El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, viajó ayer domingo hacia Nueva York para asistir a la 80ª Asamblea General de las Naciones Unidas, en medio de una escalada en el conflicto abierto que mantiene con el Gobierno de Donald Trump.
Será la primera vez que ambos líderes compartirán palco desde que el republicano regresó al cargo. Pero, sobre todo, desde que comenzó a aplicar sanciones comerciales e individuales a funcionarios del Gobierno y del Poder Judicial brasileño, en represalia a una supuesta “caza de brujas” contra el expresidente Jair Bolsonaro.
La decisión del Supremo Tribunal Federal de condenar al expresidente Bolsonaro a 27 años de prisión atizó el sinfín de comentarios hostiles de altos funcionarios del Gobierno de Estados Unidos, quienes prometieron una respuesta a la sentencia.
En este contexto, se espera que, en su intervención el martes en la apertura de las sesiones, Lula refuerce su postura en pos de la defensa del multilateralismo, la democracia y el respeto a la soberanía de los Estados.
Estas consignas han eclipsado las declaraciones públicas del progresista desde que Trump decidió imponer un arancel del 50% a gran parte de las importaciones brasileñas. Incluso, Lula redobló la apuesta y afirmó que, si el asalto al Capitolio estadounidense del 6 de enero de 2021 hubiera sido en territorio brasileño, Trump sería juzgado y también podría acabar condenado, al igual que su aliado brasileño.
Como próximo anfitrión de la COP30, la expectativa es que el discurso también enfatice en pedir a los países firmantes del Acuerdo de París a que presenten sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés).
El apoyo al Acuerdo de París es una de las principales demandas de la presidencia de la próxima cumbre climática que, a menos de dos meses del inicio de las negociaciones en la ciudad amazónica de Belém, se hace cada vez más urgente.
El conflicto con Trump también se verá reflejado en la agenda del mandatario brasileño en EE.UU., con eventos como la reunión de líderes progresistas que convocó para el miércoles junto al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y el mandatario chileno, Gabriel Boric. Los tres, junto a sus homólogos de Colombia y Uruguay, Gustavo Petro y Yamandú Orsi, respectivamente, encabezaron en julio una cumbre en defensa de la democracia, que acabó con un tímido comunicado que repudió las intromisiones de Estados Unidos, sin nombrarlo explícitamente.
Lula también participará de una conferencia hoy para abordar la crisis en Oriente Medio, indudablemente uno de los temas de esta Asamblea que contará con la presencia virtual del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, al que EE.UU. le negó el visado.
Protestas en Brasil
Decenas de miles de personas salieron a la calle ayer domingo en Brasil para protestar contra una iniciativa parlamentaria que amplía la inmunidad de los legisladores y un proyecto de amnistía que podría beneficiar al expresidente Bolsonaro, condenado por golpismo.
Días después de que Bolsonaro fuera sentenciado a 27 años de cárcel tras un juicio histórico en la corte suprema, las miradas están en el Congreso de mayoría conservadora, señalado por sus detractores de anteponer los intereses de los parlamentarios a los problemas sociales y económicos del país. Al grito de “Sin amnistía”, una multitud tomaron las calles de más de una docena de ciudades, incluyendo Rio de Janeiro, donde se esperaba la actuación de tres íconos de la música popular brasileña, Caetano Veloso, Gilberto Gil y Chico Buarque, en la emblemática playa de Copacabana. En San Pablo, una multitud abarrotó la avenida Paulista, mientras miles de manifestantes se concentraron también en Brasilia.
EFE, AFP