Era setiembre de 2024 cuando Violeta Lacalle Ponce de León participó en un acto del Partido Nacional, y su abuelo, Luis Alberto Lacalle Herrera, no tardó en confirmar lo que para muchos fue una señal clara. “Va a seguir los pasos, no tengo duda”, afirmó el expresidente, con una mezcla de orgullo y certeza hereditaria.
No sería la primera vez que un apellido ilustre vuelve a aparecer en los carteles de campaña o en los escenarios partidarios, si es que decide seguir el camino de su padre, el expresidente Luis Lacalle Pou. En Uruguay, la política tiene tradición de familia, y no son pocos los casos de jóvenes que, nacidos en hogares con discusiones sobre leyes, campañas y elecciones, deciden seguir el mismo camino que sus padres, abuelos, tíos, hermanos.
Influencia familiar: una herencia inevitable
Varios de los dirigentes de las "nuevas generaciones" coinciden en que su entorno familiar tuvo un peso determinante en su acercamiento a la política. Juan Ignacio Abdala, edil del Partido Nacional en Montevideo, señaló a El País que su “entorno familiar influyó mucho para entrar en política y para bien". "Escucho y hablo de política desde que nací. Desde que nací él [su padre, el diputado Pablo Abdala] ya había estado en varios lugares de responsabilidad y luego siguió con su carrera. Siempre estuve ahí y desde niño me interesaba ir a los actos”, agregó. Aunque reconoció que “las vocaciones son personales y uno no las tiene por obligación o imposición”, admitió que “el entorno hace mucho a la persona y en este caso, el entorno familiar tuvo mucho que ver”.
Matías Silvera, edil del Partido Nacional en Treinta y Tres e hijo del actual intendente Mario Silvera, compartió una experiencia similar. “Mi entorno familiar influyó y mucho. Para empezar porque mi vida siempre estuvo rodeada de la acción política de primera línea desde muy chico, en el seno de la familia. Y desde niño eso me generó un amor muy grande por la militancia”, afirmó. Incluso cuando decidió lanzarse como candidato a edil en 2020, su familia lo desaconsejó. “Me pidieron que no lo haga… pero creo que las dudas que hubo me llevaron a sacar lo mejor de mí y a lograr todo lo que se logró”.
Agustín Quintana Puñales, diputado suplente del Partido Colorado, nieto del exintendente de Rocha Adauto Puñales e hijo de la exdiputada Yeanneth Puñales, también atribuyó su vocación política al ejemplo familiar. “Mi familia influyó profundamente en mi decisión de dedicarme a la política. Fue parte de la educación cotidiana, del ejemplo en el día a día: jugarse por lo que uno piensa, valorar la honestidad, el trabajo, la responsabilidad... y, sobre todo, tener vocación de servicio”.
Uno que tiene más recorrido y una historia de tradición es Conrado Rodríguez, diputado del Partido Colorado, que resumió su historia familiar como de “cuatro generaciones en la política”. Contó que desde niño estuvo rodeado de figuras relevantes: “Las conversaciones familiares pasaban sobre todo por el tema político, del batllismo, la historia de Batlle. Todo eso, desde chico, me fue impregnando”. Recordó que su abuelo, Renán Rodríguez Cabrera, fue “ministro, senador, diputado, presidente de la Corte Electoral y director del diario El Día”, y que su padre, Renán Rodríguez Santurio, también ocupó cargos clave, como la subsecretaría del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social durante el primer gobierno de Julio María Sanguinetti.
El presidente de la Junta Departamental de Montevideo, Gonzalo Sánchez, relató que su ingreso a la vida política no estuvo marcado por presiones familiares, sino por una trayectoria propia vinculada al movimiento sindical. “Yo en particular comencé mi vida política en el movimiento sindical y desde el momento que ingresé a la dirección de mi sindicato sentí que ese ámbito me apasionaba”, expresó el hermano de Alejandro "Pacha" Sánchez, secretario de Presidencia de la República.
“Encontré un mecanismo donde reafirmar mis convicciones ideológicas y, a través de ellas y de mis acciones, ayudar a los demás”, agregó. En ese sentido, explicó que fue ese "compromiso con las causas sociales" lo que lo llevó, años después, a incorporarse al Movimiento de Participación Popular (MPP), donde afianzó "más la convicción por la lucha y la ayuda a los más humildes”.
Sánchez subrayó que la militancia no fue una imposición en su casa, pese a la fuerte presencia política de su hermano. “Presión ninguna, porque repito: ingresé a la vida política por medio del movimiento sindical y en casa la militancia nunca fue algo que se nos imponga, sino que fue algo opcional”, sostuvo. “De los cinco hermanos, dos están totalmente por fuera de la militancia política. Los demás lo hicimos por convicción”.
De la infancia a la militancia: vocaciones que maduran
La mayoría relató cómo su vínculo con la política se fue afirmando con los años. Matilde Antía, alcaldesa del Municipio CH de Montevideo y sobrina del exintendente Enrique Antía, dijo que creció "en una familia que le gustaba la política". "Mis abuelos fueron muy amigos de Wilson Ferreira y vivieron de cerca la dictadura”, comentó. Recordó que de niña ya estaba muy informada: “Con 13 años sabía de todos los temas, algo que no era muy normal”.
Abdala recordó que “a los 12 o 13 años no quería escuchar más nada de política". "A los 15, con las elecciones de jóvenes del partido, sentí de nuevo el bichito picando y empecé con una militancia más activa”, remarcó. Por su parte, el edil nacionalista en Montevideo Nicolás Botana (hijo del senador Sergio Botana) relató: “Si bien mi padre ya hacía política, yo no entendía qué era todo eso. Me imaginaba que era como un estudio de abogados”. Su interés nació a partir de la historia: “Mi gusto por la historia se transformó en un gusto por la política… eso fue lo que pasó”.
Quintana Puñales recordó: “A los 13 o 14 años empecé a organizar mis primeras reuniones en la Casa del Partido Colorado en Montevideo… hoy lo recuerdo con mucho cariño”. Para Conrado Rodríguez, el momento clave fue cuando acompañó a su padre a la campaña de 1989: “Tenía 9 años… imágenes imborrables: la gente, las banderas. Me marcó muchísimo de chico”. En el caso de Antía, su ingreso formal ocurrió en 2017, cuando se sumó a la agrupación 430. “Ahí decidí que en mi tiempo libre quería hacer esto”, comentó.
Por su parte, Gonzalo Sánchez asegura que su hermano no influyó directamente en su decisión de militar, aunque admite que lo considera un referente: “Si lo siento y siempre lo sentí como un referente y un ejemplo a seguir. Creo que al día de hoy es uno de los líderes que se han afianzado más, no solo dentro de la interna del MPP, sino del Frente Amplio”.
Orgullo, responsabilidad y sentido del legado
Los entrevistados coincidieron en sentirse orgullosos de su camino recorrido, pero también señalaron la carga que implica ser familiares de dirigentes políticos. Abdala expresó: “Mi padre es mi líder político, eso hace que yo tenga ganas de participar e involucrarme por partida doble”. Recordó también que su abuelo fue edil departamental: “Por eso siento responsabilidad”.
Silvera afirmó que es “un gran defensor de las grandes familias que se dedicaron a la política, como los Batlle o los Lacalle. Está buenísimo que eso siga pasando”. Y añadió: “Cargo con mochilas positivas… uno se siente orgulloso de ser familiar de ellos”. Para Quintana Puñales, ese legado familiar fue recibido con gratitud: “Mi abuelo y mi madre son muy queridos en Rocha, y todo lo que me ha tocado recibir por parte de la gente es cariño”.
Conrado Rodríguez aseguró: “Siempre sentí mucho orgullo… cuando me encontraba con veteranos que sabían quién era mi abuelo o mi padre, siempre había una referencia de admiración, de respeto”. Y agregó: “La tradición familiar me transmitió también el gusto por temas específicos, como el derecho electoral y la seguridad social”.
Prejuicios, crítica social y desafíos del "hijo de"
El vínculo con la política no estuvo exento de cuestionamientos. Abdala comentó: “Prejuicios hay, los tomo con tranquilidad. Para mí es un orgullo lo que siento que hago”. Botana fue más crítico: “Está el tema de los prejuicios… no es fácil afrontarlo. Hay un privilegio. Y eso no está bien. Lo repito: no está bien”. Sin embargo, defendió la participación de familiares si hay vocación genuina: “Si te apasiona esto, vení. Lo que estaría mal es estar acá porque no te va bien en otra cosa”.
Antía relató haber sido víctima de ataques por su parentesco: “Me juzgaron por ser sobrina del intendente de Maldonado… me terminó haciendo fuerte que me digan que sea parte de la casta”. Con el tiempo, valoró que la gestión hablara por sí sola: “Ganamos en este municipio con el apoyo de 30.000 vecinos y la gestión está valorada como positiva por más del 50%”.
Gonzalo Sánchez advirtió sobre los prejuicios que recaen sobre quienes tienen familiares con notoriedad pública: “Los prejuicios a veces vienen de los comentarios de la gente, que piensan que uno está donde está por ser hermano de, y no ven el sacrificio que uno ha hecho para llegar”. “Hay días que no vemos a nuestros hijos porque nos vamos a la mañana y llegamos a la noche cuando ya están dormidos, o perdemos acontecimientos familiares por estar en la tarea”, lamentó.
Para Sánchez, quienes tienen vínculos familiares en la política enfrentan un desafío extra: “Creo que los que más debemos demostrar condiciones dentro del sistema político somos los hermanos de, hijos de o familiar de, porque muchas veces tenemos la vara muy alta. Siempre tenemos que demostrar estar a la altura. De repente un error se critica más o te juzgan de una manera más dura, o estás siempre bajo la lupa”.
Además, reconoció el peso emocional que eso conlleva: “Uno se exige el doble para no errar, y muchas veces con el miedo de no perjudicar, en mi caso, a mi hermano. Aunque él me ha recalcado muchas veces que mis acciones no tienen por qué afectarlo a él, uno, por el cariño y el respeto a su trayectoria, cree que tiene que cuidarlo mucho más que a uno mismo”.
Vocación y militancia como decisión propia
Aunque reconocen el peso de la familia, todos destacaron que la decisión fue personal. Quintana Puñales subrayó: “Fue una decisión totalmente personal. Si hubo algo que mi madre siempre me remarcó, fue el costo que implica dedicarse a la política”. Antía fue clara: “Nunca existió ni se puso arriba de la mesa en la familia que yo tenga que hacer política”. Botana insistió en que “no hubo ninguna presión familiar. Cero”.
Silvera compartió: “Nunca tuve un momento vocacional específico… la militancia fue una forma de conectar con mi departamento”. Y añadió: “La noche del 27 de setiembre de 2020 salí edil. Esa noche no dormí. Sentí que no había vuelta atrás”.
Legisladores, ediles, coordinadores y más
Otro caso que resonó tras las elecciones nacionales de 2024 fue el de Nicole Salle, diputada por Identidad Soberana que acompaña a su padre, Gustavo Salle, en la Cámara de Representantes.
Además, hay dirigentes jóvenes que siguen el legado familiar desde otros roles. Matías Bordaberry, hijo de Pedro Bordaberry, coordinó el programa de gobierno del Partido Colorado en la pasada campaña electoral. Lo mismo hizo, pero en el Partido Nacional, Agustín Iturralde, que es hijo de Pablo Iturralde, y se desempeña como director ejecutivo del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED).
Otros dirigentes nacionalistas conocidos son Jorge Larrañaga Vidal, senador suplente e integrante del Directorio nacionalista - hijo del exministro y exintendente de Paysandú, Jorge Larrañaga; Santiago Gutiérrez, integrante del Directorio nacionalista, nieto del exdiputado blanco Héctor Gutiérrez Ruiz; y Wilson Ferreira Sfeir, dirigente nacionalista, hijo de Juan Raúl Ferreira y nieto de Wilson Ferreira Aldunate.
En el interior está el caso de Luis Emilio Oliva, alcalde de Casupá en Florida, hijo de Luis Oliva (Partido Nacional) y de Armando Castaingdebat, director de Promoción y Desarrollo en la Intendencia de Flores- hijo del exintendente de Flores, Armando Castaingdebat.
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