Redacción El País
El Gobierno de Donald Trump arremetió ayer con nuevas sanciones contra Brasil, que avisó que tales “injerencias” no lograrán su objetivo de “beneficiar” a los condenados por golpismo, entre ellos el expresidente Jair Bolsonaro.
La crisis diplomática sumó un nuevo capítulo después de que la Administración Trump sancionara a la esposa del juez del Supremo Alexandre de Moraes, instructor del juicio por el que Bolsonaro fue condenado a 27 años de prisión.
Como ya hizo con el propio magistrado, el Departamento del Tesoro encuadró a su esposa, Viviane Barci, en la Ley Magnitsky, que la potencia norteamericana aplica a personas acusadas de corrupción o graves violaciones a los derechos humanos. A partir de ahora, De Moraes y su esposa tendrán congelados los posibles bienes que posean en suelo estadounidense y enfrentarán restricciones financieras.
“Estas sanciones se suman a una serie de medidas para responsabilizar a Moraes por abusar de su autoridad, crear un sistema de censura, atacar descaradamente a opositores políticos y cometer graves violaciones de derechos humanos”, afirmó el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, en una nota.
Concluyó su declaración con un aviso: “Quienes protegen y facilitan a actores extranjeros malignos como Moraes amenazan los intereses de EE.UU. y también serán responsabilizados”. Además, el abogado del Estado brasileño, Jorge Messias, confirmó que el Gobierno de Trump le suspendió el visado para ingresar a Estados Unidos.
La Cancillería brasileña expresó en una nota su “profunda indignación” por las últimas sanciones, que definió como un “nuevo intento de injerencia indebida” basado en “falsedades”. EFE