Cuáles son las consecuencias de consumir cocaína: desde problemas para respirar hasta paranoia y ataque cardíaco

Más de 60 millones de personas en el mundo son adictas a esta sustancia que no solo impacta en el cuerpo físico sino que también afecta directamente la salud mental.

Depresión, ansiedad
Mujer angustiada en su habitación.
Foto: Freepik.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) unos 64 millones de personas en el mundo tienen trastorno por consumo de cocaína. Hay muchos problemas de salud que dependen del consumo de esta droga. Algunos son:

  • Pérdida del sentido del olfato, hemorragia nasal, daño en la nariz y problemas para tragar (cuando se aspira)
  • Asma, tos, problemas para respirar y un mayor riesgo de infecciones como neumonía (cuando se fuma)
  • Infecciones en la piel o los tejidos blandos, así como cicatrices (cuando se inyecta)
  • Colapso de vena, es decir, que la sangre no puede fluir por ella (cuando se inyecta)
  • Contraer enfermedades como el VIH y la hepatitis C (al compartir agujas para inyectarla)
  • Desnutrición y trastornos del movimiento, incluyendo mal de Parkinson

Las consecuencias emocionales y psicológicas incluyen aumento del disgusto y los estados de ánimo negativos (como signos de abstinencia cuando se distancia su consumo), aumento de irritabilidad, desasosiego, ataques de pánico, paranoia e incluso psicosis, y alucinaciones visuales y auditivas.

También puede causar accidente cerebrovascular, inflamación del músculo cardíaco, deterioro de la capacidad del corazón para contraerse y rupturas aórticas.

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Mujer con dolor en el pecho.
Foto: CCNull.

¿Cuáles son los tratamientos para el trastorno por consumo de cocaína?

No existe un medicamento que pueda ayudar a tratar la adicción a la cocaína. Son, de hecho, las terapias conductuales las que se usan para este fin. Esto puede incluir:

  • Incentivos motivacionales: programas que utilizan un sistema basado en bonos o premios que recompensan a los pacientes que se abstienen de consumir cocaína y otras drogas.
  • Terapia cognitivo-conductual: ayuda a los pacientes a desarrollar habilidades críticas que apoyan la abstinencia a largo plazo, como reconocer las situaciones en las que hay más probabilidad de consumir cocaína, y cómo evitarlas.
  • Comunidades terapéuticas: residencias libres de drogas en las cuales personas adictas se recuperan mientras se ayudan mutuamente a comprender y cambiar sus comportamientos.

Sofía Gómez, El Tiempo/GDA

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