Puntual y expeditiva, la alemana Ursula von der Leyen entró a la Torre Ejecutiva a las 15 horas de este jueves para comenzar a sellar, con el presidente Luis Lacalle Pou, el acuerdo de libre comercio largamente postergado entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur. Un acuerdo que se negocia desde 1999, que pareció llegar a una conclusión 20 años después, pero que se estancó luego por las reticencias que fueron mostrando de uno y otro lado, y que incluyó exigencias de tipo ambientales de parte de los europeos y un rechazo inicial a suscribirlo con esas nuevas demandas por parte de Brasil y Argentina.
Y aunque jerarcas políticos como el canciller Omar Paganini estiman que quedan obstáculos por superarse -como la ratificación parlamentaria- que pueden demorar al menos en un año y medio su entrada en vigencia, en las últimas horas se alcanzó algo muy parecido a la firma del acuerdo.
Todo terminó por cerrarse en la tarde de ayer en la Torre Ejecutiva, en una reunión en la que von der Leyen “agradeció” al gobierno de Lacalle Pou por haber sido “hinchas” de la conclusión de este acuerdo en los últimos años, según describió fuera de micrófonos un integrante del Poder Ejecutivo. Fue, en suma, una reunión en la que predominó un “buen ambiente”, y que tendrá su continuación este viernes por la mañana, cuando la presidenta de la Comisión Europea se reúna con los restantes presidentes del Mercosur -en realidad, con el bloque regional en pleno-, minutos antes de la cumbre de jefes de Estado que se hará en la sede central de esta alianza sudamericana, en la rambla del Parque Rodó.
Las señales
El optimismo en el gobierno de Lacalle Pou se tenía desde hacía al menos cuatro o cinco días, cuando se coordinó la reunión que iba a tenerse con la diplomática alemana, que con su gesto de atravesar el Océano Atlántico para llegar en medio de la cumbre de presidentes y cancilleres del Mercosur transmitió una carga simbólica de relevancia, al menos más que la que había en 2019, cuando se había llegado a un primer acuerdo técnico entre las partes -según valoran diplomáticos uruguayos- y que luego había quedado en la nada.
Con lo que, una vez que se confirmó que von der Leyen volaba rumbo a Montevideo, estaba claro que las negociaciones estaban encaminadas.
Pero si faltaba alguna señal todo quedó aún más despejado en la reunión que mantuvieron Paganini y el subsecretario Nicolás Albertoni -a quienes después acompañó la ministra de Economía Azucena Arbeleche- con el comisario de Comercio de la UE, Valdis Dombrovskis, temprano en la mañana, antes de la cumbre de cancilleres. Allí, según supo El País, ambas partes coincidieron en que estaban “dadas las condiciones” para cerrar el texto del acuerdo, y que no iban a incidir factores “ajenos” que en la previa amenazaban con obstaculizarlo. Entre esos factores estaba la posición que había manifestado la Argentina de Javier Milei al sugerir que darían el visto bueno al acuerdo si de parte del Mercosur había un compromiso de dar un mensaje a favor de su propia “flexibilización”.
Esta posición de Argentina, señalaron fuentes diplomáticas, la manifestó el ministro de Economía Luis Caputo en la reunión con sus pares previa a la de cancilleres, pero luego no fue ratificada por el ministro Gerardo Werthein, que se sumó al beneplácito con el acuerdo que mostraron, además de Uruguay, Brasil y Paraguay.
Esto último fue reafirmado por Paganini en rueda de prensa, que al terminar la reunión con la presidenta de la Comisión Europea aseguró ante los medios que se estaba “en las etapas finales” del proceso. Explicó que está previsto que esta mañana, durante la cumbre entre los presidentes, los líderes puedan “dar la decisión final” ya que el texto del acuerdo “está prácticamente pronto”. “Se espera mañana poder dar una buena noticia”, declaró.
Con este acuerdo, entre otros beneficios, “lo primero” que tendrán “Uruguay y todo el Mercosur es que (se) logra eliminar los aranceles en el 70% de los productos exportables”. Y agregó sentir satisfacción por haber alcanzado una de las metas que el gobierno quería para este período: “Abrir el país al mundo”.
Lo que resta ahora son procesos burocráticos, como las traducciones legales y la ratificación en el Parlamento Europeo y en los de los países miembros del Mercosur.
Von der Leyen, por su parte, que al aterrizar en Carrasco había escrito en X que “la meta” de este acuerdo estaba “a la vista”, a la salida del encuentro con Lacalle Pou compartió una foto de la reunión y dijo estar “feliz de pisar Montevideo” 30 años después de su antecesor Jacques Delors. “Durante todo este tiempo, Uruguay siempre ha sido un amigo confiable y con ideas afines. Hoy también es un centro clave para el comercio y la inversión en Mercosur”, destacó la diplomática, que adjuntó un agradecimiento al mandatario uruguayo.
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