Balanza de pagos es un reflejo del estancamiento

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Foto: Pixabay

TEMA DE ANÁLISIS

El esfuerzo del sector privado lleva un saldo en cuenta corriente superavitario a pesar del fuerte déficit del sector público

Se dieron a conocer los datos de la balanza de pagos de la economía uruguaya con el resto del mundo al cierre de 2019. Era un mundo en el que todavía no se conocía el coronavirus que se estaba gestando y nuestro país mostraba que se seguía debilitando, con un sector privado que se achicaba y un sector público con déficit creciente. Los problemas más importantes parecían ser los que vinieran del lado de la complicada Argentina, en especial el flujo de turismo. Todo eso cambió con la pandemia por el coronavirus.

Para poner una referencia temporal, recién dentro de seis meses vamos a tener información de la balanza de pagos en época de coronavirus, o sea la del segundo trimestre del año. A pesar del rezago, el análisis es pertinente pues permite ver en qué condiciones se encuentra la economía para enfrentar esta pandemia que modificará radicalmente la economía mundial en lo que resta del 2020.

El cierre del año pasado muestra un saldo de cuenta corriente positivo de US$ 471 millones que representa el 0,7% del PIB. Este saldo supera el del año pasado en US$ 373 millones, aunque en la evolución a lo largo del tiempo que se ilustra en el gráfico superior del cuadro adjunto, resulta claro que hace cuatro años se pasó a un nivel levemente positivo y en esa situación nos encontramos estancados. Igual que lo que sucede con nuestro PIB.

Es un estancamiento general de la economía donde hay un leve superávit con el resto del mundo. Sin embargo, este superávit se conforma por un déficit creciente del sector público y un sector privado que sigue ajustando para generar un superávit que compense los excesos de gastos del sector público.

Otro elemento a destacar de la serie del saldo de cuenta corriente que se ilustra en el gráfico superior, es el abultado déficit observado entre 2012 y 2014. Los datos del BCU no van hacia atrás en forma consistente con esta metodología de medición, pero con la metodología anterior también mostraban saldos negativos fuertes desde 2008.

En el último año aumentó el superávit y los principales aspectos que se destacan son la reducción en las importaciones de bienes, que se compensa por una caída en las exportaciones netas de servicios. Un tercer tema a destacar es la reducción en los pagos a factores de producción que se agrupan en el concepto de Ingreso Primario.

En el caso de las importaciones de bienes, la reducción del último año es bastante generalizada, destacándose los suministros e insumos para la industria local, las compras de petróleo y las menores inversiones en maquinaria y equipos. En conjunto, la reducción fue del 5,8%, lo que implica US$ 529 millones menos que un año atrás.

Esta reducción es casi compensada por lo ocurrido con los servicios, donde hay menor cantidad de exportaciones y un incremento en las importaciones. El saldo de comercio de servicios con el resto del mundo bajó en US$ 453, millones porque las exportaciones se redujeron US$ 356 millones con el impacto del menor ingreso por turismo desde Argentina. En particular la temporada turística del verano de 2019 fue inferior a la del año anterior y eso impactó fuertemente en el saldo. Vale la pena recordar que en este análisis todavía no se incluye la reciente temporada de verano ni los impactos sobre la movilidad internacional que está imponiendo la pandemia.

El saldo comercial de servicios empeoró también el año pasado, debido a una suba en las importaciones (US$ 97 millones), principalmente por la salida al exterior de los uruguayos. Uno de los puntos salientes para provocar la salida turística fue el abaratamiento de Argentina, pero también se observó un flujo interesante de viajes al resto del mundo.

En gráfico de la izquierda de la zona media del cuadro se ilustra la evolución de las exportaciones (crédito) y las importaciones (débito) de bienes y servicios en períodos de doce meses móviles. El saldo positivo es muy estable y la evolución es bastante similar, fruto de que para una economía pequeña como la nuestra, todo incremento exportador tiene un correlato importador por detrás.

El tercer tema a resaltar de la cuenta corriente es la reducción en el déficit por concepto de ingreso primario. En esta partida se miden los pagos recibidos desde el exterior por intereses, dividendos y otras remuneraciones de factores de producción y se le restan los pagos que debemos realizar a los no residentes. Como nuestro país es un deudor neto del resto del mundo, tiene esta partida con un signo negativo que refleja que pagamos más de lo que nos pagan.

En el año 2019 el ingreso primario tuvo menos déficit (US$ 339 millones menos que en el año anterior) lo que suma a la mejora en el superávit. Una de las razones para esta variación son los mayores ingresos recibidos por el sector público y el privado por sus colocaciones en el exterior bajo la forma de inversión de cartera. La otra es que la renta a pagar al exterior por concepto de dividendos de la inversión directa en nuestro país fue menor a la de 2018.

En el gráfico de la derecha en la zona media del cuadro se presenta la evolución del saldo de ingreso primario. Es un valor siempre negativo que, en el último año, se fue achicando levemente hasta ubicarse en el orden de US$ 3.000 millones anuales.

Por lo tanto, hay un saldo de transacciones corrientes que es positivo y como consecuencia provoca el ingreso neto de moneda extranjera a la economía. La contracara de este ingreso neto es la salida que se observa en la cuenta financiera y en el rubro de errores y omisiones neto con el que se hace un cierre contable de la balanza.

En la cuenta financiera también hay comportamientos muy diferentes entre el sector público y el privado. Mientras el Estado provoca que ingresen dólares desde el exterior para financiar su déficit, en el sector privado se genera una salida de dólares o sea un préstamo al resto del mundo.
Uno de los componentes del saldo financiero es la inversión directa y en los últimos cuatro años muestran una salida neta de capitales. En 2019 totalizó US$ 472 millones, debido a que es superior la adquisición de activos en el exterior que hacen los uruguayos que las inversiones que hacen los extranjeros en nuestro país.

Con las inversiones de cartera hay un movimiento de fondos que es similar pero de mayor magnitud (US$ 1.174 millones). El factor principal en este caso es el endeudamiento del sector público.

En el último gráfico del cuadro se ilustra la evolución de otro componente importante de la cuenta financiera que son las variaciones en las reservas internacionales del BCU. En el último año se produjo una salida de reservas pero todavía lejos de la magnitud de lo observado a fines del 2015 principio del 2016.

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