, es claro que una alerta amarilla se ha encendido.
El País consultó sobre esta situación a varios economistas locales. Sofía Harguindeguy, gerente de Consultoría Económica de Grant Thornton, dijo que, efectivamente, cada vez más países han comenzado a diversificar sus reservas y fuentes de financiamiento, buscando reducir la dependencia del dólar.
“Es un proceso todavía incipiente, pero que gana intensidad”, afirmó, y bajó el asunto a la realidad local: “Uruguay no ha sido ajeno a este proceso: recientemente emitió deuda en francos suizos —unos US$ 400 millones en bonos a cinco y diez años— incorporando por primera vez esa moneda a su portafolio de deuda soberana, y ha incrementado el fondeo en moneda local”.
A su entender, estos movimientos no solo amplían las alternativas de acceso al financiamiento, sino que también mitigan la exposición a las fluctuaciones del dólar y sus riesgos más recientes asociados.
Harguindeguy igual consideró que el dólar conserva su papel hegemónico al funcionar más de la mitad del comercio mundial en esta divisa, las reservas internacionales están también en dólares en alrededor del 60%, así como la mayoría de los depósitos y bonos internacionales. Aún así, la economista nota que “la tendencia global —y regional— es hacia una mayor diversificación monetaria, y Uruguay ya está dando pasos en esa dirección”, dijo.
Según el FMI, el dólar representó el 58% de las reservas globales al primer trimestre de este año, frente al 20 % del euro y apenas 2,3 % del yuan. “Sin embargo, su dominio ya no es absoluto. Si bien se trata de un proceso de los últimos años, recientemente las crecientes vulnerabilidades fiscales de Estados Unidos, la incertidumbre política y las expectativas de un giro en la política monetaria de la Reserva Federal parecerían haber debilitado el atractivo del dólar como refugio”, agregó.
Por lo pronto, en lo que va de 2025, el dólar se depreció frente al las principales monedas, como el franco suizo y al euro, mostrando una pérdida de fuerza como activo de resguardo tradicional.
Por su parte, Alejandro Vallcorba, economista de Exante, reconoció ante El País que “se instaló una discusión respecto de si está en juego el rol del dólar en el arreglo económico-financiero global, tanto para temas financieros como para temas comerciales”. A lo que respondió “A juicio de Exante, parece poco probable que el dólar vaya a perder el privilegio que tiene actualmente, por lo menos en el corto plazo, fundamentalmente porque no hay alternativas al dólar que puedan ocupar ese rol y porque además hoy el dólar está muy presente en el centro del funcionamiento de la economía global”.
“Estados Unidos ofrece una oferta de activos en dólares que constituyen un mercado que tiene una profundidad muy superior a la de cualquier otro mercado de activos también percibidos como ‘seguros’ en el mundo, como por ejemplo el oro, los bonos japoneses, de Reino Unido o alemanes”, afirmó. “De todas formas, si hay algunos elementos que pueden ir generando a un cambio gradual en algunas de esas tendencias. Por ejemplo, estamos asistiendo a una combinación de elementos que pueden empezar a revertir el ciclo de ‘dólar fuerte’ que caracterizó a la última década", matizó.
En lo que respecta a Uruguay, Vallcorba observa que el país ha seguido los movimientos cambiarios internacionales, pero con punto de partida distinto. “El dólar se viene debilitando en el mundo, pero desde los mayores niveles de fortaleza histórica en los últimos 50 años, por lo que seguimos con un dólar ‘fuerte’ en el mundo. En cambio, en Uruguay la situación es diferente, partimos de un lugar de dólar débil en nuestro país, o lo que es similar, de peso fuerte. Por lo que el debilitamiento del dólar que hemos visto acá nos deja en una situación de precios en dólares diferente a la que tiene muchas otras economías que Uruguay compite en el resto del mundo”, concluyó.
Los Brics, el yuan y el comercio transfronterizo
Los principales países de economías en desarrollo (Brics) —como Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica—, han intentado desarrollar su propia moneda que rivalice con el dólar estadounidense. Por otro lado, se proyecta un mayor crecimiento del comercio transfronterizo en monedas locales. Lo cierto es que ambos fenómenos podrían alimentar el debilitamiento del dólar a futuro, según evolucionen estas tendencias.
Algunos analistas se han hecho eco de esta posición, mientras que otros consideran que los intentos de los Brics han sido —y seguirán siendo— infructuosos, al tiempo que consideran que el auge del comercio transfronterizo —de llegar ese momento—, no logrará socavar el dólar. En esa línea, el economista José Antonio Licandro dijo a El País: “Los esfuerzos por usar las monedas regionales en el comercio intrarregional no han sido muy fructíferos porque van contracorriente, al estar integrados a un mundo que sigue ‘pensando’ y comerciando en dólares”.
Asimismo, afirmó que “ni la aparición del euro en los ‘90 ni la irrupción de China como potencia económica mundial casi que de manera simultánea, han puesto al dólar contra la pared en su papel como moneda internacional”.
A juicio de Licandro, “nada dramático debería esperarse tampoco en la preferencia de los bancos centrales del mundo en cuanto a la estructura por monedas de sus reservas internacionales”.
No obstante, el economista reconoce la creciente importancia de China en la economía mundial y el hecho de que hoy en días varios bancos centrales tienen algo de yuanes en sus portafolios de reservas, que podrían ir en aumento. “Si hay cambios de base serán, según mi visión, lentos, salvo que ocurra una catástrofe en EE.UU. que acelere el proceso”, acotó.
Licandro observó finalmente que la reducción del dólar en el porcentaje de reservas de los bancos centrales ya está ocurriendo desde hace algunos años (también en Uruguay), aunque es marginal. Al menos por el momento.