Dirige uno de los principales laboratorios del país y asegura que Uruguay puede ser potencia biotecnológica mundial

Sofía Tedesco, directora técnica de ATGen, colidera la empresa de biología molecular clásica, genética y oncología desde 2017. "Hay que vender más a Uruguay en el mundo", subraya

Sofía Tedesco, directora del laboratorio ATGen.
Sofía Tedesco, directora del laboratorio ATGen.
Leonardo Mainé

Si hay que nombrar una empresa uruguaya a la que la pandemia del Covid-19 le cambió la realidad de un día para otro, seguramente el laboratorio ATGen está entre las primeras menciones. Especializada por entonces en diagnósticos moleculares (PCR), pasó de ser una compañía de 14 personas a tener más de 400 en pocos meses. Con lo bueno que esto conlleva, pero también con los desafíos que supone. Tras superar ese momento de vorágine, y frente al crecimiento de la competencia en ese segmento, el laboratorio reacomodó sus piezas , reformuló su negocio y hoy es una empresa de 50 colaboradores con foco en estudios más especializados en el área de genética y oncología, con énfasis en la oncología de precisión, pero además, con servicios de laboratorio y un cowork donde unas 10 startups de biotecnología dan sus primeros pasos.
Además, en esta nueva etapa, la compañía inició un proceso de internacionalización de sus negocios en la región, principalmente en el área de análisis de laboratorio, donde aún son competitivos, comentó Sofía Tedesco, directora técnica del laboratorio.

Tedesco explica que Uruguay tiene un gran potencial para que transformarse en un referente global de biotecnología, sustentado en la “buena calidad de la ciencia y de los profesionales”, y, sobre todo, con la sinergia que comenzó a surgir con el área de inteligencia artificial (IA). De todas formas, advierte que es necesario promover aún más al país en el exterior para que esto se conozca y así, abrir mercados. También entiende que, si bien existe muy buena tecnología a nivel local en cuanto a estudios genéticos, está “subutilizada” porque “falta más coordinación entre el ámbito público y privado”. “No tiene sentido que en Uruguay estas metodologías estén en cuatro o cinco laboratorios”, indicó.

Fundado en 2001 en la Facultad de Ciencias por los investigadores Carlos Sanguinetti, Paula Tucci, Gonzalo Greif y Juan Martín Márquez, ATGen ha pasado por varios cambios a lo largo de su historia. En 2005 pasó a manos del laboratorio Celsius hasta que, en 2017, fue adquirido por sus actuales socios, Fabricio Sarlos, Andrés Abin y Sofía Tedesco.

Ahora, con la IA como pilar de desarrollo, la empresa enfrenta una nueva etapa con un objetivo claro: «hacer que Uruguay sea potencia en biotecnología».

A continuación, un extracto de la entrevista con Tedesco.

-La empresa pasó por varios cambios en su historia. ¿Cómo se encuentra hoy?
-ATGen era una empresa muy chica que la pandemia potenció. Pasamos de ser 14 funcionarios a más de 400 en un período muy corto de tiempo. Pero también fue un momento de desafío y rearmado de la empresa, porque algo tan específico que hacíamos, como el diagnóstico molecular (PCR), lo comenzaron a realizar muchos laboratorios a nivel nacional y regional. Al crecer la competencia, apostamos a nuevas tecnologías y estudios más especializados. Fueron dos años pospandemia muy difíciles. Ahora estamos con un laboratorio consolidado, con un equipo de 50 personas en forma directa. Seguimos haciendo la biología molecular clásica e incorporamos un área de genética y oncología, que es lo que está en pleno crecimiento. Por ejemplo, En oncología hemos desarrollado diagnósticos que apuntan a terapias personalizadas.. Esto significa que los tratamientos se hacen para actuar sobre determinada alteración molecular en cierto tipo de cáncer. Esto se llama oncología de precisión y está en crecimiento permanente. También tenemos un área de negocios de producción de reactivos de diagnóstico. Actualmente, nuestro principal negocio es la parte del laboratorio de servicios, que es más de un 90% de la facturación. En paralelo, desarrollamos un cowork biotecnológico con el apoyo del Uruguay Innovation Hub y en consorcio con la (company builder) argentina GridX.. En este proyecto ya apoyamos dos iniciativas y hay otras empresas y startups (nacionales y regionales) que se están instalando en el cowork. Algunas solo compran el servicio de laboratorio, otras se instalan físicamente. Tenemos una planta que pueden utilizar con las habilitaciones del Ministerio de Salud Pública y el Ministerio de Ganadería, con certificaciones de calidad. En total, tenemos 10 startups, dos de ellas de Argentina.

En Uruguay crece la sinergia entre biotecnología e inteligencia artificial, y puede haber un espacio para la colaboración entre esas empresas y lograr mejores mercados en conjunto. Acá el potencial es el mercado global.

-Su empresa está en un sector en ebullición, con varias empresas creciendo, pero también con desafíos. ¿Cuáles son los principales?
-Estamos en un ambiente que tenemos que estar permanentemente repensando la empresa. No podemos proyectarnos de acá a más de dos años porque todo cambia muy rápido. La inteligencia artificial también está cambiando este sector. Nos ha pasado de estudiar una tecnología para solucionar algo y al mes aparece otra que es mejor y más accesible. En Uruguay crece la sinergia entre biotecnología e inteligencia artificial, y puede haber un espacio para la colaboración entre esas empresas y lograr mejores mercados en conjunto. Acá el potencial es el mercado global. Además, tenemos otro desafío que es la escala del mercado. En el área de la genética y la oncología molecular, que es donde hoy estamos más enfocados, todos los días hay herramientas nuevas de diagnóstico, de terapéutica. El tema es que están diseñadas para otra escala, para países grandes, y traer esas tecnologías a Uruguay a veces se hace muy costoso. Ahí lo que debemos hacer es trabajar más unidos públicos y privados. No tiene sentido que en Uruguay estas metodologías estén en cuatro o cinco laboratorios al mismo tiempo. Hay que definir bien los roles de cada uno y de esta forma, estos estudios se hacen cada vez más accesibles.

-¿Cómo se podría avanzar hacia una solución en ese sentido?
-Es un desafío que tenemos que trabajar en conjunto. La parte de análisis clínico, genético, oncológico, está pensada para grandes escalas y por eso es importante trabajar en proyectos público-privados. No está bueno que existan varios laboratorios con estas tecnologías tan caras distribuidas por distintos lados, porque se subutilizan. Hay que armar proyectos país donde se concentren y sean eficientes para bajar los costos y hacerlos más accesibles. Se están instalando nuevas infraestructuras en el país que, si logramos acuerdos a nivel nacional, no serían necesarias. Hay equipos que solo prenderlos tiene un costo de US$ 1.500, y eso puede ser para procesar una muestra o 100. Hay que ser más eficientes. Ahora el Ministerio de Salud Pública está empezando a trabajar en estudios genéticos y en consultas genéticas para el PIAS (Plan Integral de Atención en Salud) y creemos que desde ATGen tenemos para aportar.

-Han logrado desarrollar un laboratorio que crece en la región. ¿Qué ventajas ve en Uruguay para que el sector biotecnológico sea competitivo?
-La estabilidad. Estar en un país con reglas claras es importante para los que estamos acá pero también para atraer inversiones, sobre todo ante un momento de volatilidad internacional creciente. Además, Uruguay tiene un excelente nivel de formación científica, hay muchas carreras y otras nuevas formándose en el ámbito de la ciencia. Asimismo, existe infraestructura y tecnología, para desarrollar este sector.

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Foto: Leonardo Mainé

-A nivel país, ¿dónde están los desafíos para desarrollarse?

-Uruguay es un mercado muy chico, sobre todo para empresas de biotecnología y startups, entonces hay que abrir mercados a nivel global. Hay que vender más a Uruguay en el mundo, potenciar la marca país, mostrar lo que se hace acá. Hay un potencial muy grande en bioecnología, y si bien desde las empresas tenemos que salir a hacer ese trabajo, sería importante que eso sea promovido como país.
Otro desafío es que Uruguay es muy caro. Hay laboratorios que se han ido del país por los altos costos. En la región aún somos competitivos, pero a nivel global ya no. En biotecnología estamos apuntando a ser una potencia, pero tenemos otra traba y es que la inversión en investigación sigue siendo baja y no llega al 1%. Es un gran debe país.

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