Es argentino, lidera Scotiabank Uruguay y promueve potenciar el crédito por su rol dinamizador en la economía

Horacio Correge, CEO y country head de la filial local del banco canadiense, destacó la liquidez de la banca y aconsejó duplicar la cantidad de préstamos y que Uruguay se promocione más en el exterior

Horacio Correge, CEO y country head de Scotiabank Uruguay

Con un presente sólido, de crecimiento y liquidez en la banca, Horacio Correge, country head de Scotiabank Uruguay, explica que la posibilidad de dinamizar los créditos estimularía la economía del país, principalmente entre pequeñas y medianas empresas (pymes). Para que esto suceda, propone que el Estado genere una “garantía pública” que permita ampliar el acceso a los préstamos. Por otra parte, si bien reconoce que el país cuenta con excelentes condiciones para hacer negocios y atraer inversiones, identifica que, para que estas oportunidades se concreten, es necesario “mostrarlo al mundo”.
A continuación, un extracto de la entrevista con El Empresario.

-El sector bancario uruguayo vive un buen momento, ¿cómo está Scotiabank?
-Scotiabank es uno de los bancos más relevantes en el mercado local y parte de una gran franquicia canadiense que opera en más de 30 países. Es uno de los 15 principales grupos financieros a nivel mundial, emplea cerca de 90.000 personas, cotiza en las bolsas de Toronto y Nueva York, y tiene grado de inversión. Hace dos años asumió un nuevo CEO que impulsó una nueva estrategia que tiene como uno de sus principales pilares la regionalización. Esto implica unificar sistemas, procesos y modelos de negocios y de atención para capitalizar la sinergia entre los distintos mercados. Por ello, nuestros clientes en Uruguay se benefician de la potencia internacional del banco como en los estándares globales de ciberseguridad. En Uruguay tenemos una operación muy sólida: atendemos a unos 400.000 clientes, contamos con un nivel de patrimonio de US$ 370 millones invertidos en el país y administramos activos por US$ 4.000 millones. Además, tenemos la financiera Pronto!, que atiende a otros 150.000 clientes. Poseemos 26 sucursales físicas y acabamos de inaugurar una virtual, dedicada al segmento affluent (de alto poder adquisitivo). Hoy trabajamos en aumentar la profundidad del vínculo con los clientes, en llevar nuestra propuesta de valor a la integralidad de nuestros servicios. Otro pilar de nuestra estrategia es la segmentación de la propuesta de valor.

Hoy, los bancos deberíamos estar prestando el doble de lo que prestamos. En economías comparables con Uruguay, el nivel de crédito es de 54% o 55% sobre el Producto Interno Bruto (PIB). En Uruguay, está en 27% o 28%.

-¿Qué resultados han obtenido con esta nueva estrategia?
-Hemos crecido. En tarjetas de crédito duplicamos la cantidad en un año. En asistencia para producto automotor, fundamentalmente enfocada en eléctricos e híbridos, en dos años se ha triplicado. Y en hipotecario disputamos el liderazgo de mercado con algún colega. Además, el mes pasado lanzamos nuestro nuevo programa de fidelidad Scotia Puntos y tenemos un acuerdo con Pase Libre. Nuestro foco en los últimos dos años ha estado en la rentabilidad, que sobre patrimonio en vista local es de 20% y sobre activos ponderados por riesgo se ubica en 2,3% o 2,4%.

-Por su tamaño, Uruguay no es el principal mercado de Scotiabank. ¿Cuál es el atractivo de la operación local para el grupo?
-La escala de Uruguay es un problema. Pero el país tiene grado inversor desde 2012, estabilidad jurídica, democracia plena, muy bajos niveles de corrupción y respeto por los contratos. Además, es un ambiente propicio para atraer inversiones porque hay infraestructura como puerto, aeropuerto, fibra óptica, y tiene mano de obra calificada. De hecho, nuestra operación ha sido un semillero de talento; hemos exportado ejecutivos que hoy están en posiciones relevantes en franquicias de Scotiabank. Todo esto ha hecho que haya crecido el valor de la franquicia local. Como no somos de las geografías que mueven la aguja en términos económicos, tenemos que hacer las cosas muy bien.

-Está al frente del banco en Uruguay desde 2018. ¿Cuál es su diagnóstico del sector?
-Tiene características que lo hacen único en la región. En primer lugar, en banca privada, los grupos que operan son en su gran mayoría parte de franquicias de clase mundial, lo que asegura las mejores prácticas del negocio. Además, la banca en Uruguay está con niveles muy sólidos de capitalización y altos niveles de liquidez, por lo que hay apetito por expandir el negocio y prestar. Hoy, los bancos deberíamos estar prestando el doble de lo que prestamos. En economías comparables con Uruguay, el nivel de crédito es de 54% o 55% sobre el Producto Interno Bruto (PIB). En Uruguay, está en 27% o 28%.

Horacio Correge, CEO y country head de Scotiabank Uruguay

-¿Cómo se puede cambiar esa realidad?
-Hay motivos estructurales, regulatorios y de costo. Tenemos que trabajar en una agenda conjunta con el Ministerio de Economía y con el Banco Central para potenciar y dinamizar el crédito, sabiendo el impacto transformador que tiene en el desarrollo de los países. En materia regulatoria, hay que trabajar en el impuesto al patrimonio y las tasas de control regulatorio. Además, los aportes de la banca al sistema previsional son elevados y eso se traduce en un mayor costo y, en definitiva, en un mayor costo del crédito.
Lo otro que hace falta es un mayor nivel de inversiones llegando a Uruguay para que haya demanda por ese crédito. Desde la Asociación de Bancos (Privados) hemos impulsado estudios para ver cómo desarrollar una agenda que dinamice el crédito en Uruguay. Porque si bien ha crecido por encima del PIB, si queremos que el país tenga tasas de crecimiento por encima del 3%, el crédito tiene un impacto dinamizador. Pero hay otro tema: al estar la plaza líquida, los márgenes son muy exiguos y en nuestras decisiones de crédito privilegiamos los mejores riesgos crediticios. Entonces, pensando en empresas que no tengan estructuras financieras tan sólidas, podemos trabajar con el gobierno en garantías estatales para dinamizar el crédito. Hay buenos antecedentes como el SIGA (Sistema Nacional de Garantías) durante la pandemia. Esto puede ser muy positivo en las pymes por el impacto multiplicador que el crédito tiene en esos sectores.
A nivel general, también de puede impulsar el préstamo de consumo, que a nivel bancario viene creciendo. Lo mismo con el préstamo hipotecario y el automotor, ya que hay demanda y pueden seguir creciendo fuertemente. Pero también faltan grandes proyectos para poder volcar fondos que dinamicen la economía. En general, los grandes proyectos de infraestructura en Uruguay han venido con una financiación de la banca asociada.

-¿El empresario uruguayo es proclive a tomar crédito?
-Es históricamente conservador en ese sentido, lo cual, de alguna manera, se traduce en los bajos niveles de morosidad que tenemos en la banca y en el segmento en general. Ahora vemos una oportunidad de la mano de las nuevas generaciones que acceden a puestos de dirección en empresas medianas o familiares. Ellos tienen un nivel de formación que contribuye a optimizar estructuras de financiamiento para dar un empuje al crecimiento de las empresas, que a veces está limitado por no poder acceder al capital necesario para desarrollar una buena idea o un buen modelo de negocios.

-¿Cuáles cree que son los principales frenos que tiene el país para crecer?
-Por un lado, la escala. No tenemos un mercado interno para muchas industrias. Pero además nos hace falta salir a mostrar Uruguay al mundo. Estamos convencidos de lo maravillosos que somos, pero estamos esperando que nos vengan a descubrir. Y nadie nos va a venir a descubrir. En un mundo que es cada vez más volátil y más incierto, una jurisdicción como Uruguay -con reglas de juego claras, infraestructura y capital humano de calidad, que se suma a todos los demás elementos que venimos repitiendo- es una plaza excelente para desarrollar determinadas industrias o actividades. Se están haciendo esfuerzos desde el gobierno, entidades privadas, Uruguay XXI, las cámaras empresariales, pero este capítulo de salir a mostrar a Uruguay como mercado atractivo para inversiones al mundo, todavía está en debate. Chile lo hace, arma en las principales plazas financieras internacionales un “Chile Day” al que van el ministro de economía y a veces el presidente. Hablan con la comunidad de negocios con el objetivo de difundir el país y atraer inversiones.

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