Los anestesistas, especializados en dormirnos y despertarnos a la hora de una intervención quirúrgica, están en la mira. La falta recurrente de estos médicos en hospitales públicos es el síntoma de un sistema que funciona diferente en Montevideo y el interior, como en el ámbito público y privado, lo que incluye una brecha salarial y la falta de regulación del trabajo, coincidieron actores del sector consultados por El País.

Los anestesistas, que deben cumplir siete años de Medicina y cuatro más de especialización, resultan esenciales para cualquier hospital. Por eso, la Sociedad de Anestesiología del Uruguay (SAU), bajo el paraguas del Sindicato Anestésico Quirúrgico (SAQ), en uno de los gremios médicos más fuertes.

Este posicionamiento implica que los 500 anestesistas en Uruguay -un 60% trabaja en el sector público- suelen acceder a salarios altos para el sector y suelen elegir dónde trabajar, producto de la alta demanda. Esta escena conlleva resistencias entre médicos y autoridades, que solo se reconocen por lo bajo.

Obtener anestesistas para el Hospital del Cerro implicó para la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) abrir tres llamados y hasta anunciar que se buscaría especialistas argentinos. Pese a la “guerra” con la SAU -como calificaron fuentes de ASSE- el conflicto se destrabó en una reunión bipartita.

El Hospital Pasteur agudizó la falta de estos médicos a lo largo del año. El 28 de noviembre, los jefes de los servicios quirúrgicos y anestesia, “apoyados por el SAQ”, advirtieron a ASSE a través de una carta -a la que accedió El País- que el servicio de anestesistas atraviesa una “situación muy crítica”, a días de las licencias de verano.

Entre otros casos, hubo complicaciones a comienzos de año en el Hospital Maciel, con renuncias de anestesistas y hasta un pedido del Ministerio de Salud Pública (MSP) a ASSE de reestablecer el servicio. La solución fue junto a la SAU, tras la creación de un Departamento de Anestesia, superando al servicio existente.

¿Faltan anestesistas en Uruguay? La respuesta no es sencilla. Germán Reta, titular de la SAU, había dicho a El País en setiembre que Uruguay tiene una tasa de 14 anestesistas por cada 100.000 habitantes, que lo deja con “una de las mejores distribuciones” en América Latina. La clave está en la “organización del trabajo”, que está “faltando, en general”, a nivel local, apuntó.

El decano de la Facultad de Medicina (FMED), Arturo Briva, agregó a El País que en los últimos años la práctica de anestesia “se ha ido amplificando”, pasando de estar en una cirugía a participar de endoscopías y otros tantos procedimientos.

Uruguay vivió un conflicto sonado al comienzo del gobierno de José Mujica por la falta de estos médicos. Tras analizar los recursos y la proyección de la demanda, se definió subir por unos años los egresados, llegando a triplicar la quincena que se reciben ahora. De esta forma, hubo más anestesistas, aunque asumieron más tareas que antes.

Juan Riva, docente grado 5 de Cátedra de Anestesiología de la FMED, si bien destacó a El País la cifra global de médicos, marcó la “muy mala” distribución. Mientras en la zona metropolitana trabajan unos 25 anestesistas cada 100.000 habitantes, al norte del Río Negro la cifra baja a seis.

Persiste, además, una brecha salarial histórica entre Montevideo y el interior, pero sobre todo entre ASSE y los prestadores privados, que llegan a pagar un 50% más que en el público.

Esto pese a la suba del valor hora en ASSE, que se fijó en abril en varios centros de Montevideo. Por ejemplo, una guardia de 24 horas semanales, de 104 horas mensuales, implican $ 110.011. A esto se suma el pago variable anestésico quirúrgico (VAQ), que varía según la complejidad de la intervención médica.

Con este escenario, anestesistas y fuentes del sector reconocieron a El País que varios centros públicos pagan a los médicos más horas que las trabajadas -a través de horas de guardia de retén- para achicar la distancia.

Riva agregó que no solo hay “diferencias sustanciales” en los salarios, sino en el ambiente laboral. “Mientras en el privado estás siempre en un entorno favorable, acompañado; en el sistema público a veces te encontrás solo”, graficó un experto.

Los consultados apuntaron, además, que el perfil de pacientes, las instalaciones y la inseguridad en algunas zonas marcan otra brecha entre trabajar en ASSE y una mutualista, en los servicios de urgencia, policlínica y coordinación.

Otro aspecto que marcó Riva y otros protagonistas del sector es el multiempleo “feroz” de la mayoría de anestesistas, que trabajan en “dos o tres lugares”. El catedrático acotó que a nivel local hay una “desregulación total de la forma de trabajo”.

Esto considerando que “no hay períodos de descanso” fijados para estos especialistas, así como tampoco la cantidad de horas de guardia que puede trabajar “de continuo” cada uno. El “desorden total” del ritmo laboral, con que Riva y todos los consultados coincidieron, supone que el que “tiene más plata, pueda contar con más anestesistas”.

Junto a la dispersión en las características del trabajo y el sueldo, como marcó Riva, persiste el reclamo extendido de una mejor organización del trabajo. Se espera ahora un incremento de faltantes por las licencias de verano.

El Pasteur atraviesa una “grave situación”, indicaron jefes de servicio del centro de ASSE en una carta de fines de noviembre. De las 4.816 horas de anestesia que necesitaría cubrir el hospital, se llegó a 3.554 pese a contar con horas de Comisión de Apoyo para contratar. “Estamos entrando en una situación muy crítica, cada día se hace más difícil cubrir las guardias de urgencia y emergencia en horarios de la noche y los fines de semana, quedando un anestesiólogo solo”, apuntaron los médicos, con el respaldo del SAQ. En tanto, la dirección del Maciel reclamó a ASSE que no se bajaran las 720 horas de estos médicos. Sin embargo, dicen, restan horas para tener un servicio ideal de anestesistas.

El arribo de anestesistas extranjeros para cubrir la guardia del Hospital del Cerro tras los llamados que quedaron vacantes, reabrió un debate sobre la contratación de extranjeros para otros centros. Fuentes de ASSE indicaron que esta opción no está descartada. Los argentinos que buscan trabajar aquí aún no completaron los cursos que se exigen para comenzar la reválida. Riva y Briva descartaron que se vaya a obstaculizar el proceso. El gerente general de ASSE, Eduardo Henderson, dijo en setiembre en el Senado que si se le exigieran guardias a los recién formados, como pasa en Argentina, “no hubiéramos tenido problemas en el Cerro, hubiéramos contado con los propios RR.HH. que pagamos para formar”.