Marcelo Secco nació en Montevideo hace 57 años. Es doctor en Medicina y Tecnología Veterinaria por la Universidad de la República y en 2006 ingresó a Marfrig, cuando la firma brasileña hizo su primera inversión internacional con la adquisición de plantas frigoríficas en Uruguay. Además de desempeñarse como CEO de la compañía en el país, es presidente de la Asociación de la Industria Frigorífica del Uruguay.
En medio de una agenda mundial “desafiante”, dirigirse a mercados de nicho es un diferencial que le ha permitido crecer a Marfrig Uruguay, aseguró su CEO, Marcelo Secco. Analizó al país como escenario de negocios y aseguró que, para seguir desarrollando la economía, es clave trabajar en la inserción internacional y reforzar la educación.
—¿Cómo ve Marfrig a Uruguay como escenario de negocios?
—Marfrig es una empresa multinacional y multiproteína con mucha dinámica, porque ha venido comprando y vendiendo activos en el mundo. Por ejemplo, acaba de anunciar una operación que consolida dentro de Marfrig empresas importantes como BRF, que ahora es MBRF. Más allá de ser muy global, la primera respuesta a cómo Marfrig ve a Uruguay es que lo tiene en cuenta. Uruguay fue su primera plataforma de compra de activos a nivel internacional y la primera salida fuera de Brasil. Se ve como un país estratégico en cuanto a la provisión de carne, y Marfrig mantiene vínculos comerciales con empresas locales. Además, sigue compartiendo la visión del Uruguay como un país de dimensión relativa, con un enfoque de nicho, muy fuerte desde el punto de vista de la institucionalidad, y muy alineado a lo que la empresa planifica y quiere, que es atender segmentos de nicho, de marca, y productos con valor agregado.
—¿Qué relevancia tiene el mercado uruguayo para la empresa?
—Marfrig atiende a Uruguay a través de varias carteras de productos: con la carne que produce acá, con presencia de marcas, con carne bovina que importa, y con carne de cerdo, pollo y productos derivados del pollo de la marca Sadia. Marfrig tiene —y va a seguir consolidando— una operación donde combina carne (bovina), pollo, cerdo, procesados como hamburguesas y otros productos que importamos de Brasil.
—¿En qué aspectos considera que podría mejorar el país para impulsar los negocios?
—Uruguay tiene una escala relativa, y es un país con una fortaleza muy importante en su reputación. Pensando en el Uruguay como desarrollador de negocios, creo que nos siguen faltando dos o tres cosas. Una de ellas es cómo mejorar nuestra inserción internacional, un tema de agenda político-comercial. También de qué forma hacer valer nuestro estatus sanitario para seguir ganando reconocimiento. En esa agenda entra la marca país. Uruguay tiene que seguir trabajando en hacerse conocer a través de diferentes canales, tiene que seguir trabajando en su imagen. En esa línea, empresas como Marfrig aportan al crecimiento de la economía y al país, que es lo que hemos hecho. Por eso el nivel de inversiones, acabamos de inaugurar una nueva planta de hamburguesas en Tacuarembó, ademas de las consecutivas inversiones en las plantas industriales desde la llegada de Marfrig al Uruguay. Por otro lado, nos sigue faltando una agenda más positiva que refuerce la educación y formación de nuestra gente. Hay que seguir desarrollando a la sociedad como base. Marfrig trabaja en programas de responsabilidad social tanto en Montevideo como en las comunidades donde está presente, pero es un tema mucho más global. Con cada cambio de administración, la agenda se renueva un poco, pero las empresas necesitamos compartir y participar en una agenda de largo plazo, en este y otros aspectos.
—¿Cómo ve la inserción de los productos locales en el mundo?
—La agenda privada sí o sí tiene que convivir e interactuar fluidamente con la agenda pública. En el sector de la carne eso se ve a través del Instituto Nacional de Carnes, donde está la posibilidad de una interacción permanente con el (Poder) Ejecutivo a todo nivel. Pero se necesita más, porque no solo es la articulación en materia de prospección en el mercado, sino también la articulación para seguir mejorando en competitividad, en los desafíos laborales, de costo, procesos, energía, formación de recursos humanos y en la promoción del país en el mundo. Estos son momentos de una agenda internacional desafiante, pero también están pasando cosas (positivas) como que Uruguay está presente en la Feria de Osaka y el Ejecutivo nos invitó a participar a través de productos emblemáticos como el corned beef, que hacemos en la planta de Fray Bentos. Uruguay tiene que ser inteligente en buscar en esa interacción público-privada y en la agenda pública, el permanente ejercicio de ver cómo mejorar el acceso. Porque nuestra economía crece en la medida en que Uruguay puede crecer hacia afuera y, en consecuencia, desarrollarse también en la interna. Hay que apoyar ese crecimiento interno para seguir siendo un país atractivo para las inversiones locales e internacionales, y a su vez crecer con productos y servicios hacia afuera. Marfrig es una empresa hiperabierta a esas cosas, y Uruguay es un país muy accesible, donde uno puede interactuar fácilmente, y eso es importante. Ahora que estamos con la agenda de los primeros tres meses de gobierno, tenemos que ver cómo se encausa. De nuestro lado, nos van a encontrar ávidos y con las manos abiertas para empujar y sumar a la mejora del acceso internacional, que es una de las claves del crecimiento.
—¿Qué desafíos de competitividad enfrenta hoy la industria?
—Nuestro sector es un gran generador de empleo y tiene el desafío permanente de la agenda laboral, entre otros. La modernización de las relaciones laborales vino para quedarse y tiene que ser adecuada al contexto del país. Estamos expectantes respecto a cómo encarar algunos cambios que esta administración pueda proponer. La competitividad tiene varias aristas: desde la agenda laboral, los costos internos, la revisión de la carga fiscal y la no “exportación de impuestos”. Creo que hay una cierta continuidad (del gobierno) en cuanto a las metas de inflación, pero nos desafía pensar cómo el Uruguay se hace más fuerte frente a sus competidores, ya que no puede ser competitivo por el volumen de venta. La agenda política tiene el desafío permanente, entre otros , de diferenciar a Uruguay para competir. Cada cambio de administración es un momento que revoluciona. Ahora estamos esperando y trabajando en esa nueva agenda para ver si hay elementos que le permitan a Uruguay recomponer su competitividad internacional para toda la cadena exportadora. Uno de los elementos es el tipo de cambio, pero no es el único. También la agenda de acceso es muy relevante: Uruguay paga una tasa de impuestos por acceso muy importante en diferentes geografías, y el trabajo en cada una de ellas suma a la competitividad. Por otro lado, la definición desde el punto de vista del costo laboral, la flexibilidad laboral y las tarifas públicas hacen a la construcción de una mejor competitividad para apuntalar el crecimiento de todos.
—¿En qué etapa se encuentra la negociación de activos con Minerva? ¿Cómo proyecta Marfrig su estrategia a largo plazo?
—Ese es un tema que está todavía en procesos formales de análisis por parte del Tribunal de la Competencia, procesos que terminarán en agosto. Hubo una nueva presentación por parte de quien propone (Minerva) y Marfrig acompaña. Ahora hay que esperar. Nuestra estrategia global de ser una compañía multiproteína con acceso global tiene una magnitud tal que lo que en Uruguay pueda hacerse o no, no altera bruscamente. Lo que pueda ocurrir será un tema netamente de tener otra dinámica en parque industrial, donde seguimos invirtiendo para crecer sin detenernos en estos aspectos prácticos que son parte de la dinámica de empresas globales que buscan mejorar permanentemente.
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