La resiliencia es parte de la aventura emprendedora. Los negocios, como la vida, tienen altibajos. Esta historia sigue ese derrotero y tiene como protagonista a un empresario uruguayo.
Daniel Panedas tiene 55 años, se crió en Montevideo —donde estudió negocios— y se considera «emprendedor de toda la vida». Trabajó en gastronomía, también en marketing para marcas de moda como Mango y Paddock y electrónica como Panasonic, tuvo tiendas de ropa y hasta una línea 0900 de tarot. En los 90 incursionó en discotecas y en el relacionismo público, donde vivió el boom del negocio. Pero llegaron los años 2000 y con ellos, los malos momentos financieros, que significaron una pérdida de US$ 50.000.
En 2001 decidió probar suerte en el exterior para recuperar el dinero perdido y luego volver. Viajó a Costa Rica y a Guatemala. Sin contactos y en una situación de vida «súper adversa» comenzó a trabajar como vendedor de publicidad en una revista.
A fin de ese año volvió a Uruguay por las fiestas con la decisión de instalarse en Guatemala, un «país con una cantidad enorme de oportunidades» y un mercado de 18 millones de personas, cuenta Panedas. De regreso al país se reencontró con una exnovia a la que no veía hacía 12 años, pero con la que mantenía comunicación, y volvió a enamorarse. «Llegué a Montevideo, le propuse matrimonio y se fue conmigo a Guatemala», contó. En 2002 emigraron y allí tuvieron tres hijos.
Panedas cultiva intereses variados, un rasgo que lo ha llevado a incursionar en negocios diversos y a participar en actividades de responsabilidad social empresarial, el mundo del lujo, deportes y geopolítica. «Siempre concebí la vida como ‘sé todo lo que puedas’. Me encanta la adrenalina», dice.
El ascenso
Trabajó para un grupo editorial y, en 2006, abrió su empresa para desarrollar y editar revistas. Lanzó varias publicaciones, consiguió la franquicia de libros en inglés y en 2008 se unió con un socio argentino para crear Grupo Cerca (Compañía Editora de Revistas de Centro América), que durante «la ola de los impresos» tuvo un crecimiento «descomunal», comentó.
La empresa se destacó con revistas de lujo, arquitectura, tecnología y para marcas como Audi. También colaboró con Televisa Publishing (Vanidades, Cosmopolitan y otras) y editó la revista ¡Hola! en seis países.
Junto a su socio, Panedas manejaba el 70% de las acciones. Llegaron a tener oficinas en ocho países y una facturación de US$ 14 millones y un total de 30 publicaciones. En su mejor momento, llegaron los viajes y los eventos de lujo: «un día tenías una fiesta en la casa de Antonio Banderas, otro día estabas probando un Porche en Suecia y al siguiente en un crucero en Singapur. Era una vorágine interminable», rememoró.
Caída desde la cima
Empezó a abrir otras vetas de negocio e incursionó en el rubro inmobiliario, en la organización de eventos junto a las revistas y se acercó a fondos de inversión.
«Llega un momento en el que sentís que las cosas no van a cambiar, que estás en el mejor punto de tu vida. Era todo fantástico hasta que en 2015 empezó el declive del mundo editorial», explicó. La empresa perdió el 50% de sus ingresos en dos años; comenzaron las deudas y los despidos.
Para entonces, el uruguayo había ingresado en otros rubros como calzado y cerámica, y se había acercado a iniciativas de responsabilidad social (fue presidente del Foro Nacional de Responsabilidad Social). En paralelo, gracias a sus vínculos con una destilería con la que había trabajado, se especializó en whisky y comenzó a hacer catas, actividad que mantiene hasta hoy.
Finalmente, ante la eventual quiebra de Grupo Cerca, compró parte de la deuda de la compañía y salió del negocio.
Remonta vuelo
La experiencia en marketing lo llevó, en 2018, a crear Siete Zero, una agencia dedicada a organizar eventos, brindar servicios de creatividad y producción de contenidos. «Somos una agencia de marketing en vivo», explicó Panedas.
Por un lado, la empresa impulsa sus propias actividades y proyectos —como la plataforma Emprendete, con la que fomenta un fondo de inversión para pymes—, y también organiza eventos para grandes marcas. Uno de ellos, que combina su gusto por el whisky y el golf, es un torneo de ese deporte.
En paralelo, creó una agencia de turismo con la que organiza viajes de lujo, en la que sobresale uno con destino a Escocia en el que se visitan destilerías.
Como la montaña rusa, así ha sido su vida empresarial. Y cuando llegó la pandemia, golpeó fuerte a la empresa. A fines de 2020 se separó de su esposa, quien, de común acuerdo, se fue a Uruguay junto a sus hijos. «De golpe, con la empresa llena de deudas, me quedé solo en Guatemala. Fue muy duro. Pero como siempre, no sabemos la fuerza que tenemos dentro», reflexionó.
En 2023 el uruguayo tuvo revancha: el mercado de los eventos reflotó, sus empresas —y él— tuvieron una «resurrección». Con el tiempo, todo mejoró, dice. Hoy mantiene una excelente relación con su familia y comparte su experiencia en conferencias mientras proyecta nuevos desarrollos a nivel personal y profesional.
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